"Los visitantes podrán ver y tocar los objetos que han sido parte del desarrollo de la región. " sty
Músicos proyectados en las paredes son parte de la Sala de la Expresión, donde se juntan las imágenes y los sonidos de los ritmos caribeños.
Músicos proyectados en las paredes son parte de la Sala de la Expresión, donde se juntan las imágenes y los sonidos de los ritmos caribeños.
El Museo del Caribe, puro goce
Todos los elementos de la cultura de la costa atlántica se podrán ver, sentir y tocar en el Museo del Caribe, un nuevo espacio en Barranquilla que busca mantener viva la identidad de toda la región. Sonidos, imágenes, proyecciones y tecnología permitirán conocer y vivir el sentimiento caribeño.
Este museo es para tocar. Es más, si el visitante no toca una de las pantallas interactivas no puede acceder a la exhibición y puede perderse parte de una colección bastante particular que desde este fin de semana estará abierta en el Museo del Caribe. Un cubo erigido sobre los terrenos que hace muchos años ocupó una bodega de cerveza, en la zona histórica de Barranquilla, y que será el punto donde los costeños encuentren reunida en un solo lugar su identidad cultural.
Pero esta vez la naturaleza, las tradiciones, la música y la riqueza oral del Caribe tendrán la tecnología como el gran aliado de difusión en cada una de las salas del museo. "Este espacio, el primer museo regional del país, no es de colecciones ni objetos, tiene otro concepto y por eso recurrimos en gran parte a elementos audiovisuales para mostrar nuestra cultura", explica su directora Carmen Arévalo.
Y como exhibir el Caribe no era una tarea fácil, fueron definidos cinco ejes temáticos repartidos en igual número de salas: la Naturaleza, la Gente, la Palabra, la Acción y la Expresión. Esta variedad propia de la región ocupa los 22.000 metros cuadrados diseñados por Giancarlo Mazzanti, el mismo arquitecto de las bibliotecas Santo Domingo Savio y León de Greiff, de Medellín. Su proyecto compitió con otras 26 propuestas nacionales e internacionales.
El museo es sólo una parte del Parque Cultural del Caribe, un proyecto ideado por el ex vicepresidente Gustavo Bell hace más de diez años y que consta, además, de la Biblioteca Infantil Piloto, un teatro al aire libre, y zonas para actividades educativas y lúdicas. Desde esta semana, sin embargo, empieza el trabajo de conseguir los recursos para la segunda etapa, que incluirá el Museo de Arte Moderno de Barranquilla y la Cinemateca.
Una de las características que marca la diferencia en el museo es que el recorrido comienza en el último piso, en la Sala de la Naturaleza. Allí se muestra la riqueza de la región y se complementa con sonidos y textos explicativos por medio de pantallas, videos en tercera dimensión y mapas animados.
Otros recursos visuales con espejos y luz recrean el mestizaje en la Sala de la Gente para luego pasar a la Sala de la Palabra, uno de los ejes más importantes de la región, con voces que relatan historias, mitos y leyendas que dan cuenta del imaginario caribeño. Una cápsula transparente le permitirá al visitante tener un momento aislado y más cercano con los versos de los poetas de la región.
En la Sala de la Acción se muestra la historia social, política y económica a través de una colección de 100 objetos que "son piezas que dicen algo", dice Carmen Arévalo. El artista Cristo Hoyos se encargó de seleccionar un telar, un pequeño trapiche, un riel del ferrocarril, la hélice de un avión de Scadta y otros elementos de la agricultura y la ganadería, definitivos en el desarrollo de la región.
La muestra la cierra la Sala de la Expresión, que en palabras de la directora del museo es "la más descrestante". Allí la música es la protagonista, con proyecciones de hologramas que representan no sólo a la fiesta como expresión cultural, sino a los músicos que interpretan bullerengue, chalupa, fandango, cumbia, porro y vallenatos.
Todo este montaje costó 22.000 millones de pesos, aunque queda pendiente la sala García Márquez, que es de esperar que esté lista a mediados de año. En ella, la animación será el medio para mostrar el realismo mágico.
Los números no asustan a los directivos del museo, que ya tienen un plan de negocios que mantenga vivo este espacio. "Más que pedir, venderemos servicios educativos y culturales, además se sumarán los ingresos de la taquilla y de una tienda con artesanías, música y libros de la región", explica la directora. Toda una lista de ideas buscan mantener viva la identidad del Caribe y heredarla de generación en generación.