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EN LA PAZ DEL SEÑOR DESCANCE QUIEN SE QUEDO EN BARRANQUILLA PARA SIEMPRE EN LAS ENTRAÑAS DE SU TIERRA. GRACIAS POR SUS CANCIONES ALUSIVAS A LA TIERRA BARRANQUILLERA. ¡GRACIAS JOE........!¡PAZ EN SU TUMBA.... !.

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QUMRÁN.arenosa Bienvenido.Barranquilla se convirtió en el refugio predilecto para judíos, alemanes, polacos e italianos, adicionalmente, por los conflictos en el Medio Oriente.En la ciudad también habitan muchos venidos de Arabia Saudita, Turquía y Líbano. La última masa migratoria ha sido desde China. Del sur del país, en la ciudad viven muchos santaderenos y antioqueños---- Hay cinco carnavales con la categoria de Patrimonio de la Humanidad en el mundo, los de Oruro (Bolivia), Barranquilla (Colombia), Binche (Bélgica), Drametse (Bután) Makishi (Zambia) y San Juan de pasto (Colombia)..¡.Brindo un previo homenaje a la ciudad que me vio nacer y crecer, por sus 198 años de historia desde el 7 de Abril de 1813. Dios Bendiga y continué prosperando a sus hijos(as) tanto naturales como adoptivos en todas las colonias. o domesticas o foráneas. Somos una amalgama étnica cultural, con una identidad común, ser barranquilleros. Somos una fuente de información con formato y estilo diferente
¡Bienvenido a Barranquilla la cuarta ciudad del país,con más de 30.000 hectáreas cuadradas en el casco urbano . su nombre original fue barrancas de san nicolas. Es una de las ciudades más jovenes y cosmopolítas de Colombia.Tiene uno de los sectores residenciales màs grande y elegante de Colombia llamado El Prado.El cementerio màs grande de la patria llamado Cementario Catòlico Calancala el cual separa a los barrios de San Felipe, Los Pinos,Lucero y Chiquinquira. * Cuna de la aviación civil en Colombia. * Primera ciudad en transporte marítimo y fluvial. * Recibe el primer teléfono en Colombia. * Crea el primer puerto en el país. * Crea la primera compañía de servicios públicos (Telefonía). * El muelle de Puerto Colombia fue el segundo más largo del mundo en su época. * Se crea el primer hotel turístico en Latinoamérica (Hotel del Prado).

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2008 año de consolidación de la inversión para el Atlántico



Por Jorge Montaño

El 2008 definitivamente se convirtió en el año de consolidación de la inversión para el Atlántico, según las cifras de la agencia ProBarranquilla.

Este año se ejecutaron 61 proyectos, 35 de ellos nuevos, y 26 que llevaron a cabo ampliaciones y ensanches.

Todos esos planes permitieron ejecutar inversiones por 221 millones de dólares, 50 millones de dólares más que en el 2007, cuando llegó a 171 millones de dólares.

Para la directora ejecutiva de la agencia de inversiones, Ta-tyana Orozco, este resultado es una demostración del trabajo conjunto del sector privado y público, que están marchando al mismo norte.

El 53% de los proyectos empresariales establecidos este año en la ciudad son colombianos, el 22% es capital que procede de América Latina, el 12% de Estados Unidos y un 10% proviene de Europa.

Esto permitió la generación de 3.500 más entre directos e indirectos frente a 2.650 que hubo el año pasado.

El sector metalmecánico marcó la diferencia en la inversión. Representó el 17% de la misma. Le siguió el turístico con el 22%, el logístico con el 11& y el químico con el 8%.

La Cámara de Comercio dice que este año el número de sociedades aumentó. Se pasó de 1.062 en el 2007 a 1.749 en el 2008, lo cual corrobora la llegada de mayor inversión.

ProBarranquilla apoyó a más de 180 empresas con interés de invertir en el Departamento.

Fruto de ese propósito, para los próximos dos años están confirmados otros 53 proyectos, 52 de ellos que deben plasmarse en el 2009 y uno en el 2010. Este último es la siderúrgica que lideran las empresas Votorantim y Acesco.

Se estima que las inversiones estarán en el orden de los 2 mil millones de dólares.

En el 2009, la tarea estará enfocada a seis sectores: metalmecánico, químico, materiales para construcción, logística, turismo y outsourcing.

Y aunque a la vista está una crisis mundial, la agencia de inversiones destaca que lo más importante es que ninguno ha sido aplazado en su montaje porque no existe financiación externa para ninguno de ellos.

Para la vocera de la agencia de inversiones, el lunar sigue siendo la mala infraestructura vial para la competitividad, por lo que se espera que se cristalicen los planes anunciados.

Las que llegaron en el año

Las empresas apoyadas este año por ProBarranquilla para que se instalarán en la ciudad son: Alfacer, Alpeadría Colombia. Centro Comercial Único, Centro Comercial Palmas Mall, Cocinar, Codiaceros, Colliers Internacional, Copacking Andina, Corporación Triangular, Depanas, Durman, Fosterforms, Fusobron, Hansecol, Kreativa, Millenium, Platería Argentaria, Promocom, Reacondicionar, Rotary Drilling Tools y Zona Franca La Cayena.

Otras compañías que se establecieron en la ciudad fueron: Agofer, Attmósfera, Budget, Celio, Centro Comercial Royal Washington, CMA-CGM, Coldwell Banker, EPK, Hamburg Sud, Hapag Lloyd, Turismark Aciba, Localiza, Terramag y Paneltec. Las empresas nuevas están dedicadas a la parte comercial, servicios e industria y quieren aprovechar la plataforma de Barranquilla.

Jacqueline Donado, periodista nacida en Barranquilla

El libro está publicado por la editorial independiente Book Press NY. El volumen contiene una de las más serias investigaciones periodísticas que se han hecho sobre la otra cara de Willets Point. El drama que viven cientos de familias hispanas, la angustia de inmigrantes indocumentados, en su gran mayoría procedentes de Ecuador y México y la tenacidad de hombres y mujeres que, trabajando en las peores condiciones, han superado todos los obstáculos posibles y hoy son ejemplo de superación.

Narra la cara oculta del Triángulo de Hierro. Cuenta la historia de la transformación de un vertedero de basuras a un vecindario dedicado a los talleres de mecánica y metalurgia. En el libro ‘Willets Point: el jardín de las cenizas’, los lectores encontrarán entrevistas, personajes, hechos, citas, recuerdos, que forman parte integral de un sitio que, a simple vista, no parece estar en Nueva York.

Jacqueline Donado, periodista nacida en Barranquilla, Colombia y radicada en los Estados Unidos desde 1985, vierte sobre las páginas del libro las verdades ocultas a pocos pasos de la civilización, del desarrollo y de la pujanza de una ciudad que como Nueva York, le dio la espalda al sitio que, colindante con el antiguo Shea Stadium, el parque de pelota de la novena de las Grandes Ligas, los Mets, está a punto de desaparecer.

‘Willets Point: el jardín de las cenizas’’ es la apertura hacia el cambio, hacia la transformación, con un contenido humano, cuyas páginas el lector devorará y en ellas se deleitará al advertir en profundidad algo desconocido por propios y extraños.

Este libro será un documento para la historia, para que cuando el sector resurja de sus cenizas, ciertamente nadie olvide que allí convivió la pobreza, el desaseo, el hambre, el trabajo para sobrevivir, la crudeza que más de un hombre y una mujer de Nueva York padecieron.


La obra requirió un capítulo especial sobre su documentación gráfica: más de 25 fotos de Nereo presentan la semblanza de los trabajadores de Willets Point, el deplorable paisaje y la ternura de Romeo. El libro entre la periodista Donado y el fotógrafo Nereo posee los méritos de un auténtico y excepcional reportaje gráfico. Más información en: www.newyorkbookfairexpo.com

Shakira latina a mover sus caderas frente al recién electo Presidente


Shakira
Shakira ha encantado a millones de hombres con el sensual movimiento de sus caderas, pero tal parece que sucumbió a la seducción que provoca tener unas bubis perfectas, por lo que según versiones, ella se habría operado el busto. 
La colombiana siempre estuvo en contra de las cirugías estéticas; incluso en el tema Suerte, el cual dedicó a su novio Antonio de la Rúa, la estrella pop cantaba: "Suerte que mis pechos sean pequeños y no los confundas con montañas". 
Es más, en alguna oportunidad, Shakira dijo a un magazine que las cirugías estéticas no le llamaban la atención, pero tal parece que eso es cuestión del pasado. 
De acuerdo con el programa de televisión Vía Rosa, hace algunos meses la sudamericana se habría operado las bubis en una clínica de Los Ángeles. 
Se dice que fue el doctor Robert Rey, conocido como el Dr. Hollywood, quien habría sido el encargado de operar a la luminaria, ya que es uno de los mejores cirujanos de Beverly Hills. 
Hasta el momento todo son especulaciones en torno a la nacida en Barranquilla, pero lo que es una realidad.

Protestará con Obama 
Shakira ha sido invitada para actuar en la toma de posesión, en enero, de Barack Obama, presidente electo de Estados Unidos. 
De acuerdo a varios medios electrónicos estadounidenses, la intérprete de Hips don`t lie es la única latina considerada para tal acto. 
"Es un honor para mi el recibir el apoyo de alguien con tanto talento, y de una artista tan generosa", habría declarado el futuro Presidente de Estados Unidos, tras recibir durante su campaña electoral el apoyo de la colombiana. 
No obstante, la también cantante Beyoncé Knowles al parecer ha expresado el interés de sumarse al triunfo de Obama y de participar en la misma ceremonia. 

AGRADECIDO 
Días después de resultar electo, Barack Obama emitió una carta de agradecimiento a las personas latinas que lo habían apoyado, incluyendo a personalidades como Eva Longoria y Shakira. 


PRESIDENTE 
La colombiana será la única intérprete latina en mover sus caderas frente al recién electo Presidente de 

los ejecutivos e ingenieros de las empresas mineras viven en Barranquilla


En 1950, todavía como parte del Departamento del Magdalena, el Cesar tenía un ingreso por habitante similar al promedio nacional. En 2006 el mismo indicador es de 73%. El habitante del Magdalena está peor: cuenta hoy con sólo el 52% del producto del colombiano medio.

En los últimos 10 años el producto del departamento se ha ampliado mucho gracias a la minería del carbón pero en términos del ingreso departamental —restados las ganancias de las empresas mineras, los impuestos nacionales, la remuneración de los ejecutivos e ingenieros que viven en Barranquilla— el impacto es menor en cerca del 40% del valor minero. Lo que le queda a los habitantes de la región son los ingresos de los contratistas locales, los de la mano de obra que viven ahí y las regalías que recibe el departamento y los municipios adyacentes a las minas.

El Cesar ha pasado por varias bonanzas que han acabado mal; cada una de ellas dejó al menos un barrio bonito y arborizado en Valledupar. La primera, impulsada por un auge mundial, fue la del algodón que fue expoliada en parte por los textileros que conformaban un monopolio de compra de la fibra que se llamaba Diagonal y que lograba que el gobierno prohibiera las exportaciones, revaluara el tipo de cambio e impusiera precios bajos al sector. El contrabando, por su parte, frenaba la industrialización de la región que debía utilizar los insumos caros de la industria protegida del interior. Los mismos algodoneros no se pusieron impuestos para financiar la investigación agrológica que los proveyera de métodos y variedades adaptadas al medio ambiente, de tal modo que las plagas terminaron por arrasar con la bonanza del oro blanco.

Más adelante el Cesar, junto con La Guajira, fue el teatro de la bonanza marimbera que financió el contrabando y se disipó en consumo suntuario. Las luchas entre los clanes que intermediaban el tráfico ilegal multiplicó la violencia, hasta que los Estados Unidos hicieron una substitución de importaciones con variedades de mayor contenido alucinógeno que las locales.

Otras bonanzas han sido disfrutadas por la ganadería con sus exportaciones masivas hacia Venezuela y por la palma africana que se cultiva en San Alberto. En cada una de ellas, y lo mismo está sucediendo frente a la bonanza del carbón, la dirigencia cesarense no se ha organizado para sembrarlas y para orientar el desarrollo de la vocación agroindustrial que tiene el departamento.

En el tema de las regalías hay despilfarro: entre 1995-2005 se han pagado $750.000 millones, lo que da $829.000 por cada habitante, mientras que el índice de Necesidades Básicas Insatisfechas cubre al 45% de la población. En 2006, cada habitante debió usufructuar $118.500. También las transferencias de la nación han sido apropiadas por grupos ilegales. Hay evidencia de una enorme pereza tributaria.

El investigador Jaime Bonet, del Centro de Estudios Regionales de Cartagena, propone que parte de las regalías se destinen a modernizar la administración pública de departamentos y municipios del país para que cuando se acaben las bonanzas por lo menos subsista el Estado a nivel local y departamental. Así sus habitantes podrán resolver sus problemas y enfrentar mejor el futuro.

Gabo se mudó con sus padres a Barranquilla


En un pequeño pueblo de la costa atlántica de Colombia llamado Aracataca, nació un domingo 6 de marzo del año 1927, uno de los más grandes exponentes de la nueva literatura latinoamericana. Un hombre que consagraría sus estudios, sus experiencias y su vida al servicio del periodismo, las leyes y las letras.

Conocido en el ámbito familiar como Gabito (hipocorístico guajiro para Gabriel), posteriormente un compañero del diario bogotano El Espectador, José Salgar, lo llamaría Gabo, para dar un seudónimo de conocimiento mundial al periodista y escritor colombiano Gabriel José de la Concordia García Márquez.

Fue criado por sus abuelos maternos, el coronel Nicolás Márquez y Tranquilina Iguarán, en Aracataca, pero a la muerte de éste,  para culminar sus estudios de secundaria. Luego en Bogotá, comenzaría una carrera en Leyes y Ciencias Políticas en la Universidad Nacional de Colombia que más tarde abandonaría para trabajar como columnista y reportero en el diario El Heraldo, a finales de 1949.

Años después, se desempeñó en Bogotá como reportero y crítico de cine, trabajando para El Espectador.

Tuvo dos hijos con su esposa Mercedes Barcha (Rodrigo y Gonzalo), con la que el 22  de marzo de 2008 Gabriel García Márquez celebró sus bodas de oro.

Su amistad con Ernesto "Che" Guevara, vino con el triunfo de la revolución cubana, tras lo cual se fue a trabajar a La Habana en la agencia Prensa Latina, creada por el gobierno cubano.

Como corresponsal de Prensa Latina en 1961, vivió en Nueva York, hasta recibir críticas y amenazas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), la cual atacó duramente su trabajo periodístico, así que decidió instalarse en México.

Cien años de soledad, ha sido la obra más celebrada y reconocida del escritor, la cual vio la luz en 1967. La novela es considerada un gran referente del Realismo Mágico, y cuenta la historia de la familia Buendía en la fantasiosa localidad de Macondo.

A partir de 1975, García Márquez vivió entre Cartagena de Indias, La Habana y París, pero desde 1981, ha residido permanentemente en México.

La Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), llegó en 1994 de la mano de sus fundadores García Márquez, su hermano Jaime y el abogado Jaime Abello. El propósito de esta institución, es que jóvenes periodistas puedan aprender con maestros del oficio como Alma Guillermo Prieto, Javier Darío Restrepo o Jon Lee Anderson, en busca de renovar sus vocaciones y aprender a hacer un mejor y moderno periodismo.

Según la opinión del geógrafo y crítico literario Wolfgang R. Vicent V., quien a su vez funge como Director de los Servicios Técnicos de la Biblioteca Nacional de Venezuela, los aportes más resaltantes de Gabriel García Márquez hacia la literatura latinoamericana, tienen que ver con el hecho de haber convertido en "universales las cosas cotidianas que le pasan o le han contado a cualquier latino en su terruño, el haber conjugado la fantasía, la realidad y la historia y haber construido con una prosa sencilla pero muy culta a la vez, sentimientos y pasiones que los latinos tenemos en lo más profundo de nuestro ser, y que ese sentir nos represente a todos los que vivimos en torno a esa maravilla que es el mar Caribe".

Vicent, destacó en entrevista exclusiva para la página web de Telesur,  que "la técnica narrativa y el poder de transportarnos a esos mundos tan maravillosos, tan reales y tan mágicos que nos absorben en esas sabrosas y cautivantes lecturas, ese inmenso poder creativo de García Márquez de mostrarnos las cosas interpretadas a su modo que es nuestro modo, es su gran aporte".

Por otro lado, El Gabo, ha demostrado un profundo interés en el cine, logrando participar desde muy joven en la realización de numerosas producciones, entre ellas, su primer cortometraje surrealista "La langosta azul".

En 1950, cursó estudios en el Centro Sperimentale Di Cinematografia di Roma (Cinecittá), teniendo como condiscípulos al argentino Fernando Birri y al cubano Julio García Espinosa, quienes más tarde, serían considerados fundadores del llamado Nuevo Cine Latinoamericano.

Desde 1986, García Márquez ejerce como presidente de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano con sede en La Habana. En ese mismo año, funda, junto a Fernando Birri y Julio García Espinosa y apoyados por el Comité de Cineastas de América Latina, la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños en Cuba.

El escritor colombiano ha dedicado a la institución tiempo y dinero de su propio bolsillo para apoyar y financiar la carrera cinematográfica de jóvenes provenientes de América Latina, el Caribe, Asia y África.

En 2006, fue llevada a la gran pantalla su obra "El amor en los tiempos del cólera", escrita en 1985, con guión del sudafricano Ronald Harwood y bajo la batuta del director británico Mike Newell. Se grabó en Cartagena de Indias.

La historia de los inmigrantes a Colombia comenzó con la llegada de árabes a Barranquilla


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Extranjeros en Colombia
Colombia: Tierra de oportunidades

Los extranjeros que han hecho de Colombia su segunda patria coinciden en afirmar que el país ofrece un inspirador ambiente para hacer negocios y una calidad de vida excelente.

Cerca de 40.000 extranjeros que llegaron al país en los últimos años por diversos motivos decidieron quedarse a vivir en Colombia, montaron sus propios negocios y algunos se han convertido en grandes empresarios. Hoy, según afirman, viven orgullosos del éxito que están alcanzando.

Jacques Anento llegó de Francia hace 22 años para realizar sus prácticas laborales en una agencia de viajes colombo francesa. Anento estudió ciencias económicas, ciencias sociales, diplomacia y administración y finanzas; por ello, su visión era poner a prueba sus conocimientos en países en desarrollo y aplicar nuevas metodologías de trabajo antes de regresar a su país. Eligió Colombia porque le parecía todo un reto llegar a un país donde, según las noticias internacionales, no había mucho por hacer. "Me decían que la inseguridad era terrible y que no era fácil vivir aquí", comenta. A los pocos meses se enamoró de Colombia y decidió quedarse en el país, montó una panadería y hoy se da el lujo de recibir en ella a políticos, empresarios y personas con alta influencia en el país.

Si bien la historia de los inmigrantes a Colombia comenzó con la llegada de árabes a Barranquilla, el interés se extendió a procedentes de China, Europa, Estados Unidos, Canadá, Perú, Chile, México y Japón, entre otros. Los colonos coinciden en afirmar que Colombia es un destino 'mágico' no sólo por su posición geográfica, que facilita las exportaciones a cualquier lugar del mundo, sino por la calidad de los profesionales en salud y cultura; por los recursos naturales y especialmente por la calidad y el compromiso de la gente.

Ellos, en su mayoría, se caracterizan por venir de países donde no es muy fácil hacer amigos pero donde hay una cultura muy desarrollada para hacer negocios y sacar adelante cualquier tipo de proyecto, por difícil que parezca. Es por esto que empresarios como Luc Gerard, expresidente de Philip Morris; Andreas Lorenz, exgerente de BDF; Patricio Stocker, exgerente de Chrysler Colombia; William Shaw, expresidente de British Airways; Hernán Tórres, exgerente de Bumeran.com y Salud Hernández, exgerente de Burson Marsteller, por mencionar los de más alto reconocimiento entre los colombianos, decidieron quedarse a hacer negocios en Colombia una vez entregaron sus cargos en las multinacionales que los trajeron al país.
Negocios por explotar
Patricio Stocker llegó en 2000 como presidente de DaimlerChrysler Colombia y una vez terminó su labor en esa compañía, este argentino-alemán decidió quedarse en Colombia debido a que lo impactó el crecimiento económico que empezó a tener el país y por las crecientes posibilidades de hacer negocios. Al respecto, afirma que en Colombia hay un potencial en todos los campos y no ha sido desarrollado lo suficiente: "yo decidí crear una empresa de consultoría para la gestión del conocimiento y asesorar empresas para que encuentren la información que necesitan en el momento adecuado y así puedan apoyarse para la toma de decisiones". Resalta además que el éxito de un negocio en Colombia radica en entrar en un sector poco competido, en tener claro lo que se quiere y en lograr la afinidad con los clientes, aspectos en los que se ha concentrado.

Una historia similar vivió Agustín Ailagas cuando un amigo suyo del banco Bilbao Vizcaya lo invitó a pasar vacaciones en Colombia a finales de 1997. Aunque al principio tenía miedo de venir, pues la imagen de Colombia en el exterior no era la mejor, su percepción del país cambió una vez pisó territorio colombiano y poco a poco comenzó a descubrir que el país tiene bondades que a veces ni los mismos colombianos son capaces de descubrir. "Es perfecta para hacer negocios", pensó. Hoy afirma que en el país "no hay una masa económica emergente y no tiene un ciclo económico tan agotado como otros países, algo que hay que aprovechar". Regresó a los pocos meses con la idea de montar una empresa comercializadora de productos para la construcción, a los tres meses abrió una pequeña tienda al norte de Bogotá y comenzó el negocio Obiprosa Colombia S.A. con cuatro empleados y un capital de US$100.000. Hoy, este hombre de negocios emplea a 300 personas y factura alrededor de $50.000 millones al año.

El alemán Lutz Goyer llegó de Guatemala en 1981 como gerente de la división industrial para Colombia de la multinacional alemana Hoechst. Luego de tres años se fue del país con una percepción positiva de Colombia, por lo que decidió radicarse definitivamente en el país en 2005, después de haber regresado por trabajo en dos oportunidades más. La decisión la tomó por considerar que la economía colombiana ofrece grandes oportunidades de negocio, "por ejemplo, Medellín y Barranquilla son dos ciudades clave para hacer cosas", afirma. Sus inversiones hasta la fecha han estado orientadas a la finca raíz, apoya a Fundación Social y trabaja en proyectos con la Andi, mientras mira el panorama económico para descubrir nuevas cosas por hacer.

No solo el desarrollo de nuevas empresas ha motivado a muchos para quedarse, hay quienes deciden radicarse por las posibilidades de abrir negocios de sus lugares de origen. En este sentido apunta la historia del español Roberto Cocheteux, quien a los 24 años hizo su primer viaje al país como gerente para Latinoamérica de Hymexco S.A., empresa española de comercio exterior con sede en Quito. "Me atraía mucho la región porque mi abuelo había nacido en Chile. Este gran interés por Latinoamérica me llevó a trabajar para ella desde España y aunque mi intención inicial era quedarme sólo cinco años, llevo ya más de 30 en Colombia", afirma.

Cocheteux llegó a Colombia para abrir la filial de la Organización Sanitas Internacional, empresa de la cual es fundador. Hoy la organización tiene EPS, medicina prepagada, red de Farmasanitas y muchos proyectos de crecimiento en el país. "Me casé con una colombiana y aquí nacieron mis tres hijas. En ocasiones bromeo diciendo que en mi caso no vine a conquistar Colombia sino a ser conquistado. Lo cierto es que decidí solicitar la nacionalidad colombiana a mediados de 1996, haciendo de Colombia mi proyecto de vida, sin renunciar a mis raíces españolas", afirma. En materia de negocios dice que muchas ciudades tienen potencial: "me llama la atención la firmeza de los santandereanos, la fuerza de los llaneros, la iniciativa de los paisas, la habilidad de los caleños y el sentido universal de los costeños".
Ambiente propicio para quedarse
Hernán Torres llegó de Argentina como gerente de la empresa Bumeran.com, un portal argentino de empleos con proyección de crecimiento en Colombia. Contrario a lo que esperaba, encontró un país colmado de planes y proyectos en todas las industrias y "con una intención y decisión de abrirse un nuevo camino en los negocios internacionales y con una avidez de crecimiento sin precedentes frente a otros países donde también me tocó expatriarme", expresa. Lo que más impacto le causó a Torres fue el nivel de educación, las ganas de crecer y el deseo de aprender: "me presentaron una Colombia proactiva que la construye la gente", agrega. Hoy, Torres está al frente de Dridco, empresa argentina cuyo concepto está desarrollando en el país.

Otro español que encontró su segundo hogar en Colombia es José María Bustillo, consultor español y ex presidente de Unión Fenosa en Colombia, posición desde la que asumió la operación de las electrificadoras ElectriCosta, Electricaribe y Epsa. Este gallego pensaba que su cargo de ejecutivo expatriado podría tomar un par de años en Colombia, sin embargo, reconoce que la calidad de la gente, la cultura y sobre todo el haberse enamorado de una cartagenera, lo motivaron a acoger a este país como su segunda patria. Por eso, orgulloso, cuenta que recibió la nacionalidad colombiana hace cerca de un año, de las propias manos del presidente Álvaro Uribe. Tras terminar el encargo que le había hecho Unión Fenosa en Colombia, a finales de 2007, decidió quedarse en el país y seguir vinculado con la compañía energética española como integrante de la junta directiva. "Mi visión de Colombia es excelente, cuando estoy fuera siento que debo volver al país. Dentro de toda América, siento que Colombia es uno de los principales referentes", afirma Bustillo. "Quiero trabajar en Colombia", dice al explicar por qué decidió montar, junto con otros socios españoles, una empresa de consultoría a partir de la cual buscan asesorar empresas de distintos sectores en temas energéticos, en los que es un experto.

"Encontré un país en vías de desarrollo con una calidad humana encantadora. Me impresionaron dos cosas: la cantidad de mujeres trabajando en puestos importantes, especialmente en el sector financiero, y la cantidad de líderes políticos tan preparados frente a otros países de América Latina", afirma la española Salud Hernández. Y agrega que en el plano profesional descubrió que en Colombia se trabaja con calidad: "el nivel de estrés en Madrid es muy grande y tú tienes la sensación de no terminar jamás". La exgerente de Burson Marsteller dice además haber encontrado en el país un espíritu de servicio y una joya geográfica apta para todo tipo de negocios: "no hay otro país que se pueda comparar con Colombia en paisaje y recursos naturales, tampoco es fácil encontrar un recurso humano tan agradable como el que tiene Colombia", agrega.
Calidad de vida que atrae
William Shaw recuerda que llegó a Bogotá el 28 de enero de 1998 como gerente de ventas de la aerolínea British Airways. Tenía entonces 25 años y aunque todo el mundo le había advertido que en Colombia iba a encontrar inseguridad, guerrilla y narcotráfico, decidió darse la oportunidad de conocer un país del que para entonces conocía muy poco. "La primera semana en Bogotá pensé: este país no puede ser tan malo como lo pintan y después comprobé que los que hablaban mal de Colombia lo hacían por ignorancia", afirma Shaw. Para enero de 2004, cuando se fue del país nuevamente trasladado por su aerolínea a Estados Unidos, había cambiado radicalmente su visión sobre Colombia, al punto que decidió que algún día tendría que volver porque encontraba agradable el clima, el paisaje, la cultura y, sobre todo, porque las oportunidades para hacer empresa eran inmensas.

A mediados de 2008 Shaw regresó al país para montar una empresa en el sector de turismo y aprovechar los conocimientos que obtuvo en su cargo y en su especialización. "Decidí regresar a Colombia para ver qué oportunidades podía encontrar y encontré que en los últimos cuatro años hubo cambios muy importantes. Ahora hay una gran cantidad de turismo internacional, el número de viajeros crece a una tasa anual del 15% y el turismo nacional también está en auge, lo que implica que hay oportunidades interesantes en temas de infraestructura turística, hotelería y con un recurso humano muy bien formado, por lo cual siento que en este momento las oportunidades son mayores para mí en Colombia que en cualquier otro lugar del mundo", explica. Sus recorridos por todo el país le han permitido conocer expresiones culturales que destaca, como los festivales de coleo en el llano, el festival de música vallenata y el Carnaval de Barranquilla. De hecho, se precia de ser un gran aficionado a la música vallenata. "La rumba en Colombia es también un tema clave. Es muy distinta a la que uno puede encontrar en Estados Unidos o en Inglaterra. En Colombia este es un tema muy poderoso en la cultura porque la fiesta empieza cuando llegan todos y termina en la madrugada, cuando el último se va para su casa", afirma.

El empresario chileno Alejandro Bustos, presidente de Golden Cross, llegó a Colombia en 1995 y decidió quedarse en el país luego de la venta de la compañía que lo trajo porque, según afirma, se había enamorado del país. Entre los temas que más le gustan del país están la calidez de su gente, la variedad de climas, sus paisajes y las oportunidades que se abren para todos. "Me sorprende la alegría de vivir de la gente, todo el mundo tiene una razón para estar contento, son muy alegres pese a las dificultades", explica. Cree además que en términos generales Colombia es un buen país para vivir por la oferta gastronómica y cultural y porque tiene buenas condiciones en materia de educación, con una oferta adecuada de colegios y universidades y en salud, cuyo desarrollo ha sido muy importante.

"Yo no elegí llegar a Colombia, soy el típico caso de empleado de una multinacional que estaba al otro lado del mundo, en Nueva Guinea, y fue trasladado a este país para desarrollar una operación de un banco internacional", explica David Hutchinson, expresidente del Banco Anglocolombiano, quien llegó en 1989 y, tras su jubilación, decidió quedarse. Aunque tenía experiencia como ejecutivo expatriado y había aceptado vivir con su familia fuera de su natal Londres, su llegada a Colombia lo convenció de que éste era el país donde quería quedarse. "Hoy en día Colombia es más conocido internacionalmente, pero hace 20 años era un país desconocido, incluso el tema no era tanto la violencia, sino que no figuraba mucho en el radar internacional".

En cuanto a la gente, Hutchinson afirma que en Colombia se nota disposición, "este es un país echado para adelante, donde nadie cree que la inseguridad es un impedimento para trabajar, la inversión fluye y está motivando un impulso en todas las actividades económicas". Dice que él y su esposa están enamorados del país por la comida, porque tienen buen acceso a salud y muchas cosas para hacer, "nosotros pasamos fines de año en Cali, con orquestas, en medio de fiestas donde la gente baila y se divierte y eso lo contagia a uno", afirma.

La calidad de la educación, los servicios de salud, el capital humano, el clima, la cultura y la gastronomía, entre otras, así como el potencial de desarrollo de negocios atrae cada vez más y más extranjeros. Incluso con los tiempos difíciles en materia económica que comienzan a sentirse en el mundo entero, los extranjeros que han decidido quedarse no sienten amenazado su futuro porque consideran que en Colombia las oportunidades abundan y es mucho lo que falta aún por hacer.

Cortesia Com.Dinero

La cultura salsera barranquillera


Foto: Carlos Capella

Con el reconocimiento de La 100 como un sitio tradicional de salsa en el barrio Rebolo, la Alcaldía Distrital, por medio del Instituto Distrital de Cultura y Turismo, sigue impulsando el Proyecto Inventario Cultural y Turístico: 'Circuito Salsero Ralphy 100'.

El proyecto lanzado el 5 de julio de este año, busca indentificar los espacios culturales de la ciudad; aquellos que han aportado a la identidad y a la cultura salsera barranquillera.
Sitios como El Barrio, La Troja, Rancho Currambero, la Isla Antillana, Salsa 8, Taboga, entre muchos otros, hacen parte de esta ruta salsera.


El proyecto inició con el reconocimiento a Rafael Figueroa Lindo, conocido como 'Ralphy 100', quien en los 70' puso de moda la 100, como uno de los sitios claves de la salsa.

Lugares:

En esta primera etapa del del Circuito Salsero, se han registrado 42 lugares. Algunos de ellos, son: Salsa 8, La Troja, Apolo 8, El Palacio de la Salsa, El Recuerdo, El Callejón, Taboga de la 21, El Gran Rey, Recordar es vivir, El Rincón Latino, La Isla Antillana, El Barrio, Salsa Brava, La Hoja, La Cien, Salsa Estrella, La Charanga, Cheché Colé, Salsa Estrella, La Quinta Estrella, Rico son, entre otros.

El hombre Heriberto Fiorillo otro Escritor Barranquillero

El hombre que murió en el bar narra la historia de Heriberto Fiorillo, no es un libro autobiográfico.

Es posible asociarlo porque es el director de la Fundación La Cueva y pasa la mayoría del tiempo en este legendario bar restaurante que fue el refugio del Grupo de Barranquilla: intelectuales, bohemios y creadores que marcaron la movida cultural de mediados de los 40 y comienzos de los 50, del que hacía parte Gabriel García Márquez.

Con su guayabera y gafas oscuras, Fiorillo tiene "pinta de mafioso", como él mismo dice. Esa es solamnete su fachada, su espíritu realmente es de cineasta y de escritor. Ahora, ante todo, es editor y su buena salud no le permite ser el personaje al que se refiere en su obra.

El título es simplemente el nombre que pensó para cautivar a esos lectores desprevenidos y, es el último de los 17 cuentos que conforman El hombre que murió en el bar, la nueva obra literaria de editorial Norma que presentará en Casa de América en Madrid (España), el mismo lugar donde, hace pocos días, Mario Vargas Llosa mostró El viaje a la ficción, un ensayo sobre Onetti.

Y es que ese título que podría ser de novela negra, en realidad representa historias que tienen 'esa falsa mansedumbre de lo cotidiano', como dice en el prólogo el escritor nicaragüense Sergio Ramírez. "Creo que tiene que ver con mi gusto por la novela policíaca. Fue un acto de libertad, pero la historia que tiene detrás sale de lo leído de Jorge Luis Borges y de Marcial Lafuente Estefanía. Con actores de la realidad colombiana, es una reflexión sobre nuestra identidad", comenta Fiorillo. Desperado es uno de los cuentos que sigue esta línea.

Desde hace varios años, elC de otros libros como Cantar mi pena y Arde Raúl, tenía la idea de plasmar un libro con estos cuentos que surgen de una novela que todavía está cocinando; otros son vivencias que le han contado y que él transformó para darles un toque de fantasía. "No son realistas y tienen otras formas de ser contadas. Son surrealistas y están influenciadas por William Faulkner y el neorrealismo italiano que tanto me gusta", comenta.

Para Fiorillo, la imagen es tan importante como la escritura y desde niño ha sentido pasión por los comics, por eso los cuentos estás acompañados de las ilustraciones de Gonzalo Fuenmayor, artista que terminó una de las pinturas de Enrique Grau en una de las paredes de La Cueva.

Observatorio del Magdalena en Barranquilla

No sospechaba que, con el paso de los años, el Observatorio del Magdalena en Barranquilla que el Padre Calixto Álvarez habia instalado en el extremo occidental de la terraza del templo, caería en desuso.

Condenado al olvido aquel privilegiado lugar destinado para la observación y la experimentación científicas, los equipos que él mismo, a sus costas, había importado desde Estados Unidos y Europa desaparecieron sin que nadie se diera por enterado de aquel crimen. Uno a uno, se esfumaron, primero el anemómetro de cazoletas que le servía para medir la velocidad de los vientos la cual quedaba registrada en el anemógrafo; luego la veleta que fijada en la cumbrera de la techumbre indicaba su dirección.

Después se evaporaron los barómetros de mercurio que indicaban la humedad del ambiente y los termómetros que hora a hora mostraban la temperatura, lo que le permitía al fraile hacer certeros pronósticos del tiempo atmosférico. Porque eran muy pesados y difíciles de bajar desde la azotea, terminaron arrumados cubiertos de telarañas, herrumbre y óxido, el Telescopio Ecuatorial de Mertz con el que en las noches observaba la Luna, Jupiter, Venus y Saturno y el de Círculo Meridiano de Repsold, que con su cromógrafo le permitían medir el tiempo sideral, el lapso del paso de las estrellas por el meridiano.

Nadie sabe donde fueron a parar los relojes de péndulo que encerrados en cámaras al vacío mostraban el tiempo solar medio, el tiempo sidéreo y el universal ni el Péndulo de Foucoult que con el resto de los equipos, teodolitos incluidos, le permitió establecer con exactitud que Barranquilla estaba a 10º 58’ 25” latitud norte, con una presión media de 756 milímetros, a una altura de metro y medio sobre el nivel del mar, con una pluviosidad de 830 milímetros promedio anual y una temperatura medial de 28.02º centígrados.

La humedad, las cucarachas y la polilla acabaron con los innúmeros cuadernos de anotaciones en los que el Padre Álvarez iba registrando, minuciosamente, día a día, los cambios que observaba en el estado del tiempo en Barranquilla. Aquellos datos, sometidos a rigurosas pruebas estadísticas, le servían para hacer los pronósticos que diariamente publicaba en el periódico local y que eran de suma utilidad para el trabajo de los prácticos del puerto, los ingenieros de vuelo, los industriales y los comerciantes.

Sin quererlo, el Padre Álvarez competía con ventajas con los editores del Almanaque de Bristol que, frente a lo acertado de las observaciones del fraile, quedaba como un catálogo de superchería y folclorismo. “Pedis in terra ad sidera visum”, había mandado escribir en el dintel, a la entrada del observatorio.

La Iglesia esplendía.

CALLEDELCOMER Y aunque el ruidaje de los carros a motor y la vocinglera batahola de los buhoneros hacia difícil que la feligresía se concentrara en la oración a ciertas horas del día, en las noches las lámparas hechas en bronce y cristal; el púlpito en madera con tallas de querubines forradas con laminilla dorada, cubierto con un techo en el que se extienden los rayos dorados que sirven de base a una paloma blanca que figura al Espíritu Santo y al que se accede a través de una escalera de las llamadas de caracol;

el color ebúrneo del primer altar en mármol de Carrara que hubo en este país y las imágenes de bulto de San José, de La Inmaculada Concepción y del Santo Patrono que coronan el ábside que obsequió la familia De la Hoz, le imprimían al ambiente la majestuosa solemnidad propia de las catedrales en cualquier parte del mundo.

Quizás fue aquello lo que hizo posible que las autoridades hicieran oídos sordos a la propuesta que les elevó el Doctor, Presbítero Don Pedro María Benito Revollo Del Castillo, solicitando demoler la Iglesia de San Nicolás a cambio de que el municipio cediera a la Curia la propiedad de los terrenos del Tanque del Acueducto, en la Calle Caracas, para levantar allí la Catedral de esta ciudad.

Proponía que en el solar de San Nicolás se levantara la Plaza Mayor que Barranquilla nunca ha tenido, especialmente en aquel momento cuando los Masones, los Liberales Santanderistas, se fueron para el Prado a levantar sus altares y sus templos heréticos dejándonos a los Conservadores la vieja ciudad de los ancestros atravesada por la principalísima calle dedicada al Libertador de la Patria.

Tal fue el odio de los francmasones, que a través de la mano de los comunistas, estuvieron a punto de materializar este propósito cuando incendiaron a San Nicolás y “La Prensa” el 9 de abril de 1948.

En respuesta, la turba conservadora les incendió el Colegio de San Roque.

Hoy, en esta tarde decembrina de 1966, achacoso y casi ciego, me ocupo en terminar el platillo de cucayo rociado con tinto que me ha mandado, al igual que todas las tardes desde hace diez años, una virtuosa mujer que aún no termina de llorar la muerte de su hijo, un prometedor jovencito que falleció en olor de beatitud mientras cursaba sus estudios clericales en el Seminario San Luis Beltrán.

Escucho hablar del Novus Ordo. Dicen que soplan vientos dizque de renovación y que se vienen reformas Conciliares. Creo que no están lejos los días en los que no podamos echar al vuelo las campanas de nuestras iglesias sin ser acusados de perturbar la tranquilidad pública; de no poder sacar nuestras procesiones sin contar con el permiso de la autoridad civil, de tener que retirar nuestras imágenes de los parques y bulevares pues no faltará quien se queje de que ellas constituyen una ofensa a su sensibilidad religiosa.

Lejos no está el día, y Dios nos coja confesados, en el que los Jueces de la República concluyan que esto de la religión es un asunto estrictamente privado…

-¡Padre, corra..! ¡Acaban de matar a un hombre en la puerta de la iglesia!

Estaba allí…tirado en el dintel…. Boca abajo y en medio de un charco de sangre…

Es todo lo que alcanzan a ver mis cansados ojos nonagenarios. Como puedo, me sostengo y acudo a mi memoria para impartirle la fórmula de la absolución in artículo mortis….

-Ego te absolvo a pecatis tuis, in nomini patris, et filii, et spiritui sancti. Amen. Angelis ducant te in coelo.

El presbiteriano y Barranquillero Fals Borda

Iglesia Presbiteriana donde Fals Borda asistió mucho años en una época en su ciudad natal

El sociólogo e investigador presbiteriano Orlando Fals Borda murió ayer a la edad de 83 años en Bogotá. Fehaciente defensor de la Investigación Acción Participativa. Realizó estudios de maestría en la Universidad de Minnesota en 1953 y obtuvo el grado de Ph. D. en Sociología de la Universidad de la Florida

A su regreso, encontró que en Colombia era ineludible el estudio y aplicación de las ciencias sociales, especialmente de la Sociología, por lo cual en 1959, junto con Camilo Torres Restrepo, fundó la primera Facultad de Sociología de América latina en la Universidad Nacional de Colombia, convirtiéndose en su primer decano, papel que asumió hasta 1966.

Se constituyó en uno de los fundadores y representante más destacado de la Investigación Acción Participativa (IAP), un método de investigación cualitativa que pretende no sólo conocer las necesidades sociales de una comunidad, sino también agrupar esfuerzos para transformar la realidad con base en las necesidades sociales.

El recorrido fundamental de la obra de Fals Borda está dado en la conjunción de la indagación sociológica con el compromiso político en beneficio de los "sectores populares" (campesinos y proletariado agrícola en lo fundamental), en cuya "praxis" postula la "investigación-acción participativa".

Su obra es consultada en todas partes, principalmente en las universidades del denominado "tercer mundo", como también en las norteamericanas y europeas, al considerarse que activa innovaciones metodológicas en la práctica sociológica.

Nacido en Barranquilla, en el año de 1925, hijo de Enrique Fals Alvarez, docente y periodista y de María Borda Angúlo, lideresa comunitaria del Magdalena, recibió la influencia intelectual de su padre, que será decisiva en su formación como escritor; heredando de su madre el carácter intransigente y el interés por los problemas sociales.

"De ancestros catalanes y momposinos, Fals Borda nació en Barranquilla, para honra de nuestra ciudad. En su formación hubo trascendencia, meditación, ética calvinista. La gloria de Dios mediante el deber cumplido, muy lejos del panorama que hoy ofrecen Barranquilla y la Costa Caribe en términos de valores y calidad de la educación", dice la reseña de El Heraldo en ocasión de su fallecimiento.

El balance de su vida lo hizo la Iglesia Presbiteriana de Barranquilla en homenaje rendido hace varios años: “Hermano Orlando Fals Borda, su testimonio y compromiso nos indican que las aguas del bautismo no fueron dispensadas en vano”.

El cuerpo del sociólogo será velado en la Universidad Nacional de Colombia (UN) y su sepelio se realizará el jueves próximo.


Algunos de los cargos que desempeñó:

- Director general del Ministerio de Agricultura entre 1959 y 1961.
- Director de investigaciones en el Instituto de las Naciones Unidas para el desarrollo social.
- Director de la Fundación de investigación y acción social en Bogotá entre 1972 y 1976.
- Fundador y miembro directivo de la revista Alternativa.
- Miembro de la Academia boyacense de historia.
- Miembro de la Fundación para el análisis de la realidad colombiana (Fundarco).

Su estudio siempre estuvo ligado a la sociedad colombiana y latinoamericana, esto se demuestra en las mútiples obras que escribió, de las cuales las más significativas son:

- Campesinos de los Andes (1955).
- El hombre y la tierra en Boyacá (1957).
- Revoluciones inconclusas en América Latina (1970).
- Ciencia propia y colonialismo intelectual (1972).
- Historia de la cuestión agraria en Colombia (1975).
- La violencia en Colombia (1977).

Fuentes: El Pais, el Heraldo y Rev. Obed Juan Vizcaíno Nájera.

Una versión sobre la presencia de los Árabes en Colombia

Los rastros más antiguos de Árabes y musulmanes en Colombia se pueden encontrar inequívocamente desde las primeras décadas de la llegada de los europeos a tierras americanas. Ello significa que su presencia en el país es mucho más antigua de lo que normalmente se supone.

En primer lugar muchos de los africanos secuestrados por los europeos en el norte y oeste de África para ser esclavizados en América, eran musulmanes. Estos africanos esclavizados fueron los primeros que trajeron el Islam a lo que hoy es Colombia. Dada su situación de gente esclavizada, estos africanos musulmanes fueron obligados brutalmente a abandonar sus creencias religiosas, por lo que el Islam prácticamente quedó constreñido a ser practicado en los reducidos espacios que las pequeñas cuadrillas de esclavizados permitían, por lo que poco a poco su presencia se fue diluyendo a través del mestizaje cultural. Por ello no es descartable pensar que aspectos importantes de la herencia de africanía en Colombia tengan relación con prácticas y rituales asociados al Islam provenientes de aquellos africanos esclavizados que lo trajeron hace algo más de quinientos años.

En segundo lugar, al territorio de lo que hoy se conoce como Colombia también llegaron, como pasajeros clandestinos, muchos de los Árabes, llamados Moros en la península Ibérica, que habían sido expulsados por medio de una infinidad de guerras que adquirieron dramáticas proporciones bajo los Reyes Católicos, quienes se propusieron a cualquier costo erradicar a los Árabes y a su cultura después de más de setecientos años de presencia en España. Estos Árabes que consiguieron filtrarse a través de los rigurosos controles coloniales que impedían el arribo a tierras americanas de personas que no fueran católicas, se vieron precisados a aparentar su cristianismo, por lo que sus prácticas religiosas y culturales inherentes al Islam se hicieron en la absoluta clandestinidad. Muchos de estos Árabes, junto a Judíos y Gitanos, terminaron en la hoguera a manos de la Inquisición. La persecución abierta contra los Árabes y contra la práctica del Islam ciertamente dificultó su difusión y contribuyó a que sus huellas se fueran haciendo cada vez más indelebles.

Nuevas referencias acerca de la presencia de Árabes la señalan algunos textos que sostienen que en América Latina, entre los años de 1850 y 1860, se presentó una masiva y significativa afluencia de inmigrantes Árabes. Es bastante probable que muchos de estos inmigrantes llegaran a territorio de lo que hoy es Colombia y prepararon las tres oleadas de inmigración de las que se hablará a continuación.

Oleadas de Inmigración Árabe

Pese a los importantes antecedentes señalados más arriba, puede decirse con mayor precisión que hacia 1880 fue cuando los primeros contingentes de Árabes --sobre todo de cristianos maronitas, pero también de algunos cristianos ortodoxos y unos pocos musulmanes-- provenientes principalmente de Líbano, Siria y, en menor medida, Palestina, arribaron a nuestro país. Muchos de estos contingentes llegaron a estas tierras forzados por la crítica situación política que se presentaba en sus países de origen debido a la dominación y opresión de que estaban siendo víctimas por parte del imperio Otomano.

Esta que se puede llamar la primera oleada inmigratoria de Árabes a Colombia, que se escenificó entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX es en términos numéricos la más significativa de las que se han presentado hasta hoy. Si bien esta oleada contó con muchas familias que profesaban el Islam, la gran mayoría de los que llegaron en ese entonces eran cristianos.

Desde las dos primeras décadas del siglo XX --período en el cual los Árabes se convierten en el grupo de comerciantes de más valía en todo el Caribe colombiano-- hasta fines de la segunda guerra mundial, se presentó una segunda oleada inmigratoria que pese a contar con una importante participación musulmana, siguió siendo mayoritariamente cristiana.

Una suerte de tercera oleada de inmigrantes se viene dando desde principios de la década de los setenta del siglo pasado, esta vez compuesta fundamentalmente por familias musulmanas, sobre todo sunitas.

Los Árabes, sobre todo los cristianos ya sea maronitas u ortodoxos, con el transcurrir del tiempo y en diversos grados, a partir de complejas dinámicas de hibridación y mestizaje que tuvieron lugar, terminaron prácticamente asimilados e integrados a la sociedad mayoritaria. De esta manera, gracias a los estrechos contactos que se escenificaron entre estos inmigrantes y las culturas de los territorios donde se instalaron, fue que los Árabes realizaron aportes culturales muy importantes al país, sobre todo a la región del Caribe. Cabe destacar en este orden de ideas que una inmensa variedad de elementos culturales que la gente del interior del país considera como típicamente caribeños, tienen en realidad un claro origen Árabe.

Por su parte, los Árabes musulmanes en medio de muchas dificultades pudieron mantener escenarios adecuados para la reproducción de su cultura y de sus valores identitarios, lo que les posibilitó conformar comunidades (Ummah) claramente diferenciadas del resto de la población --Maicao (La Guajira) y San Andrés (Archipiélago), entre las más importantes--. Esto fue posible no sólo porque estas comunidades se vieron enriquecidas con la afluencia de las inmigraciones musulmanas más recientes que, sin duda alguna, contribuyeron de manera decisiva a consolidar sus tradiciones culturales, sino al hecho que tuvieron que generar redes intraétnicas de solidaridad para protegerse de la intolerancia de la iglesia católica que se daba antes de la Constitución de 1991.

Los Árabes Musulmanes de La Guajira

En Maicao (La Guajira) es donde existe la comunidad Árabe más emblemática del país, como quiera que ha logrado mantener su cohesión cultural y su integridad étnica. Estos Árabes ejercen cotidianamente una amplia práctica islámica y siguen hablando en su lengua materna. Lejos de su territorio de origen y en el desarraigo han podido construir un sentido de pertenencia. Pese a la distancia también han logrado desarrollar dispositivos culturales capaces de crear una comunidad ampliada que los relaciona con sus países de origen.

Los Árabes musulmanes viven en Maicao desde hace algo más de ochenta años. Sin duda alguna puede decirse que su presencia contribuyó de manera decisiva a forjar a Maicao como un centro económico y comercial de importancia no sólo para La Guajira y el Caribe en particular, sino para todo el país en general. Primeramente llegaron trayendo el cine pero se quedaron para explorar las ventajas que para el comercio brindaba este municipio fronterizo. A lo largo de todos estos años han sido muchos los aportes que han realizado al desarrollo cultural, religioso, político y económico del municipio y del departamento.

Cabe destacar que los Árabes no llegaron a Maicao ni a La Guajira con la pretensión de crear economías extractivistas ni de enclave, que se caracterizan por usufructuar los recursos naturales y humanos de la región hasta agotarlos y empobrecerlos sin dejar beneficios de ningún tipo en la región. Todo lo contrario. Lo Árabes llegaron con el propósito de invertir en la generación de riqueza, para lo cual crearon diversas empresas y construyeron importantes obras de infraestructura, que incidieron dinámicamente en el crecimiento urbano de Maicao y de su entorno. De otro lado, es necesario anotar, los Árabes, más allá de algunos inconvenientes aislados que se hayan podido presentar, establecieron siempre unas relaciones amistosas y de respeto hacia los Wayúu y los guajiros, lo que permitió generar espacios de interculturalidad.

En Maicao es donde se encuentra la segunda mezquita más grande de América Latina, en la cual perfectamente se pueden albergar cómodamente hasta mil fieles. La belleza y majestuosidad de esta mezquita bien podría incentivar el turismo hacia este municipio si se considerara, por parte de las autoridades departamentales, declararla oficialmente como patrimonio arquitectónico de La Guajira. Esta mezquita reviste significación en la vida social y cultural de la ciudad ya que lleva a cabo una intensa actividad cultural y de prestación de servicios sociales en salud y educación.

Debido a las actividades económicas y comerciales que los Árabes desarrollan en Maicao prácticamente desde su misma fundación republicana, han podido generar permanentemente innumerables puestos de trabajo para los maicaeros y los guajiros, lo que ha permitido que muchas familias del departamento mantengan aceptables ingresos monetarios por concepto de su vinculación a los almacenes y empresas pertenecientes a los Árabes.

En otro sentido, la histórica presencia de los Árabes musulmanes han hecho de Maicao una verdadera ciudad cosmopolita y multicultural y esto reviste una enorme trascendencia como quiera que es un aporte intangible a la diversidad étnica y cultural que posee Colombia. Maicao puede considerarse, en ese sentido, como el laboratorio de una ciudad intercultural.

Es harto lamentable que pese a una presencia tan antigua que hace que haya varias generaciones de Árabes musulmanes nacidos y criados en Colombia, se los siga considerando como extranjeros y extraños. Es también deplorable que pese a la inestimable contribución que en diversos aspectos han hecho los Árabes al desarrollo del Caribe colombiano y de La Guajira, se los siga mirando con recelo y se los siga manteniendo en el exotismo. Por otra parte, es incomprensible que los Árabes pese a constituir una comunidad con unos valores identitarios propios, no sean tenidos como parte de la Colombia multiétnica y pluricultural.

Víctimas también del conflicto armado

Si el país no sabe absolutamente casi nada sobre los Árabes que viven en La Guajira, tampoco es de esperar que las instituciones estatales y gubernamentales y el colombiano promedio, tengan noticias sobre los impactos directos e indirectos que el conflicto social y armado les ha acarreado.

El hecho que en las estadísticas sobre las víctimas del conflicto social y armado del país los Árabes no aparezcan no debe llevar, en modo alguno, a conclusiones equivocadas, en el sentido de pensar que han estado al margen de las consecuencias de la violencia sociopolítica. La invisibilidad en que, en muchos aspectos, han estado subsumidos los Árabes, no les sirvió para mantenerse lejos de la vorágine desatada por el conflicto social y armado, ya que la violencia sociopolítica los ha tocado también.
Hasta ahora las consecuencias del conflicto social y armado al interior de la comunidad Árabe de Maicao se han venido presentando como si fueran hechos esporádicos y aislados. Incluso muchos de estos hechos aparecen como producto de la delincuencia común sin una conexión directa con los actores armados ilegales que operan en la región. Sin embargo, cuando se comienzan a armar las piezas y a relacionar los hechos que se vienen presentando, la panorámica que se presenta da para suponer, con toda legitimidad, que la situación es mucho más compleja y profunda.

A pesar de su persistente neutralidad frente al conflicto, los Árabes han sido víctimas de todos los actores armados. Tanto los grupos paramilitares como la insurgencia armada, han secuestrado a varios de sus miembros con el propósito de cobrar fuertes sumas de dinero. En ese contexto, no han sido pocos los que han muerto asesinados por sus captores, y ya se habla de algunos que fueron desaparecidos sin dejar ningún rastro. De otro lado, no sobra señalar que son cada vez más las familias Árabes que, ante las presiones de toda índole ejercidas por los actores armados, han tenido que dejar a Maicao y a La Guajira.

Familias Árabes que otrora ostentaban buenos niveles económicos se encuentran en situación de desplazamiento en distintas ciudades del país y del exterior, en condiciones muy adversas y hasta precarias. Las continuas extorsiones y robos a los que los Árabes han estado sometidos desde hace algo más de dos años, llevó a que las empresas de muchos de ellos fueran a la quiebra total.

Entre la ignorancia y el miedo

Tal vez por ignorancia y por miedo los Árabes no se han atrevido a denunciar los hechos de que vienen siendo víctimas por parte de los actores armados. Ignorancia por cuanto los Árabes, que han mantenido una comunidad cerrada como estrategia de supervivencia étnica, no saben sobre los procedimientos que se deben surtir y sobre las instancias a las que eventualmente pueden acudir. Sienten que la solidaridad de otros pueblos y sectores de la sociedad mayoritaria colombiana no alcanza a llegar hasta ellos.

Tal vez también ignorancia para comprender acertadamente las dinámicas complejas inherentes al conflicto armado que terminan vinculando perversamente a la población civil en el conflicto.
Por su parte el miedo se origina no sólo en el temor real de las represalias que puedan tomar los actores armados ilegales contra las familias Árabes que aún perseveran por no abandonar sus actividades económicas, su vida social y su mezquita en Maicao, sino también a la desconfianza y el temor que sienten hacia muchas de las instituciones públicas, por cuanto hasta ahora el rostro más visible del Estado que han visto aparece asociado a las acciones policiales y represivas que en los últimos años viene adelantando la DIAN --como si se tratara del centro del país y no de una región de frontera fluida donde el intercambio comercial quiebra línea fronterizas-- contra sus actividades económicas y comerciales que son fundamentales para el mantenimiento de su integridad étnica. De cierta manera y con justa razón piensan que visibilizar su situación es abrir el espacio y dar vía libre para que se los siga persiguiendo y reprimiendo.

De otro lado, no está de más decirlo, los temores crecen si se tiene en cuenta que algunos miembros de la fuerza pública y de los organismos de seguridad del Estado, haciendo uso de una lógica estrecha, maniquea y simplista todavía tienden a ver en cada musulmán a un sospechoso de estar involucrado en terrorismo. Este temor no es infundado. Con la cacería de brujas que a nivel global se sobrevino luego de los condenables y repudiables actos terroristas ocurridos en EE.UU en septiembre de 2001, se llegó a hablar en la prensa nacional de unos supuestos enlaces de la red terrorista causante de los hechos, viviendo en Maicao, lo que generó a los Árabes de esta ciudad muchos inconvenientes.

Etnocidio, racismo y xenofobia

Es legítimo plantear como hipótesis que los efectos directos y colaterales del conflicto social y armado contra los Árabes musulmanes de Maicao, presenta dos particularidades: En primer lugar, se puede estar asistiendo a un lento etnocidio ya que se están poniendo en serio riesgo las bases materiales y físicas que posibilitan, en nuestro país, la existencia de una cultura diferenciada y distinta, echando por tierra el experimento de ciudad intercultural que se venía forjando. En segundo lugar, se pueden encontrar evidencias de que la violencia sociopolítica aparece muy ligada a motivaciones racistas y xenófobas, dado que los imaginarios estereotipados que se le han dado a los Árabes, sobre todo a los musulmanes, en nuestro país --desde llamarlos peyorativamente "turcos ", hasta considerarlos codiciosos, avarientos, tramposos y, ahora, hasta sospechosos de pertenecer a redes del terrorismo internacional...-- han sido utilizados por los actores armados del conflicto para mirarlos siempre bajo sospecha y en todo caso tomarlos como eventuales enemigos.

Para concluir este escrito quisiera hacerlo con las palabras de Hammuudah Abdalati, quien hace una breve reflexión que pone de manifiesto que los Árabes musulmanes tienen mucho que aportar a la construcción de la paz en Colombia si se los deja participar y se escucha su voz:

"(...) el Islam nunca tolera la agresión para sí ni para ninguna otra parte, no alimenta guerras opresivas, ni siquiera su iniciación. Los musulmanes reciben de Allah el mandato de no participar en ningún acto de agresión, ni violar los derechos de los demás (...)

" No es la guerra un objetivo del Islam, ni la ocupación normal de los musulmanes (...) El Islam es la religión de la paz (...) La paz es la naturaleza, el significado, el emblema y el objetivo del Islam. Todo ser tiene derecho a disfrutar la paz del Islam y la bondad de los pacíficos musulmanes, con independencia de las consideraciones religiosas, geográficas, raciales o étnicas (...) ".

Reseña sobre la Religión Islámica en Colombia


El Islam en Colombia


Los datos sobre el desarrollo de la cultura musulmana en Colombia no son muy exactos, se piensa que esta religión llega con los esclavos africanos a partir del siglo XV. Estas personas introducen el Islam, no solamente en Colombia, sino a todos los países a los que fueron llevados.

Lamentablemente estos esclavos no tenían libertad suficiente para practicar su culto, y las presiones de los españoles los obligan a abandonar sus creencias o sufrir las torturas impuestas por la inquisición. Así, los rastros del Islam van desapareciendo.


El Islam aparecerá de nuevo a finales del siglo XIX. En efecto, a partir de 1880 una nueva ola migratoria empieza, los musulmanes empiezan a llegar a nuestro país, aunque muy poco numerosos. Generalmente provenían del Líbano, de Palestina y una minoría de Siria. Estas personas eran generalmente pobres.

Hay que aclarar que el Islam es una religión que requiere mucha dedicación y un contacto permanente con el pueblo árabe. Esto no pudo realizarse en la Colombia de principios de siglo, muchos musulmanes se vieron obligados a dejar a un lado la práctica de la religión debido a los problemas que se presentaban: por ejemplo, muchos olvidaban la fecha exacta en la que se debían efectuar las celebraciones religiosas, como el Ramadán, o las empezaban cuando éstas ya habían finalizado.

También era muy duro tratar de conservar una religión en un país en donde el 98% de los habitantes son católicos. Otra dificultad era la de enseñar la religión a los hijos de estos inmigrantes nacidos en Colombia. No existían traducciones del Corán, y la ignorancia del árabe por parte de los miembros de la segunda generación dificultaba aún más el esfuerzo por mantener vigentes las costumbres islámicas.

Este fenómeno dura mucho tiempo, dando origen a un letargo del que se va a salir poco a poco a partir de los años 70. La mayoría de los inmigrantes que llegan a partir de esta fecha pertenecen a la religión islámica. Poco a poco estos inmigrantes se empiezan a instalar en las diferentes ciudades colombianas.

Los medios de comunicación, cada vez más desarrollados, van a permitir mantener los lazos con los países de origen y de esta forma facilitar la evolución del Islam en Colombia. El aprendizaje del Islam se efectúa con mayor facilidad pues surgen traducciones de los textos sagrados.

Paulatinamente los musulmanes abren sus comercios en las principales ciudades del país y en otras ciudades como Buenaventura y Pasto. Para facilitar la práctica de la religión se crean igualmente centros islámicos en ciudades como Maicao, Buenaventura, San Andrés, Barranquilla, Cartagena, Santa Marta, Valledupar, Cúcuta, Cali y Pasto.

Hoy en día, el Islam se encuentra muy bien representado en Colombia. La mayor concentración de fieles vive en Maicao, ciudad comercial situada en el departamento de La Guajira. En esta ciudad se construyó la segunda Mezquita más grande e importante de América Latina.

También se construyó otra Mezquita en San Andrés, isla del mar caribe en donde la concentración de musulmanes es también muy importante. Para difundir los conocimientos que permitan la practica del Islam, se ha creado, en Maicao y Barranquilla el Colegio Colombo Árabe . No es una institución reservada a los musulmanes pues también hay colombianos que estudian allí. Gracias a esta institución, ha sido posible la conservación y protección de la lengua, la cultura y la religión islámica.

A diferencia de los países desarrollados, en los que los árabes tienen dificultades de integración, los musulmanes en Colombia se sienten tan colombianos como el resto de la población. La religión no ha presentado un obstáculo para vivir como ciudadanos de Colombia.

El número de practicantes no es muy preciso pero se puede hablar de aproximadamente 15 mil musulmanes en nuestro país.

El Grupo de Barranquilla en donde El "Sabio catalán"

A principios de los años cuarenta comenzó a gestarse en Barranquilla una especie de asociación de amigos de la literatura que se llamó el Grupo de Barranquilla; su cabeza rectora era don Ramón Vinyes. El "sabio catalán", dueño de una librería en la que se vendía lo mejor de la literatura española, italiana, francesa e inglesa, orientaba al grupo en las lecturas, analizaba autores, desmontaba obras y las volvía a armar, lo que permitía descubrir los trucos de que se servían los novelistas. La otra cabeza era José Félix Fuenmayor, que proponía los temas y enseñaba a los jóvenes escritores en ciernes (Álvaro Cepeda Samudio, Alfonso Fuenmayor y Germán Vargas, entre otros) la manera de no caer en lo folclórico.

Gabriel García Márquez se vinculó a ese grupo. Al principio viajaba desde Cartagena a Barranquilla cada vez que podía. Luego, gracias a una neumonía que le obligó a recluirse en Sucre, cambió su trabajo en El Universal por una columna diaria en El Heraldo de Barranquilla, que apareció a partir de enero de 1950 bajo el encabezado de "La girafa" y firmada por "Septimus".


Con su hijo y su esposa

En el periódico barranquillero trabajaban Cepeda Samudio, Vargas y Fuenmayor. García Márquez escribía, leía y discutía todos los días con los tres redactores; el inseparable cuarteto se reunía a diario en la librería del "sabio catalán" o se iba a los cafés a beber cerveza y ron hasta altas horas de la madrugada. Polemizaban a grito herido sobre literatura, o sobre sus propios trabajos, que los cuatro leían. Hacían la disección de las obras de Defoe, Dos Passos, Camus, Virginia Woolf y William Faulkner, escritor este último de gran influencia en la literatura de ficción de América Latina y muy especialmente en la de García Márquez, como él mismo reconoció en su famoso discurso "La soledad de América Latina", que pronunció con motivo de la entrega del premio Nobel en 1982: William Faulkner había sido su maestro. Sin embargo, García Márquez nunca fue un crítico, ni un teórico literario, actividades que, además, no son de su predilección: él prefirió y prefiere contar historias.

En esa época del Grupo de Barranquilla, García Márquez leyó a los grandes escritores rusos, ingleses y norteamericanos, y perfeccionó su estilo directo de periodista, pero también, en compañía de sus tres inseparables amigos, analizó con cuidado el nuevo periodismo norteamericano. La vida de esos años fue de completo desenfreno y locura. Fueron los tiempos de La Cueva, un bar que pertenecía al dentista Eduardo Vila Fuenmayor y que se convirtió en un sitio mitológico en el que se reunían los miembros del Grupo de Barranquilla a hacer locuras: todo era posible allí, hasta las trompadas entre ellos mismos.

También fue la época en que vivía en pensiones de mala muerte, como El Rascacielos, edificio de cuatro pisos, ubicado en la calle del Crimen, que alojaba también un prostíbulo. Muchas veces no tenía el peso con cincuenta para pasar la noche; entonces le daba al encargado sus mamotretos, los borradores de La hojarasca, y le decía: "Quédate con estos mamotretos, que valen más que la vida mía. Por la mañana te traigo plata y me los devuelves".

Los miembros del Grupo de Barranquilla fundaron un periódico de vida muy fugaz, Crónica, que según ellos sirvió para dar rienda suelta a sus inquietudes intelectuales. El director era Alfonso Fuenmayor, el jefe de redacción Gabriel García Márquez, el ilustrador Alejandro Obregón, y sus colaboradores fueron, entre otros, Julio Mario Santo domingo, Meira del Mar, Benjamín Sarta, Juan B. Fernández y Gonzalo González.

Periodismo y literatura

A principios de 1950, cuando ya tenía muy adelantada su primera novela, titulada entonces La casa, acompañó a doña Luisa Santiaga al pequeño, caliente y polvoriento Aracataca, con el fin de vender la vieja casa en donde él se había criado. Comprendió entonces que estaba escribiendo una novela falsa, pues su pueblo no era siquiera una sombra de lo que había conocido en su niñez; a la obra en curso le cambió el título por La hojarasca, y el pueblo ya no fue Aracataca, sino Macondo, en honor de los corpulentos árboles de la familia de las bombáceas, comunes en la región y semejantes a las ceibas, que alcanzan una altura de entre treinta y cuarenta metros.

En febrero de 1954 García Márquez se integró en la redacción de El Espectador, donde inicialmente se convirtió en el primer columnista de cine del periodismo colombiano, y luego en brillante cronista y reportero. El año siguiente apareció en Bogotá el primer número de la revista Mito, bajo la dirección de Jorge Gaitán Durán.

Duró sólo siete años, pero fueron suficientes, por la profunda influencia que ejerció en la vida cultural colombiana, para considerar que Mito señala el momento de la aparición de la modernidad en la historia intelectual del país, pues jugó un papel definitivo en la sociedad y cultura colombianas: desde un principio se ubicó en la contemporaneidad y en la cultura crítica. Gabriel García Márquez publicó dos trabajos en la revista: un capítulo de La hojarasca, el Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo (1955), y El coronel no tiene quien le escriba (1958). En realidad, el escritor siempre ha considerado que Mito fue trascendental; en alguna ocasión dijo a Pedro Gómez Valderrama: "En Mito comenzaron las cosas".

En ese año de 1955, García Márquez ganó el primer premio en el concurso de la Asociación de Escritores y Artistas; publicó La hojarasca y un extenso reportaje, por entregas, Relato de un náufrago, el cual fue censurado por el régimen del general Gustavo Rojas Pinilla, por lo que las directivas de El Espectador decidieron que Gabriel García Márquez saliera del país rumbo a Ginebra, para cubrir la conferencia de los Cuatro Grandes, y luego a Roma, donde el papa Pío XII aparentemente agonizaba. En la capital italiana asistió, por unas semanas, al Centro Sperimentale di Cine.

Exposición Fotografíca sobre Gabriel García Márquez

Esta muestra que presenta cincuenta fotografías las cuales repasan la infancia de Gabriel, su primera juventud, su ingreso en el periodismo en Bogotá, su tránsito por Europa y su vida en México.
El propio García Márquez nos acercó la primera etapa de su vida y obra en "Vivir para contarla", una autobiografía que ahora tiene su reflejo y continuación, en forma de fotografías íntimas y cotidianas, sobre las paredes del Centro Hispano-Colombiano de Madrid.

El niño de mirada asustada que era portada del libro autobiográfico es uno de los primeros en recibir a los visitantes de una muestra que, a través de cincuenta fotografías, "repasa la infancia de Gabo, su primera juventud, su ingreso en el periodismo en Bogotá, su tránsito por Europa o su vida en México", explicó a Efe el consejero de Cultura de la Embajada colombiana, Luis Armando Soto.

Y junto al pequeño Gabo, imágenes de sus familiares, de sus amigos o de aquellos que fueron influencia literaria del autor de "Cien años de Soledad".

"Es una exposición de momentos y de instantes, un conjunto de miradas muy espontáneas sobre la vida de Gabo que no pretende ser exhaustivo o académico", dijo a Efe Dasso Saldívar, uno de los biógrafos del escritor colombiano.

Saldívar, colombiano pero residente en España desde hace treinta años, es autor de la biografía "Viaje a la semilla", traducida a más de diez idiomas y de donde proceden algunas de las fotografías que componen la muestra, que se inaugura hoy y permanecerá abierta al público hasta el próximo 29 de agosto.

Junto a ellas se exhiben imágenes oficiales, instantáneas de familia y otras firmadas por el fotógrafo colombiano Nereo López.

Todas transmiten, a través del neutro blanco y negro, ternura y naturalidad, sentimientos que, según coinciden Soto y Saldívar, son posibles gracias a la labor del comisario de la exposición, Santiago Mutis, hijo del escritor Álvaro Mutis, y persona muy cercana al autor colombiano.

"Es una exposición hecha por un amigo y, por ello, quien se acerque no se encontrará un montaje de gran formato, sino una muestra de gran significado", subrayó Soto.

"La devoción" por García Márquez que sienten los lectores de este escritor "universal" es suficiente, según Saldívar, para que una exposición como ésta cale en el público.

Saldívar no duda en destacar las fotografías de los abuelos de García Márquez, la instantánea en que aparece con sus hermanos cuando sólo tenía ocho años o aquella que muestra lo que queda de su casa familiar.

"Ahí empezó todo, tras esas fotos se esconde el secreto de su singularidad y su genialidad", subraya Saldívar, mientras compara "Cien años de soledad" con "El Quijote" o "La Odisea".

"Son obras -afirma- que trascienden lo local para adquirir una categoría estética universal".

Paralelamente a la exposición, en el Centro Hispano-Colombiano se proyectará el documental "Buscando a Gabo", del realizador colombiano Luis Fernando "Pacho" Bottia, otra oportunidad, a través de 50 minutos de metraje, de acercarse a la vida del Nobel de Literatura.

En su autobiografía, García Marquez decía que "la vida no es la que uno vivió sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla", y la fotografía puede ser, para los responsables de la muestra, otro medio para plasmar esos recuerdos y acercarlos a los lectores.
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