Bienvenido a mi página Weblog
Please Audios
Personas ajenas a la administración del Blog enlazan pornografía al sitio, esperamos se pueda hacer algo al respecto por parte de Blogger o Google. Gracias , Dios les Bendiga por ello.

,

EN LA PAZ DEL SEÑOR DESCANCE QUIEN SE QUEDO EN BARRANQUILLA PARA SIEMPRE EN LAS ENTRAÑAS DE SU TIERRA. GRACIAS POR SUS CANCIONES ALUSIVAS A LA TIERRA BARRANQUILLERA. ¡GRACIAS JOE........!¡PAZ EN SU TUMBA.... !.

mapa


Ver mapa más grande
Conozca la ciudad.Fotografias.Videos y por satelite. Ver mapa más grande
Barranquilla Weather Forecast, Colombia

Weather.Encontrar la información climática de Barranquilla Consultar Hora y màs de Barranquilla y Colombia Geoportal de Colombia. Consulte Noticias Región Caribe Barranquilla ciudad de oportunidades.Videos

QUMRÁN.arenosa Bienvenido.Barranquilla se convirtió en el refugio predilecto para judíos, alemanes, polacos e italianos, adicionalmente, por los conflictos en el Medio Oriente.En la ciudad también habitan muchos venidos de Arabia Saudita, Turquía y Líbano. La última masa migratoria ha sido desde China. Del sur del país, en la ciudad viven muchos santaderenos y antioqueños---- Hay cinco carnavales con la categoria de Patrimonio de la Humanidad en el mundo, los de Oruro (Bolivia), Barranquilla (Colombia), Binche (Bélgica), Drametse (Bután) Makishi (Zambia) y San Juan de pasto (Colombia)..¡.Brindo un previo homenaje a la ciudad que me vio nacer y crecer, por sus 198 años de historia desde el 7 de Abril de 1813. Dios Bendiga y continué prosperando a sus hijos(as) tanto naturales como adoptivos en todas las colonias. o domesticas o foráneas. Somos una amalgama étnica cultural, con una identidad común, ser barranquilleros. Somos una fuente de información con formato y estilo diferente
¡Bienvenido a Barranquilla la cuarta ciudad del país,con más de 30.000 hectáreas cuadradas en el casco urbano . su nombre original fue barrancas de san nicolas. Es una de las ciudades más jovenes y cosmopolítas de Colombia.Tiene uno de los sectores residenciales màs grande y elegante de Colombia llamado El Prado.El cementerio màs grande de la patria llamado Cementario Catòlico Calancala el cual separa a los barrios de San Felipe, Los Pinos,Lucero y Chiquinquira. * Cuna de la aviación civil en Colombia. * Primera ciudad en transporte marítimo y fluvial. * Recibe el primer teléfono en Colombia. * Crea el primer puerto en el país. * Crea la primera compañía de servicios públicos (Telefonía). * El muelle de Puerto Colombia fue el segundo más largo del mundo en su época. * Se crea el primer hotel turístico en Latinoamérica (Hotel del Prado).

.

Sociedad Portuaria del Norte Barranquilla



Transporte Marítimo y Fluvial

El transporte marítimo y fluvial se encuentra bañado por dos afluentes de agua (río Magdalena y mar Caribe), a través de los cuales se tiene un fácil y rápido acceso a los demás puertos del territorio nacional e internacional. En la actualidad se está trabajando en obras de profundización y estabilización para el canal de acceso, con el fin de lograr una profundidad de 40 pies.
Cabe anotar que varias empresas han tenido la oportunidad de construir muelles privados para manejar de forma directa el embarque y desembarque de sus mercancías. En este sentido, podemos mencionar a Cementos del Caribe, Monómeros                  Colombo–Venezolana, Pizano y Siderúrgica del Norte, entre otras.

Gracias a la cercanía del puerto con los mercados internacionales, éste se conecta con 286 puertos del mundo en 86 países, a través de diferentes rutas, entre ellas a los Estados Unidos, España, Reino Unidos, etc. Además, cuenta con varias navieras que ofrecen el transporte de mercancía a bajos costos, dependiendo del destino y el peso de la mercancía a transportar y con itinerarios frecuentes, facilitando así, que los productos procesados en la Zona Franca salgan en forma inmediata a los mercados de la Costa Este de Estados Unidos, Europa, Centroamérica y Lejano oriente.
Terminales portuarios
Dentro de las empresas ubicadas en terminales del puerto de Barranquilla se destaca la Sociedad Portuaria Regional de Barranquilla (SPRB) y la Sociedad Portuaria del Norte. Adicionalmente,  están los puertos públicos como Vopak (antes Colterminales) y Puerto PIMSA.

Sociedad Portuaria Regional de Barranquilla
La Sociedad Portuaria Regional de Barranquilla (SPRB) es el segundo terminal más grande del país y el primero de la región Caribe. Tiene una extensión de 933 mil metros cuadrados y su muelle tiene una extensión de 1.058 metros lineales, además cuenta con un calado autorizado de 30 pies en agua dulce que le permiten atender hasta siete buques simultáneamente. El terminal también posee un muelle fluvial de 550 metros lineales destinado al manejo de barcazas fluviales con un calado máximo de hasta 12 pies. Estas características lo convierten en el terminal público más grande del país.
Por ser un puerto multipropósito maneja todo tipo de carga como carbón, graneles sólidos y líquidos, contenedores, café y carga general.
Sociedad Portuaria del Norte.
El puerto, que tiene una profundidad de 42 pies al margen del muelle, se caracteriza por ser un puerto multipropósito especializado en cargas a granel, de aceros, alambrón, perfiles, ángulos, bobinas, canales, así como de fertilizantes a granel y en big bags, vehículos, cemento en eslingas y big bags, carbón y minerales.

Vopak Colombia S.A. - Barranquilla Terminal  (antes Colterminales) 
Este dispone de un área total de 17. 830 metros cuadrados, y un área descubierta de 16.706 metros cuadrados, con capacidad para 24.687 metros cúbicos, y su especialidad son los graneles líquidos como productos petroquímicos, químicos, aceites vegetales y productos de petróleo. El puerto cuenta con una profundidad de 36 pies y una longitud del muelle de 175 metros, con un puesto de atraque, y conexión con 75 puertos en el mundo en los que opera Vopak para graneles líquidos.

Puerto PIMSA
El Puerto Industrial de Malambo (PIMSA) es un puerto público, localizado a 38 kilómetros de la desembocadura del río Magdalena al mar Caribe, lo que facilita el cargue, descargue y almacenamiento de mercancías. Su especialidad es el manejo de graneles sólidos y carga como el acero, por lo cual dispone de 15 mil toneladas de capacidad para carga general,  otras 15 mil toneladas para carbón y la misma capacidad  para graneles sólidos.Zona Franca

Así es Barranquilla

Ubicación de la Información Así es Barranquilla Puede ver de 1 a 157 Fotos.

En vísperas de que comience el Carnaval de Barranquilla, el 2 de febrero, una publicación le rinde un homenaje a esta ciudad de la costa Atlántica. Se trata del libro Así es Barranquilla, escrito en español y en inglés, y en el que se presenta un recorrido de norte a sur desde las playas de Salgar a través de clubes, universidades, instituciones y sectores residenciales de la ciudad moderna. El viaje pasa, entre otros lugares, por el centro, el sector industrial de la Vía 40 y la ruta del río Magdalena.

La mayor parte de las fotografías en esta publicación fueron tomadas por Vivian Saad, quien conoce de primera mano la estética urbana barranquillera, pues la ha captado con su lente durante más de veinte años.

El libro, que fue realizado por Ediciones Gamma y Consuelo Mendoza, conserva una parte del material que en el 2001 captó el fotógrafo español Andrés Lejona para la segunda edición.
Esta combinación permite apreciar en un mejor contexto a ‘Curramba’. Así es Barranquilla, que se consigue en librerías de todo el país, trae capítulos dedicados a temas como el desarrollo de la economía de Barranquilla, la inmigración y, por supuesto, el famoso carnaval


Autor
NULLVALUE

'Cocina de inmigrantes' reúne recetas tradicionales



De sus años de infancia, la gastrónoma barranquillera Betty Kovalski conserva el recuerdo de las mermeladas caseras de frutas, las galletas, las tortas, los caldos con kreplaj (especie de tortellinis), los farfales (pastas), los kugels de pasta y papa y demás "exquisiteces" que preparaba su abuela Ita, a quien visitaba los fines de semana. "El 'laboratorio culinario' de la abuela era una habitación al lado del patio de ropas, que hacía las veces de cuarto de plancha, panadería y repostería. A un lado había una despensa grandísima, que almacenaba harinas, huevos, azúcar, sal, chocolate, levadura, mieles, frutos secos, esencias y especias importadas de los viajes que hacía ella con mi abuelo", recuerda Kovalski, de ascendencia judía polaca. Esa tradición y las historias que su abuela le contaba sobre la llegada de tantos inmigrantes a la capital del Atlántico se convirtieron en la receta para que Kovalski se lanzara al mundo de la gastronomía, primero fundando la tradicional repostería Betty Sue, y ahora como escritora de su primer libro: Cocina de inmigrantes, que presentó ayer en Bogotá. Se trata de una recopilación de recetas de su autoría, familiares y de inmigrantes, acompañada de una investigación a cargo del promotor cultural Gustavo García (Barranquilla, ciudad art deco). El libro está dividido en bebidas, entradas, sopas, ensaladas, pescados, mariscos, carnes, acompañamientos, salsas y aderezos, platos especiales, galletas, tortas, panes y postres. "La investigación hace un recuento de los inicios de los primeros hoteles, restaurantes y clubes sociales de la ciudad, que fueron formados por toda esta inmigración que se establecía en Barranquilla, que, además de su cultura de vida, traía sus tradiciones gastronómicas", explica García, al destacar la llegada de familias árabes, italianas, francesas, norteamericanas y sirio-libanesas, entre otras. Agrega que estas tradiciones gastronómicas llegaron a fundirse tanto con las locales, que no es raro encontrar hoy en cualquier tienda de la ciudad los quibbes al lado de los típicos fritos. La autora ha querido aprovechar el tema de los inmigrantes y el ingreso al país de nuevas tradiciones gastronómicas (peruanas, japonesas, tailandesas) para darle un toque internacional al libro con recetas de otros países. De esta manera, los acompañamientos tienen platos con toques cubanos, polacos y árabes; en los pescados hay influencias peruanas, chinas o mediterráneas y en las carnes, preparaciones rumanas, suizas o del sur de Estados Unidos. Entre las preparaciones curiosas, se encuentra el tiradito tricolor (pescado acompañado por tres salsas de diferentes tipos de ají, que permite jugar con las tonalidades), la caponata de vegetales (ensalada que se come fría o caliente, parecida al ratatouille francés), el borscht de invierno (sopa de remolacha) y el garato (antigua forma griega de curar el pescado). Además, están varias de las recetas de las costumbres judías polacas y rumanas como los latkes (buñuelos de papa) y los kniches (pastelitos de masa de hojaldre rellenos de papa con cebolla).


Autor
CARLOS RESTREPO CULTURA Y ENTRETENIMIENTO

El barrio de los inmigrantes



En la segunda mitad del siglo XIX Barranquilla contaba con tres sectores urbanos a los que se les denominaba El Centro , Barrio Arriba y Barrio Abajo .

El Centro lo habitaban comerciantes y funcionaban la escuelita del maestro Celedón Pérez, el Colegio para niñas La Inmaculada Concepción , el Cementerio-Iglesia de la Cruz vieja, y se encontraba en construcción la Iglesia de San Nicolás de Tolentino.
El Barrio Arriba se formó en los terrenos de la finca Rebolo , de 15 hectáreas, propiedad del Párroco de la Iglesia de San Nicolás, R.P. Antonio María Muñíz y Polanco. Se extendía desde Tacunga y El Boliche hasta la antigua Ciénaga de la Luz, y desde la vereda que comunicaba a Barranquilla con Soledad hasta la Finca Bartolito , por donde construyeron después la carretera al Aeropuerto.
Al principio, el Barrio Arriba fue llenándose de familias pobres y sencillas, quienes poco a poco lo fueron mejorando hasta convertirlo en uno de los más alegres y progresistas de Barranquilla. Esa gente trabajaba todos los días del año hasta que llegaba la fiesta de la Virgen del Carmen, a la que en ese entonces veneraban y le hacían novena y fiestas en julio ante una Capillita de madera situada en la Calle Soledad (hoy 17), donde años después sería construido El punto blanco de la Zona Negra .
El Barrio Abajo estaba compuesto por la familias de los trabajadores de las compañías del Ferrocarril y de Veranillo.
Al finalizar el siglo XIX los moradores del Barrio Arriba sufrieron el flagelo de la peste infecciosa del bacilo de Yérsin que recorría extensas zonas del Caribe. Las gentes caían en las calles presas de convulsiones y diarreas a las que nada ni nadie podía detener. Entonces, en medio de tanta desolación, conservaron intacto lo que la peste no pudo aniquilar: la capacidad de aguante y la inquebrantable fe en Dios.
Como la fe es la madre del milagro, en pleno azote de aquella epidemia se hizo presente el sacerdote salesiano Rico, quien portando en sus manos un estandarte con la efigie de San Roque de Montpellier -patrono de la peste- convocó a todos los moradores del barrio para hacer unas rogativas en el sitio donde después fue levantado el templo. La gente correspondió a dichas rogativas. No fue sino comenzarlas cuando la peste fue cediendo hasta que desapareció. Aquellas gentes no salían del asombro y a la vista del milagro procedieron a entronizar -en el mismo sitio donde se hicieron las imploraciones- la imagen de San Roque, procediendo a iniciar la construcción de su templo y a bautizar el barrio con el nombre de Barrio de San Roque .
Los primeros que llegaron a Colombia portaban pasaportes turcos. Barranquilla veía asombrada a un grupo de personas vestidas con extraños atavíos desfilando por sus arenosas calles. Hombres con tarbúsh, chiripás, fez y turbantes. Mujeres con chilabas y chador. Habían abandonado sus montañas, sus cedros, el mar Mediterráneo, el gran Dimasjk-alSaján (Dammasco en Arabe), los hermosos parajes que inspiraron a sus abuelos Gibrán, Sherade, y Chija entre olivos e higueras.
Estos hombres le dieron a las fiestas durante muchos años el prestigio y esplendor que las constituyeron junto con el Carnaval de Barranquilla como las mas prestigiosas y mejores en toda la cuenca del Caribe. Las ocupaban cinco cuadras con toda clase de diversiones sanas, comprendiendo dos telones gratis, de cine popular, cada dos cuadras, obsequiadas y manipuladas por Vichenzo Didoménico, ex alumno Salesiano. Un circo de toros de los hermanos Marquez, donde se lidiaban diariamente 5 toros de prestigiosas divisas por toreros de fama internacional: dos cuadriláteros de boxeo, colocados uno cada dos cuadras, donde diariamente se verificaban simultáneamente dos y tres peleas, durante muchos años atendidas por los prestigiosos personajes del box barranquillero: el gran Chelo de Castro y el Negro Adán. Mas de treinta mesas con juegos de suerte y azar como ruletas, boliches, y macondos.
Una veintena de bazares que hacían las delicias de chicos y grandes. Dos Salones Burreros para baile y solaz de los aficionados. Tómbolas, varas de Premio, cucañas y varios palos de cumbiamba que duraban hasta el amanecer (bajeras y ribeñas). Cincuenta fondas con comidas y fritos para todos los gustos, rociados con la cerveza de lúpulo trigo y cebada que elaboraban los técnicos cerveceros alemanes de la Cervecería Barranquilla, que su propietario el Dr. Carlos Alberto Osorio con la mano diligente de su socio el inolvidable Diofantico de la Peña.
Al finalizar el novenario y verificada después la procesión del Santo Patrono, en hombros de sus feligreses, por todas las calles el barrio, comenzaban los cuatro días de toros populares en los que las personas que residían a lo largo de cuatro cuadras de la Avenida Boyacá (calle 30) construían sus toriles donde familiares y amigos deliraban de entusiasmo y alegría con las incidencias de cada tarde amenizadas por el repertorio de cuatro papayeras acreditadas, una en cada cuadra dándole realce a la premiación con ofrendas florales y regalos en dinero a los aficionados que hacían la mejor faena de cada tarde. Oh temnpore.....Oh mores!!

Publicación
eltiempo.com
Sección
Suplementos especiales
Fecha de publicación
7 de abril de 1997
Autor
VICTOR HERRERA DE LA ESPRIELLA

El señor Jacobo Goldstein

El señor Jacobo Goldstein acudió puntualmente a la Cancillería a presentar su examen sobre Colombia.
El señor Jacobo Goldstein acudió puntualmente a la Cancillería a presentar su examen sobre Colombia.
- Puertos sobre el río Magdalena! -preguntó la funcionaria.
-Vea, señorita, yo entré por Barranquilla y me los recorrí todos cuando usted aún no había visto la primera luz del sol.
 El hombre de las leyes!.
Ah, señorita, ese solo es uno: Moisés.
Al judío le costó cuarenta años de espera y las absurdas pruebas que le concedieran la esquiva ciudadanía colombiana. Había hecho todos los méritos para merecerla a lo largo de toda una vida y sólo la obtuvo a los 70 años. Una década después fallecería en esta, su nueva patria, a la que llegó en 1926.
Yo no puedo recitar todos los puertos del gran río, ni siquiera las quince estrofas del Himno Nacional, ni recuerdo a los futbolistas que le endosaron cinco goles a Argentina en La Bombonera. Tampoco he cumplido cuatro décadas en estas tierras, ni dejado hijos que las amen y defiendan. Tengo, eso sí, un buen padrino y las ganas de pertenecer a este grupo humano que no pasa por los mejores años de su ya atormentada historia.
Digo primero lo de padrino porque las ganas y los derechos que confiere la legislación, como demostró Don Jacobo, no bastan. Y porque, desgraciadamente, aquí y en Vladivostok, quien no tiene padrino no se bautiza.Llegué a este país en febrero de 1998, un martes, día poco recomendable para viajar. Nunca antes había estado en Colombia, pero había elegido este país por caótico, esa es la verdad, y pensaba que no me podía equivocar.

Me esperaba en el aeropuerto Guillermo de la Torre, un perfecto desconocido para mí, que luego sería uno de mis mejores amigos. En el trayecto al hotel me contó su vida y enseguida me sentí en casa. Yo había estado aquí antes; desde siempre. Eso sí, como buena española, impaciente, me costó acostumbrarme a la cortesía diaria, permanente, delquiubo-cómoamaneció-cómolefue-quémás-quécuenta-quéhaydenuevo, antes de ir al grano.
Como colaboradora de una agencia de noticias y luego corresponsal de El Mundo de Madrid, recorrí las carreteras polvorientas de Colombia en bus, taxi-colectivo, platones de camionetas, lanchas, canoas.

Descubrí la gente más acogedora, amable, educada y hospitalaria que pueda uno imaginar. Pero también las injusticias sociales, la corrupción, la violencia más atroz, la pasividad y el egoísmo de muchos, la cobardía de cientos de hombres, la valentía de miles de mujeres, la frivolidad e ineptitud de la clase dirigente, las ansias de paz y las ganas de salir adelante de millones de colombianos.
Mi pertenencia a País Libre y ser testigo directo de las salvajadas de la guerra y de las miserias producto de la corrupción me hicieron abandonar la neutralidad y la distancia que debe tener todo periodista extranjero.
Me lancé al ruedo y tomé partido de forma visceral por las instituciones democráticas, por muy deficientes que sean, y por los colombianos que rechazan tanto la violencia como robar al vecino y al Estado.
A mi amigo Pacho Santos le pedí hace dos años que me ayudara a conseguir la doble nacionalidad, un derecho que yo quería hacer valer y que, obvio, después del 7 de agosto pasado, se me facilitó, lo que evidentemente no le ocurrió a Don Jacobo.
Quiero ser colombiana, además de española, porque siento que pertenezco a este país. Nunca me consideré extranjera y siempre me ha dado rabia que me echen en cara esa condición. Si Dios y Mockus lo permiten, este mes conseguiré serlo. Ojalá que el Alcalde, que debe poner el último sello, no me examine sobre croactividad porque ahí sí me corcha.


Publicación
eltiempo.com
Sección
Editorial - opinión
Fecha de publicación
6 de julio de 2003
Autor
Salud Hernández-Mora

El muelle de Puerto Colombia

Un muelle histórico Señor Director: Sobre la columna de Ernesto McCausland (16-03-09), en el muelle de Barranquilla hay una placa que dice lo siguiente: la Comunidad Judía y B’nai B’rith... Como testimonio de gratitud a Colombia por haber accedido al ingreso por este histórico muelle a los inmigrantes judíos.
Para nuestros antepasados significó la vida, el inicio de un futuro de paz y fe en su nueva patria, Colombia. Cinco generaciones han contribuido a nuestra querida Colombia. Todos hemos paseado por el muelle alguna vez, respirando ese aire de Puerto Colombia y recordando el valor de nuestros padres y abuelos que allí llegaron, con pocos centavos en sus bolsillos.

Como dice McCausland, el valor histórico de este muelle es de tremenda importancia. Ojalá lo puedan reparar y crear allí un punto turístico, que también le traiga aportes al pueblo de Puerto Colombia, tan pobre, pero lleno de posibilidades.



Denise Shalom de Pérez.




Los Árabes en Barranquilla son una comunidad.

El mundo árabe en Colombia, que representa la colonia extranjera más grande en el país, tiene sus particularidades. Sobre su sentido de pertenencia en el desarraigo, los mitos de origen, la tradición en territorios móviles y cambiantes y los valores de la autenticidad, habla el filósofo Alain Roussillon, del Centro para la Investigación Científica y la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París. Rousillon no solo participó en el primer Congreso Internacional Diálogo entre Civilizaciones y lanzó en Bogotá el libro Oriente, islamismo y diferencia -editado por el Externado de Colombia-, sino que visitó una de las mezquitas más pobres del mundo: la de la Boquilla en Cartagena, ejemplo de la movilidad contemporánea de las religiones.
El mundo árabe en Colombia, que representa la colonia extranjera más grande en el país, tiene sus particularidades. Sobre su sentido de pertenencia en el desarraigo, los mitos de origen, la tradición en territorios móviles y cambiantes y los valores de la autenticidad, habla el filósofo Alain Roussillon, del Centro para la Investigación Científica y la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París. Rousillon no solo participó en el primer Congreso Internacional Diálogo entre Civilizaciones y lanzó en Bogotá el libro Oriente, islamismo y diferencia -editado por el Externado de Colombia-, sino que visitó una de las mezquitas más pobres del mundo: la de la Boquilla en Cartagena, ejemplo de la movilidad contemporánea de las religiones.

Qué tan grande es la comunidad árabe en Colombia?.

Durante el siglo XX la inmigración más importante que ha habido en Colombia ha sido árabe. Aunque no hay datos muy precisos, oscila entre 300 ó 500 mil personas. Llama la atención que, siendo una comunidad tan pequeña respecto a otros países de América Latina, tenga una influencia tan importante.

Cuántos son musulmanes y cuántos cristianos?.

La mayor parte de los migrantes de la primera etapa -entre finales del siglo XIX y principios del XX- son cristianos. De las tres oleadas, la primera es la más importante en términos de cantidad. La segunda, que va hasta el final de la segunda guerra, sigue siendo cristiana. Y la más reciente, a partir de los 80, involucra más a los musulmanes.

Qué tienen en común?.

Un mismo discurso en torno a su llegada. Todos dicen que escaparon de la opresión del imperio otomano o de otros y tienen una forma muy particular de relacionarse con el resto de la sociedad: son generosos, hospitalarios y exaltan lo alimenticio. Señalan, por ejemplo, que enseñaron a la sociedad colombiana a comer verduras.

Hay una estrategia de adaptación?.

Hay tres etapas que no necesariamente coinciden con la migración. La primera está compuesta por los que sólo hablan árabe, no saben español y sobre quienes se ha creado la imagen del pequeño comerciante que va con su maletín de pueblo en pueblo y que García Márquez y otros autores han evocado mucho.

Los llamados turcos?.

Exactamente. Se insertan rápidamente, pero hay una especie de reacción contra ellos por parte de la sociedad colombiana, que los asocia con una connotación negativa. Esa generación estuvo muy abierta al exterior y no tenía problema para casarse. En la segunda etapa, estratégica, forman una comunidad e intentan que los matrimonios sean entre ellos. Constituyen una comunidad muy fuerte y en la Colombia se da una especie de ocultación de su existencia.

Estamos en una etapa distinta?.

Hay una trayectoria que se puede enmarcar entre Gabriel Turbay, en los 40, y Julio César Turbay, cuando fue Presidente. El primero era casi estigmatizado por ser árabe, incluso dentro del discurso político: El indio sí, el turco, no . En cambio, en la época de Turbay Ayala esa arma no funcionó en la competencia política. Hay una tercera etapa, que es la más reciente. Cuando llegué tenía la hipótesis de que existía una efervescencia muy importante alrededor del ser árabe en Colombia. Con el tiempo, la he matizado, aunque hay ciertas manifestaciones en torno a la identidad, las raíces y los valores árabes, especialmente en Barranquilla. Una de las causas de esta efervescencia, que se produce a partir de los 80, es el problema geopolítico del Oriente Medio. Pero ello también ha generado una reacción, en el sentido de que se identifican como provenientes de ese mundo palestino, lo defienden y toman una posición identitaria con respecto a palestinos y libaneses. Esto ha provocado una contradicción en el sentido de que les permite de cierta forma redefinirse como comunidad pero, a la vez, se produce una división comunitaria, pues la identificación es también con el terrorismo.

Usted recorrió la Costa Atlántica y entró en contacto con el mundo árabe colombiano. Qué encontró?.

Las distintas formas de ser árabe en cada región. Se percibe en la razón por la que cada grupo se ha adaptado a la sociedad.

Cómo se manifiestan esas diferencias?.

En Bogotá la forma de ser árabe es individualista. No hay una verdadera comunidad. Tienen un apellido y una influencia importante, con frecuencia en la política y el periodismo. En Cartagena, se integran al modelo de familia tradicional y de pequeña aristocracia, con cierto poder económico y político. En Barranquilla son una comunidad. En Córdoba, que tiene un carácter más rural, conservan mucho sus valores de origen. En Maicao la cosa es más curiosa. Son los únicos que siguen hablando árabe y eso puedo tener que ver con que es la migración más reciente.

Qué diferencias hay en cuanto a religión?.

Maicao es el único sitio donde realmente hay práctica islámica. En Bogotá hay un Centro Cultural Islámico, pero que cumple una función más informativa que religiosa.

La mezquita de Maicao es sunita o chiíta?.

De sunitas, como la mayoría de musulmanes en Colombia. Tiene actividad social, relacionada con salud y educación. Está además el colegio, aunque los alumnos no son todos musulmanes. La mezquita es realmente importante dentro de la vida de la ciudad y llama públicamente al rezo cinco veces al día. Se dice que es la segunda o tercera más grande de América Latina y puede recibir hasta mil personas.

En qué otras partes de la Costa hay mezquitas?.

Hay dos más. Una que están construyendo en Santa Marta. Y otra, que desde el punto de vista de representatividad no tiene ningún interés, porque es muy pequeña. Es en la Boquilla, en Cartagena, en una zona muy miserable. Data de hace unos cinco años y aglutina unas 20 ó 30 pescadores. Tiene su origen en un negro norteamericano que se contactó con los afroamericanos convertidos al Islam. Este grupo entra en cierta forma en competencia con otras sectas o comunidades religiosas, protestantes, cristianas, que hay en la Boquilla. Es bien llamativo ver en medio de ese barrio, que no tiene ni calles, ni ningún tipo de organización física, enfrentados letreros de la mezquita con el grupo de oradores cristianos. El Imam de esta mezquita pone mucho énfasis en la lucha contra droga, prostitución y todas esas formas de degradación social.

Publicación
eltiempo.com
Sección
Lecturas fin de semana
Fecha de publicación
25 de enero de 2004
Autor

MARA CLAUDIA PARIAS D. Y HERNANDO SALAZAR PALACIO

Barranquilla, donde judíos y árabes conviven

Colombia me parece un buen resumen del mundo. Una élite prevalentemente blanca en el color de la piel, que constituye un poco menos del 10% de la población total, que vive en los climas más fríos y ocupa las tierras más fértiles, es dueña del 80% de la riqueza general (las minas, la agricultura, el ganado, los bancos, las industrias) y controla el poder político. Otro 40% de la población, un poco más oscura en su aspecto exterior, trabaja duramente, más que para llegar a ser élite, para no caer en la pobreza del otro 50% de la población, que vive en las tierras más cálidas y menos fértiles o en las partes más duras de las ciudades, que es negra, india, mulata o mestiza, y que nunca está del todo segura de poder comer o de tener agua limpia al día siguiente.

El primer mundo desarrollado (espejo de Europa, Estados Unidos y algunas partes del Lejano Oriente) está representado por esa élite de piel clara, que se aprovecha de las materias primas y de la mano de obra barata del resto del país. Viven bien, comen bien, estudian en los mejores centros, tienen excelentes hospitales y se mueren de viejos. La clase media, los pequeños empleados, algunos obreros con buenos contratos, son el espejo de los países emergentes como México o Brasil. El 50% de los pobres que apenas sobreviven, se parecen a África, a las regiones y naciones más pobres de Oriente, y también, por supuesto, a la misma América Latina menos desarrollada. Así es el mundo, y Colombia se parece mucho al mundo, en tamaño pequeño.

Recorrer Colombia es una bonita experiencia sociológica: si uno empieza por el Norte, en el desierto de La Guajira, podrá visitar la mezquita de Maicao, comer quibbes como los del Líbano, ver mujeres de origen árabe con velo musulmán y hasta deleitarse al postre con las waclavas de miel y frutos secos. Si atraviesa las fértiles llanuras de Córdoba, Bolívar y Sucre, encontrará inmensos hatos de ganado Brahman, traído de la India hace más de un siglo, con sus morros henchidos de grasa y carne, y con la parsimonia envidiable de las vacas sagradas. Si se trepa por la cordillera de los Andes encontrará valles alpinos con ganado Holstein o Jersey, como en Suiza, Inglaterra o Canadá, e incluso campesinos de ojos azules que ordeñan las vacas y hacen queso en las montañas de Antioquia. Si se hunde en las selvas del Chocó podrá sentirse en África de repente, con unos negros grandes y dulces que llevan la música por dentro y la pobreza por fuera, aunque con gran dignidad. Si se atreve a internarse en las selvas amazónicas, se sentirá en partes del Brasil, con ríos inmensos y parsimoniosos, árboles innumerables, calor intenso y bichos raros. Si va a los departamentos del Cauca y Nariño, en el sur, podrá figurarse que está en Bolivia o en Perú, con indios que vienen de ramas remotas de la familia quechua, cuyo imperio se extendió hasta allí, pero que hablan lenguas locales que Evo Morales no entendería.
Y en este viaje imaginario encontrará también, por supuesto, aquello que se considera más típicamente colombiano: plátanos y yuca en tierra caliente, cafetales y pájaros en tierra templada, campos petroleros y minas de oro y carbón explotadas en general por inmensas transnacionales europeas o norteamericanas, plantaciones de mata de coca con mafiosos que matan por defender las rutas de su cocaína, guerrilleros salvajes que secuestran y extorsionan, paramilitares sanguinarios como nazis, un Ejército que no pocas veces comete crímenes tan horrendos como los de los grupos ilegales, y un Estado que, según se acerque o se aleje de las grandes capitales, es capaz de controlar o no el territorio de la nación.

¿Qué nos falta en esta rápida descripción geográfica del país? Dos largas costas, la del mar Caribe y la del océano Pacífico, entre delfines y playas coralinas, hasta tibias bahías escogidas por las ballenas que van y vienen de los polos para hacer ahí, en el centro de su recorrido, esos ruidosos y salvajes apareamientos que los humanos llaman el amor. Algún puerto industrial, como Barranquilla, donde judBíos y árabes conviven y compiten por el comercio; una ciudad de belleza legendaria, Cartagena de Indias, en donde el centro se parece a Andalucía y la periferia a Bangladesh; y por último el puerto más feo de todo el océano Pacífico, Buenaventura, en donde la ventura está siempre al borde de convertirse en desventura.

Colombia es también, como el mundo, un país de ciudades en el que la mayoría de la gente vive en humeantes conglomerados urbanos acromegálicos y no en el campo. Lo distinto estriba en que, a diferencia de la mayoría de los países de Hispanoamérica, la capital del país, Bogotá, no se roba la casi totalidad de la población urbana, sino que pululan las ciudades con más de un millón de habitantes: Medellín, Cali, Barranquilla, Pereira, Cartagena, Manizales. Salvo los puertos, la mayoría de estas ciudades (y por ende de la población del país) está en las cordilleras, en altos valles o en altísimos altiplanos. El motivo es muy simple: el clima duro del trópico, la humedad y los insectos de las tierras bajas se soporta mucho mejor en la altitud de las montañas. Por eso tenemos un país muy extenso, pero al mismo tiempo muy densamente poblado en la cordillera y casi desierto en las llanuras y en las selvas.
El 98% de los colombianos hablamos en castellano. Las variedades de nuestro español dependen de si estamos cerca del mar, de cara al mundo, o aislados en las montañas, pero en general podría decirse que, quizá por estar nuestro país a mitad de camino entre el Río Grande del norte y el Río de la Plata, nuestro castellano tiene una cadencia bastante comprensible para casi todos los que viven en el ámbito de la lengua. A esta aparente neutralidad de nuestra variedad lingüística se debe tal vez ese lugar común que dice que hablamos el español más hermoso y correcto de América.
La política nos apasiona, como a los ciudadanos de cualquier parte del mundo, y también tenemos la ilusión de que la vida depende del cambio ritual de los gobernantes. Desde hace más de seis años nos gobierna un terrateniente antioqueño de baja estatura, ojos claros y buenos modales (aunque los pierde con facilidad cuando se enoja, y se enoja mucho). Un requisito tácito para pertenecer a su gabinete es haber padecido secuestros o asesinatos a manos de la guerrilla. Muchos de sus ministros han tenido esa trágica experiencia, en la propia piel o en la de familiares y amigos muy cercanos. Eso los hace odiar, con razón, a las Farc, empezando por el primer mandatario, cuyo padre fue asesinado por esta banda de narcotraficantes que se hace pasar por guerrilla revolucionaria. Bueno, es ambas cosas, una guerrilla degradada a mafia que no deja por eso de ser a ratos una guerrilla con ideales rebasados por la historia. Uribe fue elegido por la mayoría de los colombianos para derrotar a ese grupo, las Farc, del cual el 95% de la población estaba harto. Lo ha logrado en parte, pero a costa de perdonar demasiado a los paramilitares y a costa de gastarse la mejor tajada del presupuesto en fortalecer al Ejército.

Casi nadie, ni yo mismo, se opone a que derrote a la guerrilla. El problema es que al hacerlo se descuida lo más grave para nuestro desarrollo: la desigualdad y la miseria. Del 50% de la población pobre, de su condición inhumana, sale cada año apenas un porcentaje ínfimo, aunque constante. El agua sigue siendo impotable incluso en algunas de las regiones más lluviosas del mundo. No tenemos ni una sola autopista en todo el país. La educación pública es de muy mala calidad y no es universal. La gente desplazada del campo por la guerra se hacina en las ciudades en condiciones de vivienda y de vida intolerables. El Presidente reza rosarios en público y no está muy interesado en el control de los nacimientos. Pero aquello para lo que fue elegido, aquello que prometió —derrotar a las Farc—, lo está cumpliendo, y por eso la mayor parte de la población lo apoya todavía con un fervor religioso.
Escribimos libros, hacemos unas cuantas películas al año, ganamos una o dos medallas de bronce en los Juegos Olímpicos, somos buenos escaladores en ciclismo y tenemos una selección de fútbol que teme mucho hacer goles. Tenemos dos o tres cantantes populares que el mundo adora, aunque a mí no me entusiasmen. Nuestros tres escritores más grandes, en todos los sentidos de la palabra grande, viven en México (García Márquez, Mutis y Fernando Vallejo), como si el aire impuro del D.F. fuera fecundo para su prosa. Tenemos unos cuantos museos no muy buenos, pero de vez en cuando surgen grandes talentos aislados en la ciencia o en el arte. Somos unos 44 millones los que seguimos viviendo aquí, y otros 4 viven repartidos por el mundo, sobre todo en Venezuela, Europa y Estados Unidos. El país es muy verde y su naturaleza no es nada pobre. Medellín, la ciudad en la que vivo, no es la peor de América Latina ni tampoco la más violenta, por mucho que en años anteriores haya sido la capital mundial de la mafia. Pasamos de 6.500 asesinatos al año a 650, y por eso nuestra tasa de homicidios es inferior a la de Caracas, a la de México e incluso a la de Washington.
No somos ni el infierno ni el paraíso. Somos un purgatorio que intenta arrancar almas de la perdición y aspira a seguir, aunque muy despacio, a un paso desesperantemente lento, el camino del progreso que otros llaman cielo.





Héctor Abad Faciolince
Elespectador.com

La cocina de los Quessep de Barranquilla



Cada vez que la abuela lo llamaba a comer había una excitación en su voz que le hacía pensar en la cercanía de un magnífico evento. Servir la mesa era para las mujeres de su casa el momento de más regocijo del día. Y para él, para Alex Quessep, ocurría efectivamente algo maravilloso. Poco podían entender sus infantiles papilas de aquella mezcla que se tejía entre carimañolas acompañadas con quibbeh en la mañana, mote de queso y shichbarak al almuerzo o del maamoul y el dulce de papaya tradicional a la hora del postre.

La cocina de los Quessep de Barranquilla era como muchas cocinas de la región, un lugar prodigioso en donde, entre sabores árabes y costeños, se olvidaba que alguna vez lo que sabía a propio había sido ajeno. La sazón de esa gran diáspora turca que se asentó en Barranquilla se fue mezclando con la cocina popular que había nacido de las manos de morenas desterradas, y ganó matices con las recetas que las dueñas de casa habían guardado desde sus bisabuelas españolas.“Por una tradición arábigo-andaluza, en el Caribe solemos mezclar aditamentos dulces con lo salado”, apunta el cocinero y erudito en cocina Lácides Moreno, quien añade que esto resulta tan esencial en la gastronomía costeña, que cuando en las casas aprieta, “el caldo se toma con pedacitos de banano cortado”.
En ese revoltijo creció una cocina hecha de cebolla roja, ají dulce, comino y leche de coco, se originó una sazón en donde es infaltable el tamarindo y el corozo, las habichuelas largas y el achote. “Esta tierra no se presta para inventarse un ragú (salsa boloñesa), ni una salsa chatorei, pero da para hacer salsas dulces y frutales”, explica la chef barranquillera Patricia Soto. “Los sabores siempre son pasado, por eso parece inevitable no devolverse”, agrega por su parte Quessep, que lleva ahora el mando de su restaurante Zeitun (aceituna en árabe).
Pero la cocina caribeña es tan diversa y ha sido influenciada por tantas variables que mientras en un lugar de Barranquilla comensales se deleitan con quibes crudos, rollo criollos envueltos en pan pita y cheese cake con jalea de corozo, al otro lado se oyen los tradicionales gritos de ¡Salpicón de raya, arroz con chipi chipi!

Por la fuerza del río

Mercedes, la morena dueña del Cabrito Dorado, va clamando el nombre de cada uno de sus platos mientras levanta el trapo con el que cubre un enorme caldero y pone en un tenedor una mezcla de pescados desmechados para que los transeúntes se provoquen.



Aunque en la galería del centro de Barranquilla los fogones son enclenques y las aguas poco confiables, las cocineras pueden ufanarse de una práctica que sólo disfrutan los más finos chefs: “tenemos todos los días el pescado recién sacado del río”.
La afluencia del río Magdalena es otro de los componentes que ha contribuido a que la comida barranquillera gane un sello propio. Así, a la hora del almuerzo tiene lugar, en las esquinas de los barrios más populares, unas filas bullosas para hacerse a una porción de arroz de lisa, más conocido como arroz payaso.
Este amasijo hecho de arroz y de pescado desmechado se cuece con pimiento, achote y ajo, pero al parecer, su sabor se
acentúa cuando se sirve en la hoja de vijao y, por supuesto, se degusta sin cuchara. Se convierte así, casi en espectáculo ver a la gente colorearse el contorno de la boca con una mancha verdusca y brillante, mientras saborean el plato típico.
Pero las riveras del río son además el lugar privilegiado para que crezcan legumbres que dan origen a otro de los patrimonios de la comida barranquillera: el sancocho de guandul. Para esta época del año, en las riveras de Ciénaga ya no queda ni un solo vestigio de la cosecha de ese fríjol apretado y seco, que poco se ve por el interior.Por eso, dicen los que saben, no es la mejor época del año para probarlo. Sin embargo, en la casa de la niña Jose siempre habrá un totumo presto a ser servido con esa sopa viscosa, mezcla de cola, costilla y carne salad
Este plato, que según Lácides Moreno “tiene una fuerte incidencia africana por esa cosa pastosa y abigarrada” es casi un milagro. Para disfrutar de un trago de este sabroso sancocho, la niña Jose ha puesto a secar el guandul durante dos días. Luego, los ha puesto a remojar con sal para que finalmente ñame, yuca, plátanos y mazorcas se deshagan en ese mismo caldo en donde el guandul, las carnes, y el sofrito van perdiendo el nombre.
El origen de esta compleja receta no la sabe ni la niña Jose, que todo lo sabe sobre el guandul, sin embargo intuye “que fueron sus antepasados africanos los que tuvieron la idea primaria”. Y este raciocinio al que llega genuinamente la cocinera compone, según los más entendidos, la esencia de la comida caribeña: “La comida de estas tierras no tiene autor, nació de manos sencillas enamoradas de la cocina, pero sobre todo de manos negras”.

Los orígenes de la herencia

La negra Desiré tenía el poder hasta de regañar a los niños. A la final, ella era quien los cuidaba y, sobre todo, quien les daba de comer. Fue precisamente de ella, de su nana, de quien el afamado chef cartagenero Lácides Moreno aprendió a hacer su primer plato. “Peló un plátano maduro, lo metió entre las cenizas del anafe y luego de sacudirlo, lo sacó amarillito amarillito”, rememora el también investigador, quien después quiso repetir la ‘hazaña’ delante su padre.

Muchos de los secretos de la sazón caribeña se esconden en Cartagena, una ciudad que fue durante siglos un puerto de gran importancia, el foco esclavista de América y el lugar en donde los españoles asentaron su gente de gobierno.
Esa mezcla particular la convirtió en el primer laboratorio gastronómico de la región, a tal punto que, aún hoy, con sólo andar por las calles y hablar desprevenidamente con la gente se puede reunir en un santiamén un recetario.
A las cinco de la tarde, al igual que las otras fritangueras, Ana Tulia, la ganadora de 19 concursos de fritanga costeña, saca su fogón y empieza a rellenar con carne molida, previamente adobada, y huevo la masa lista de yuca o de maíz trillado.
El crocante de la carimañola recién frita y el aroma de anís de la arepita dulce revelan un sabor de antaño que poco tiene que ver con recetas con copyright y chefs celebridades. Más bien encarna algo que el chef paisa, dueño de El Santísimo, uno de los restaurantes cartageneros más afamado, define muy bien: “La verdadera esencia de la comida del caribe colombiano es que aquí se cocina con felicidad, hay siempre regocijo y diversión al preparar los platos”. Y después de desayunar pastel de arroz y cerdo, de probar el bollo de yuca con queso costeño, de combinar cocadas y mongo mongos y comer mojarra frita con patacón cualquier comensal agregaría: “Aquí no se come para vivir, sino se vive para comer y comer bien”.

Por: Angélica Gallón Salazar



Más árabes concentra la costa barranquillera

El 20 de agosto la Luna se hizo invisible. Como todos los años, esta fase era la señal que los musulmanes estaban esperando para empezar con la celebración más importante del Islam: el Ramadán o el ayuno. Hasta el 20 de septiembre no podrán probar alimento o bebida mientras el sol mantenga su trono en el firmamento.

A pesar del sacrificio diurno, varias familias palestinas que viven en Bogotá (cuya mayoría practica el Islam) aprovechan la época para reunirse y no dejar diluir su cultura en una tierra que no fue la que les prometió Abraham, pues aseguran que su verdadero hogar está en el Oriente Medio, en el suelo que hoy ocupan los israelíes. Los palestinos son los otros “desplazados” que Bogotá desconoce.

Los banquetes nocturnos, en compensación del ayuno, son horas de regocijo entre amigos y de regalos para los niños. Las delicias típicas no faltan: kebab (carne a la parrilla), falafel (croquetas de legumbres), dulces de dátil y almendra, pan sin levadura y pasta cremosa de ajonjolí. Una vez culminado el Ramadán, comenzará el Eid al-Fitr: tres días para intercambiar obsequios, perdonarse y estrenar ropa.

La calle de los palestinos

Ya antes habían sido desplazados. A finales del siglo XIX los otomanos empezaron a apropiarse de su territorio; al mismo tiempo, América era vista por el Viejo Continente como el paraíso incólume en donde había más oportunidades y menos opresión.

Entonces, los árabes de todas las partes del mundo emprendieron una larga travesía hacia lo que pensaban sería Estados Unidos, pero soplaron vientos del azar y los navíos desembocaron en Colombia. Por ello, la zona del país que más árabes concentra es la costa barranquillera. Por ser un puerto marítimo, propicio para el comercio, estos extranjeros se volvieron hábiles negociantes de ropa y telas.
Como muchos de sus coterráneos, Hassan Saleh Nofal llegó a Colombia en 1968 por la recomendación de un familiar en busca de oportunidades económicas o por lo menos una vida más tranquila. Ya habían pasado 20 años de la creación del Estado de Israel en lo que antes era Palestina. En todo ese tiempo, incluso hasta el día de hoy, la paz seguía siendo un espejismo.

Saleh empezó como vendedor puerta a puerta ofreciendo ropa a crédito. Luego le alcanzó el dinero para abrir el primer restaurante de comida árabe que tuvo la capital: Ramsés. Allí se reunían políticos, periodistas e intelectuales en busca de un nicho para sus tertulias. Hoy en día Saleh, junto con sus cuatro hijos, es el dueño de El Khalifa.

Sobre la situación en Oriente Medio, el hombre de 62 años aseguró: “Palestina es una caldera. Nadie está contento bajo una ocupación. No habrá paz en ese territorio hasta que haya una solución para los palestinos”.

Hassan Saleh tiene decenas de sobrinos en el centro de Bogotá, o al menos los ha adoptado como tal. Allí abundan las familias palestinas, cuya mayoría tiene almacenes de ropa, y en el que fue erigida una mezquita en la que musulmanes inmigrantes oran cada viernes a la 1:30 de la tarde.





--------------------------------------------------------------------------------
El salón sagrado, ubicado en la calle 9ª con carrera 11, funciona como un centro de oración y conocimiento del Islam. Allí las mujeres llegan con bluyines, aretes largos y el cabello suelto y ondulado. Antes de entrar a la charla se ponen una falda larga y un hijab (velo árabe). Una vez adentro, se ubican detrás de un muro donde ni siquiera pueden ver al líder que dirige la charla. Según los musulmanes, esta acomodación se hace con el fin de evitar malos pensamientos.

Esta cultura se rige por cinco principios básicos: creer en Mahoma (el primer profeta), leer el Corán, celebrar el Ramadán, ir a La Meca, en Arabia Saudita, y dar un porcentaje de los ingresos a los más necesitados. Otros componentes de su religión son la restricción de carne de cerdo y la oración cinco veces al día: antes de que amanezca, al mediodía, por la tarde, por la noche y antes de dormir.

Desde 1948, cuando la Organización de las Naciones Unidas creó una resolución para la partición de Palestina, los hijos de sus gentes nacen con una nacionalidad, unas costumbres y una religión, pero sin un país. Ahora su territorio es cualquiera donde puedan dormir tranquilos. Ahora mismo estarán elevando una plegaria a su dios Alá, como clama su sangre, y luego, unas horas después de que el sol desaparezca, caminarán por la Plaza de Bolívar, hablarán español, comerán ajiaco y se sentirán como en casa.

Laura Juliana Muñoz

Elespectador.com

La evolución de la cocina caribe


 
En sus hábitos alimenticios se puede rastrear la huella profunda del paso de las generaciones, que han ido dejando un sedimento de usos y costumbres en esta materia. Como su gente, la comida costeña es fruto de muchas mezclas. Si nos remontáramos en el tiempo para buscar el origen de las cosas que consumimos de manera cotidiana, encontramos la matriz indígena: el maíz, la yuca, los ajíes, el tomate, el aguacate y tantas frutas como el mamey, papaya, guayaba, caimito, hicaco. También los aportes africanos en productos como el ñame y la candia, y los europeos, como la carne de res y los lácteos, naranjas, limones, y asiáticos, como el plátano, mango y arroz.

En los últimos años se han publicado varios libros que nos ayudan a conocer mejor los orígenes, las recetas y la evolución de la cocina caribe. Estos trabajos tienen la ventaja de que más que un ejercicio académico, son principal y afortunadamente una celebración de la comida de estas comarcas. Por ejemplo, María José Yances es la autora de Me sabe a todo. La tradición culinaria de Córdoba (2009). Allí su autora rescata muchas de las recetas de lo que a comienzos del siglo XX se denominaba las sabanas de Bolívar. Para el caso de Barranquilla, Betty Kovalski ha publicado Cocina de inmigrantes (2009), donde presenta un variado recetario del crisol culinario que es la cocina de esa ciudad. En el ensayo introductorio de ese libro, Gustavo García ilustra muy bien cómo se fue nutriendo el fogón barranquillero con los aportes de judíos sefardíes, griegos, sirio-libaneses, polacos, chinos, alemanes y gente de todas las comarcas de la Costa Caribe colombiana. Si alguien quisiera un tratamiento de corte más histórico, puede recurrir a Fogón caribe (2010), de Enrique Morales.

A mí en particular, en esto de la gastronomía costeña me interesa más el enorme deleite de disfrutar por los caminos del Caribe nuestro todo cuanto su cocina ofrece de hospitalario. Cómo no recordar, por ejemplo, los quibbes que venden donde Deyanira, a la entrada de Cereté. O los magníficos restaurantes árabes de Montería. Tal vez el plato que mejor sintetiza lo que es la comida sinuana es el mote de queso. En él se reúne la impronta de lo indígena en los ajíes, el alma de la cocina indígena según María José Yances, lo africano en el ñame, lo europeo en el queso y lo árabe en la berenjena frita.

Quien llegue a Sincelejo le recomiendo dos cosas: tomarse un peto frío en la Plaza Majagual y comerse una mazorca criolla sancochada frente a la catedral. Por todos los caminos los bollos de mazorca, de coco, de yuca, limpios, son siempre una delicia. En caso de que usted visite Mompox, los casquitos de limón son muy buenos para mitigar el calor de esa “tierra caliente de la tierra caliente”.

En Santa Marta se come la mejor sierra frita de todo el Caribe y el desayuno con cayeye, guineo verde sancochado y machacado con queso costeño. Es la mejor manera de comenzar un día cuando el sol está radiante y la Sierra Nevada completamente despejada. Para quien se adentre en la península de La Guajira el arroz de camarón seco en las playas de Camarones será siempre un placer, especialmente si lo corona con un delicioso postre local, los huevos de leche.
 
Por: Adolfo Meisel Roca




Cooperación comunidad Siria-Libanesa-Palestina,

El Monumento a la Libertad del Parque “El Centenario”, a la sombra de cuyos bronces y mármoles se honran gestas ejemplares.*Familias todas de origen árabe que se vincularon al progreso de la ciudad a principios del Siglo XX.// Por:ALFREDO DE LA ESPRIELLA.//

Barranquilla, sede de un encuentro cordial de la cultura árabe: plaza favorecida por esta comunidad extranjera cual, desde que fueron pisando tierra costeña, empezaron con el sudor de su frente, con el coraje de su estirpe y la vocación de trabajo peculiar de sus atributos de raza y principios, a dar frutos fecundos en toda la dimensión de sus respectivas esferas. Siempre atentos al progreso de la urbe, sencillamente, como hombres de conciencia compartieron desde sus respectivos frentes de acción con la ciudad, entonces, primitivamente, conocida como “La Arenosa”.// El comercio identificó toda esa constante superación que fue alcanzando los reconocimientos cuantos justificaban el dinámico ejercicio de sus ambiciosos alcances. Y llegaron luego a compartir los oriundos de tres regiones geográficas asiáticas de tanto albedrío histórico como la Siria, El Líbano y la Palestina, teniendo en cuenta, solamente, el vivo recuerdo de su pasado y el noble sentimiento de su presente. Pensando, obviamente en el futuro, sin ninguna aspiración ni preocupación política que cediera a impulsos negativos porque a la raza más que cualquier otro patrimonio unía la espiritualidad de sus afectos.

Así les tributó por eso Barranquilla, la que ya era prácticamente su segunda patria y por la cual bajo el imperio y cariño de la esperanza en un mundo más consecuente para ellos vivieron, dejando descendencia aclimatada a las costumbres y tradiciones de nuestra tierra. Por eso también se les acogió, apoyó, y se les distinguió en la medida que fueron superando sus grandes objetivos.// Dentro de los programas que el Museo Romántico está coordinando ya para celebrar cual corresponde a la efemérides el primer centenario de haber sido el Departamento del Atlántico elevado a esta categoría política-administrativa y la ciudad al rango de Capital, el próximo año del 2005, se han incluido diversos actos conmemorativos de hitos y sucesos trascendentales que honran el privilegio de nuestra Costa Atlántica.// Entre los muchos pendientes, de los cuales se irán dando cuenta oportunamente, se realizarán algunos especiales agradecimientos a la vez a las colonias extranjeras cuantas fueron llegando a nuestras playas; y aquí, por esa “puerta de oro” tan calificada entraron gentes de ultramar confiando en los brazos abiertos y generosidad de nuestro terruño, los cuales hallaron muy amplios y tuvieron en cuenta luego para compartir con nosotros los propósitos de superación que traían aquellos inmigrantes; algunos, sin destino definido, pero sí ubicados ya en la esfera de sus preocupaciones por superarse en un medio que encontraron asaz acogedor y solidario.// Dicho reconocimiento con el homenaje a la colonia siria-libanesa-palestina, cual era entonces el protocolo propio de su tradición árabe, que, no “turca” como la llamaron pintorescamente, sin razón alguna, pero que, bien acogidos y admirados por su laboriosa vida de comerciantes la mayoría supieron poco a poco levantar su hogar, fundar familia, amasar fortuna y crearse el respeto que se merecían por su competencia, seriedad, disciplina y el cariño de los barranquilleros, además que le concedieron a su nuevo establecimiento.

Como se sabe, estos inmigrantes del Oriente asiático no tenían patria propiamente dicha. Eran, entonces colonias de países europeos - particularmente franceses e ingleses. Las continuas amenazas de los otomanos y la soberbia de aquellos gobiernos vecinos obligaron a muchos buscar, como ocurre todavía con tantos otros pueblos del mundo pretendiendo alero, techo, ambiente para organizar su vida honesta y trabajar en paz.// Aquí, cien años ha, se encuentran ya instaladas varias familias de estos orígenes laborando arduamente, compartiendo con nosotros en amable convivencia, impulsando negocios y constituyendo empresas que justifican esa energía propia de sus ancestros y aquella capacidad e inteligencia que calificaban sus virtudes.// Dicha Colonia, la Séptima de cuantas habían llegado a estos lares barranquilleros —primero fue la alemana, luego la judía, después la italiana, la norteamericana, la francesa y la española, las más numerosas— desde cuando se estableciera la mayoría de estas familias ubicadas en el barrio de arriba del Río más conocido popularmente como “Rebolo” y otras cuantas en el barrio Abajo donde en ambos distritos parroquiales montaron almacenes, negocios, fábricas y oficinas de exportación.

Sépase, además, que todos estos empresarios eran católicos. No contamos nunca con musulmanes. De pronto, llegaron unos dos o tres, si acaso, pero que se sepa ningún censo identificó la procedencia religiosa de éstos que no influyeron nunca en nuestro medio.// El “Museo Romántico”, como se sabe, tiene a todas estas comunidades extranjeras Salas dedicadas y biblioteca ilustrativa del origen y tradiciones de estas familias, deseando aun más ampliarlas para que quienes visitan este Templo de la cultura y las tradiciones cívicas de la urbe conozcan todos estos méritos, los respeten y admiren, cual es el propósito de esta casa de los recuerdos y las nostalgias.// A esta comunidad siria-libanesa-palestina debe Barranquilla el primer regalo de gran magnitud que una comunidad extranjera haya realizado hasta entonces. Hecho con gran sentido de recompensa por el inmenso tributo y agradecimiento con la “Arenosa” que les proporcione hogar nuevo, vida libre y cordial para compartir en nuestra sociedad que, además, les brindó apoyo, admiró y respetó cual merecía su tradición.// Tal obsequio fue, en ocasión de celebrar el país el primer Centenario de la Independencia, el 20 de julio de 1910.

Había organizado Barranquilla un movimiento para corresponder y atender la iniciativa del Sr. Presidente de la República General Rafael Reyes solicitando a todos los Departamentos que en sus capitales y provincias, para celebrar dignamente la efemérides patria, se erigieran bustos o estatuas en parques donde se rindiera culto a esta memorable gesta patriótica.// Presidida por don Rafael Dugand Gnecco, la Junta de Notables barranquilleros entre los cuales se encontraban: Los Dres. Clemente Salazar Mesura, José Francisco Insignares Sierra, General Rafael María Palacio, Manuel Z. De La Espriella, Urbano Pumarejo, Emiliano Vengoechea, Jacob Cortissoz, Louis Gieseken, entre otros personajes de entonces y a quienes la Municipalidad cedió el lote del antiguo camposanto de la ciudad — localizado entre los callejones de “Ricaurte” y “La Igualdad”, plaza de “San Mateo” y las calles del “Camposanto” — hoy “Caldas” (38) y “Las Flores” — con el fin de convertir este amplio espacio del viejo cementerio hebreo en ese gran parque de la Independencia.// La primera y única comunidad extranjera que de inmediato ofreció su cooperación fue la Siria-Libanesa-Palestina, encargando a París, la estatua con la figura alegórica de la Libertad con el fin de colocarla en dicha plaza del Centenario. Del texto publicado entonces en “Lecturas locales” dirigido por el periodista e historiador de mucha jerarquía don Miguel Goenaga, copiamos a la letra la relación histórica honrosa de este gesto excepcional: “La colonia siria-libanesa-palestina contribuyó al Centenario de la Independencia con la Estatua de la Libertad que se destaca en el Parque del Centenario. La estatua fue pedida a la firma alemana de H. G. Hassing por la Casa de los Sres. Eslait & Eljach de Barranquilla con el costo de $2.000.oo, suma que aportaron las colonias dichas. El pedestal fue diseñado y levantado por el señor Enrique Molina.

Todo el proceso de tan simpática obra estuvo a cargo de una Junta de la cual fue Presidente don Julián Eslait y vocales los señores Rafael Cajtuni, Miguel A. Traad, Salomón y Carlos Abuchard, Félix J. Eslait, Manuel Badrán, Salomón Eljach y presidió el acto de inauguración el Dr. Anastasio del Río, entonces Presidente del Concejo, habiendo pronunciado el discurso de entrega don Miguel A. Traad y contestándole en nombre del Municipio el Dr. Atenógenes Blanco.// Otro detalle propio de la gallardía de esta Comunidad, fue el obsequio que dichos miembros de ella regalaran al Departamento del Atlántico en 1923, el Escudo tallado en nácar siendo Gobernador del Departamento el General Eparquio González, cual luce como ha lucido siempre con orgullo en el Despacho de la Gobernación. Correspondió esta otra iniciativa generosa al Sr. Miguel Traad quien presidía ahora la misma organización patriótica de 1910. Un movimiento juvenil cual contribuyó, asimismo, con sus buenos oficios y excelente madurez cívica fue aquel que un grupo de muchachos de la comunidad decidieron fundar por la década de los años cincuenta la “Sociedad Juvenil Arabe” y entre sus muchas actividades públicas regalaron a la ciudad la bellísima Estatua a la Madre colocada en el bulevar central del Barrio de “El Recreo”.// Por eso, la iniciativa del “Museo Romántico” de brindarle a esta Colonia como a todas las demás que nos han favorecido tanto con su capacidad de trabajo y de cariño de exaltar sus méritos y rendir tributo merecido a quienes son tenaces compatriotas ya de nuestro solar costeño. No menos destacable, ya muchos años después de aquel gesto patriótico, el Legado Muvdi. Don Elías fue constante propulsor de obras de mejoramiento en la ciudad. Aparte del gesto gallardo suyo de contribuir con el aporte que el Gobierno Nacional solicitaba cuando el conflicto con el Perú en 1933, hay que destacar su generosa donación de cientos de hectáreas para que en ellas, como en efecto se hallan cumpliendo con sus deseos, se levantaran establecimientos de apoyo a las obras sociales que respaldan entidades respetables como los clubes Rotarios, Leones, Comunidades religiosas y otras de resorte público.
El Haraldo, Barranquilla, Domingo 14 de Noviembre de 2004:

Contenido


Imágenes De Barranquilla, Clic.sobre la imagen.

Asuntos amistad a nivel internacional Altafuya
Blogcatalogo Sonico amigos Tagged amistad Hi5 amistades FaceBook


Súbase al mirador del norte, Clic sobre la imagen.

Zoo B/quilla

TermoB/quilla

Clik Sobre La Imagen para más Imagenés

Clik <strong>Sobre La Imagen para más Imagenés</strong>
.Sociedad Portuaría de Barranquilla

TermoFlores

Barranquilla

Judaísmo

MEMORIAS

Norte De Barranquilla, Clic.sobre la imagen.

video


PUERTO COLOMBIA
-----------------------------------------------------------------------------------------