La segunda ciudad cosmópolita de Colombia, primera Bogotá D.C.
Turco: En Colombia se ha dado este apelativo a los individuos sirios, libaneses y palestinos , que han inmigrado en nuestra patria porque... eran súbditos de la Turquía europea, vasallos forzados del Gran Turco, o baja de Constantinopla. Es impropia esta denominación, porque aquellos individuos nunca han sido de la lengua turca, ni de raza turca, sino arabe; ni de la religión turca o mahometana, sino cristiana; mas bien estaban bajo la presión de los turcos: hoy ni siquiera son súbditos de la Turquía, sus países están libertados de la coyunda, es mas erróneo y mas injusto llamarlos así; déseles sus propias denominaciones raciales indicadas según las tres nacionalidades, o, en general, sirios, por el origen común.
No hay duda de que un mal entendimiento del origen, raza y religión de los libaneses en Colombia pudo haber influido en la percepción local hacia los nuevos inmigrantes. Errores similares también influyeron en las políticas oficiales sobre inmigración en este periodo, las que también fueron hostiles a todo tipo de inmigración. A pesar de ciertos esfuerzos, la inmigración en general nunca ha sido exitosamente promovida por el gobierno colombiano. Mientras hubo una intensa discusión acerca de lo deseable que seria incentivar cierta clase de inmigración europea, excluyendo “elemento perjudiciales”, no se introdujo ninguna política efectiva de restricción hasta los año 30 cuando ya la mayor ola de inmigrantes había terminado. Sin embargo, en Colombia, como en Argentina y otros países los sirio libaneses fueron frecuentemente identificados como aquellos grupos cuya entrada debería ser objeto de restricciones. En 1908, un periódico de Cartagena clamaba por la prohibición de toda inmigración “oriental”, y en 1913 inspectores en el mismo puerto manifestaban que los sirios y “turcos” estaban entre los grupos cuya entrada al país debería ser impedida.
Aunque buena parte de la legislación colombiana sobre inmigración era ambigua, en los años 20 apareció una tendencia creciente hacia la imposición de restricciones para cierta clase de inmigrantes, incluyendo a los sirio libaneses. A finales de los años 20 hubo una serie de comunicaciones del consulado colombiano en Caracas al Ministerio de Gobierno de Bogota informando acerca de la expedición devisas para ciertos individuos “a pesar de su nacionalidad Siria” , lo que indica la existencia de prohibiciones efectivas para entrada de ciudadanos sirio libaneses, excepto por ordenes especiales. A pesar de que condiciones mas restrictivas de inmigración fueron introducidas en este periodo, siguiendo el ejemplo de los Estados Unidos, no fue sino hasta 1937 cuando se expidió una ley que hizo mas explicitas las nuevas restricciones, las cuales consistieron en el establecimiento de una cuota y un sistema de deposito para inmigrantes de ciertas nacionalidades, incluyendo a los sirio libaneses. A parte de la aplicación de cuotas de entrada, los sirio libaneses y otras categorías de inmigrantes fueron obligados a pagar un elevado deposito al llegar al país, una clara medida para detener su entrada, excepto a los acomodados. Curiosamente estas nuevas medidas fueron fuente de potenciales de desavenencias con la Gran Bretaña, puesto que el gobierno colombiano insistió en que los palestinos con pasaporte británico estaban incluidos entre la categoría con restricciones.
Es importante señalar que, en si conjunto, el debate sobre inmigración en Colombia es en algunos aspectos superfluo puesto que las nuevas medidas se tomaron mucho después de que la ola migratoria hubiera llegado a su pico en Sur América. Las nuevas leyes probablemente tuvieron poco efecto en los últimos inmigrantes quines eran principalmente amigos y parientes de las familias ya establecidas. El grueso de los inmigrantes sirios, palestinos y libaneses a quines podría haberse aplicado las leyes de 1937 estaban muy bien establecido en Colombia y sus hijos eran ya nacionales colombianos.
No obstante los diferentes obstáculos que tuvieron que enfrentar, las comunidades sirio libaneses en Colombia fueron capaces de consolidar su posición durante las primeras dos décadas de este siglo. Las barreras que encontraron para su exitosa asimilación no deberían exagerarse. Los sirio libaneses probaron ser resistentes a las difíciles condiciones y al duro clima, por las cuales un ministro británico había encontrado suficientes razones para aconsejar a los europeos contra la emigración a estas regiones colombianas. Posiblemente encontraron menos dificultades en el proceso de adaptación que sus colegas emigrantes a la América del Norte, donde la división cultural era mas profunda. Con seguridad, los inmigrantes sirio libaneses en Colombia podían encontrar muchas similitudes con sus propias sociedades en términos de religión., concepto de la familia y otras costumbres sociales. Aunque las investigaciones sobre el tema están todavía en su primera etapa, se puede decir que la adaptación de los sirio libaneses al sistema de vida colombiano parece haber sido especialmente favorable. La mayoría de las puertas fueron abiertas muy pronto para ello. En 1916, siete nombres sirio libaneses aparecen ya en la “lista de cuota mensual” de la Cámara de Comercio de Barranquilla. En 1920, por lo menos cuatro aparecen como accionistas del Banco Dugand, uno de los más importantes de la Costa en ese entonces. Fue quizás común el establecimiento de compañías de socios colombianos y sirio libaneses como Mendoza, Lahud y Cia., establecida en 1903. La revista mensual Alef, publicada por el Centro Social Arabe de Santa Marta tenia un director colombiano, mientras un tendero libanes, Carlos Mohalen, era colaborador regular del periódico cartagenero. El Porvenir, donde ofrecía al lector colombiano temas como “La ciencia Arabe”, “la fortaleza de Baalbek”, “el Coran”, “Los turcos y los árabes”, en artículos llenos de máxima arábigas.
Los inmigrantes sirio libaneses en Colombia también demostraron arraigo y patriotismo hacia su país de adopción. En 1903, destacados miembros de la comunidad en Bogota enviaban un mensaje al vicepresidente de Colombia expresándole su solidaridad frente a la crisis de Panamá, en el cual describían a Colombia como un país hospitalario y simpático para nosotros. En 1912, miembros de la colonia en Barranquilla donaron una estatua de la libertad, erigida en el Parque Centenario, para celebrar un aniversario de la independencia de Colombia. Es cierto que., al menos en la parte de este siglo, los sirio libaneses encontraron barreras sociales, tales como la entrada a ciertos clubes tradicionales el Club Ocaña o el Club Cartagena, por ejemplo las cuales quizás motivaron la proliferación de sus propias sociedades. Algunas de estas organizaciones fueron un poco mas que sitios de reuniones regulares a veces en la parte trasera de una tienda donde colegas inmigrantes se reunían para hablar o jugar cartas. Otras fueron mas sofisticadas como la “Unión Libanesa Siria”, establecida en Cali, que tuvo como meta principal: “La defensa de los intereses generales, la mayor unión solidaridad, beneficencia, instrucción y mutuo apoyo entre los miembros de la colonia libanesa Siria, residentes en el territorio de la Republica.” El hecho de que los sirio libaneses a menudo mantuvieron estrechas vinculaciones con sus países de origen de que hayan establecido sus propios clubes y publicaciones y preservado en algunos casos, sus propias practicas religiosas y el sentido de sus particularidades en la sociedad colombiana, no contradice el cuadro de un grupo inmigrante con una gran capacidad de adaptación al nuevo ambiente. Individuos como Elias Saer, a pesar de haber viajado a su nativo Damasco en varias ocasiones, decía amar a Colombia como su Procopio pis , país que no le había tratado mal. Como escribió Carlos Mohalen en uno de sus artículos para El Porvenir : “Me veo obligado a manifestar mis deberes a este amable país, donde pasé los mejores tiempos de mi vida y tengo amigos muy respetables y distinguidos de quines todo extranjero debe decir: Mas vale un vecino cercano que un hermano lejano”. Relativamente pocos de ellos han regresado definitivamente a su lugar de origen. Un inmigrante recordó que recién llegado, le pregunto a un paisano como había hecho para tolerar el sol, la lluvia y el calor. El otro le respondió riendo: “Mira Jorge, tu tienes un mes aquí, deja que el tiempo pase a ver si te devuelves con plata o sin plata.”. Jorge no retorno confesando después de 35 años: “son muy pocos los que vuelven a su tierra”.
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AGRADECIMIENTOS
No hay duda de que un mal entendimiento del origen, raza y religión de los libaneses en Colombia pudo haber influido en la percepción local hacia los nuevos inmigrantes. Errores similares también influyeron en las políticas oficiales sobre inmigración en este periodo, las que también fueron hostiles a todo tipo de inmigración. A pesar de ciertos esfuerzos, la inmigración en general nunca ha sido exitosamente promovida por el gobierno colombiano. Mientras hubo una intensa discusión acerca de lo deseable que seria incentivar cierta clase de inmigración europea, excluyendo “elemento perjudiciales”, no se introdujo ninguna política efectiva de restricción hasta los año 30 cuando ya la mayor ola de inmigrantes había terminado. Sin embargo, en Colombia, como en Argentina y otros países los sirio libaneses fueron frecuentemente identificados como aquellos grupos cuya entrada debería ser objeto de restricciones. En 1908, un periódico de Cartagena clamaba por la prohibición de toda inmigración “oriental”, y en 1913 inspectores en el mismo puerto manifestaban que los sirios y “turcos” estaban entre los grupos cuya entrada al país debería ser impedida.
Aunque buena parte de la legislación colombiana sobre inmigración era ambigua, en los años 20 apareció una tendencia creciente hacia la imposición de restricciones para cierta clase de inmigrantes, incluyendo a los sirio libaneses. A finales de los años 20 hubo una serie de comunicaciones del consulado colombiano en Caracas al Ministerio de Gobierno de Bogota informando acerca de la expedición devisas para ciertos individuos “a pesar de su nacionalidad Siria” , lo que indica la existencia de prohibiciones efectivas para entrada de ciudadanos sirio libaneses, excepto por ordenes especiales. A pesar de que condiciones mas restrictivas de inmigración fueron introducidas en este periodo, siguiendo el ejemplo de los Estados Unidos, no fue sino hasta 1937 cuando se expidió una ley que hizo mas explicitas las nuevas restricciones, las cuales consistieron en el establecimiento de una cuota y un sistema de deposito para inmigrantes de ciertas nacionalidades, incluyendo a los sirio libaneses. A parte de la aplicación de cuotas de entrada, los sirio libaneses y otras categorías de inmigrantes fueron obligados a pagar un elevado deposito al llegar al país, una clara medida para detener su entrada, excepto a los acomodados. Curiosamente estas nuevas medidas fueron fuente de potenciales de desavenencias con la Gran Bretaña, puesto que el gobierno colombiano insistió en que los palestinos con pasaporte británico estaban incluidos entre la categoría con restricciones.
Es importante señalar que, en si conjunto, el debate sobre inmigración en Colombia es en algunos aspectos superfluo puesto que las nuevas medidas se tomaron mucho después de que la ola migratoria hubiera llegado a su pico en Sur América. Las nuevas leyes probablemente tuvieron poco efecto en los últimos inmigrantes quines eran principalmente amigos y parientes de las familias ya establecidas. El grueso de los inmigrantes sirios, palestinos y libaneses a quines podría haberse aplicado las leyes de 1937 estaban muy bien establecido en Colombia y sus hijos eran ya nacionales colombianos.
No obstante los diferentes obstáculos que tuvieron que enfrentar, las comunidades sirio libaneses en Colombia fueron capaces de consolidar su posición durante las primeras dos décadas de este siglo. Las barreras que encontraron para su exitosa asimilación no deberían exagerarse. Los sirio libaneses probaron ser resistentes a las difíciles condiciones y al duro clima, por las cuales un ministro británico había encontrado suficientes razones para aconsejar a los europeos contra la emigración a estas regiones colombianas. Posiblemente encontraron menos dificultades en el proceso de adaptación que sus colegas emigrantes a la América del Norte, donde la división cultural era mas profunda. Con seguridad, los inmigrantes sirio libaneses en Colombia podían encontrar muchas similitudes con sus propias sociedades en términos de religión., concepto de la familia y otras costumbres sociales. Aunque las investigaciones sobre el tema están todavía en su primera etapa, se puede decir que la adaptación de los sirio libaneses al sistema de vida colombiano parece haber sido especialmente favorable. La mayoría de las puertas fueron abiertas muy pronto para ello. En 1916, siete nombres sirio libaneses aparecen ya en la “lista de cuota mensual” de la Cámara de Comercio de Barranquilla. En 1920, por lo menos cuatro aparecen como accionistas del Banco Dugand, uno de los más importantes de la Costa en ese entonces. Fue quizás común el establecimiento de compañías de socios colombianos y sirio libaneses como Mendoza, Lahud y Cia., establecida en 1903. La revista mensual Alef, publicada por el Centro Social Arabe de Santa Marta tenia un director colombiano, mientras un tendero libanes, Carlos Mohalen, era colaborador regular del periódico cartagenero. El Porvenir, donde ofrecía al lector colombiano temas como “La ciencia Arabe”, “la fortaleza de Baalbek”, “el Coran”, “Los turcos y los árabes”, en artículos llenos de máxima arábigas.
Los inmigrantes sirio libaneses en Colombia también demostraron arraigo y patriotismo hacia su país de adopción. En 1903, destacados miembros de la comunidad en Bogota enviaban un mensaje al vicepresidente de Colombia expresándole su solidaridad frente a la crisis de Panamá, en el cual describían a Colombia como un país hospitalario y simpático para nosotros. En 1912, miembros de la colonia en Barranquilla donaron una estatua de la libertad, erigida en el Parque Centenario, para celebrar un aniversario de la independencia de Colombia. Es cierto que., al menos en la parte de este siglo, los sirio libaneses encontraron barreras sociales, tales como la entrada a ciertos clubes tradicionales el Club Ocaña o el Club Cartagena, por ejemplo las cuales quizás motivaron la proliferación de sus propias sociedades. Algunas de estas organizaciones fueron un poco mas que sitios de reuniones regulares a veces en la parte trasera de una tienda donde colegas inmigrantes se reunían para hablar o jugar cartas. Otras fueron mas sofisticadas como la “Unión Libanesa Siria”, establecida en Cali, que tuvo como meta principal: “La defensa de los intereses generales, la mayor unión solidaridad, beneficencia, instrucción y mutuo apoyo entre los miembros de la colonia libanesa Siria, residentes en el territorio de la Republica.” El hecho de que los sirio libaneses a menudo mantuvieron estrechas vinculaciones con sus países de origen de que hayan establecido sus propios clubes y publicaciones y preservado en algunos casos, sus propias practicas religiosas y el sentido de sus particularidades en la sociedad colombiana, no contradice el cuadro de un grupo inmigrante con una gran capacidad de adaptación al nuevo ambiente. Individuos como Elias Saer, a pesar de haber viajado a su nativo Damasco en varias ocasiones, decía amar a Colombia como su Procopio pis , país que no le había tratado mal. Como escribió Carlos Mohalen en uno de sus artículos para El Porvenir : “Me veo obligado a manifestar mis deberes a este amable país, donde pasé los mejores tiempos de mi vida y tengo amigos muy respetables y distinguidos de quines todo extranjero debe decir: Mas vale un vecino cercano que un hermano lejano”. Relativamente pocos de ellos han regresado definitivamente a su lugar de origen. Un inmigrante recordó que recién llegado, le pregunto a un paisano como había hecho para tolerar el sol, la lluvia y el calor. El otro le respondió riendo: “Mira Jorge, tu tienes un mes aquí, deja que el tiempo pase a ver si te devuelves con plata o sin plata.”. Jorge no retorno confesando después de 35 años: “son muy pocos los que vuelven a su tierra”.
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AGRADECIMIENTOS
Biblioteca Departamental parque San José ,Barranquilla
A la Universidad del Norte. Centro investigativo SERES,Barranquilla