30 años después de su triunfo en Londres, los reinólogos la siguen admirando en Venezuela. La situación de su país la llevó a instalarse en Barranquilla, donde critica a Chávez desde una columna de El Heraldo.
Después de que el mandatario expropiara la maquinaria de una de las empresas de su esposo, Pilín rehizo su vida en Colombia. En 1981, la venezolana Pilín León fue coronada como Miss Mundo, ante el delirio de sus coterráneos, que al igual que los colombianos son apasionados de los reinados de belleza. Cuando ella llegó a su ciudad, Maracay, para exhibir la corona y la banda bordada con el título Miss World sucedió un hecho que solo cobraría relevancia dos décadas después en los corrillos políticos. Entre la multitud que la recibió, un joven que comandaba el equipo de paracaidistas de las Fuerzas Militares de Venezuela le entregó un ramo de flores y se declaró un súbdito más de la rubia de belleza natural que se oponía a las cirugías estéticas. El uniformado era Hugo Chávez, quien veinte años después confrontaría a la Reina que le hizo oposición pública desde el año 2002, cuando estalló el primer paro petrolero y el gobernante enfrentó una aguda crisis interna. Hoy, Pilín León, madre de tres jóvenes, de 24, 22 y 19 años, vive con su esposo en Barranquilla, donde tiene una columna en el periódico regional El Heraldo, que utiliza como oposición reflexiva contra el gobierno chavista. La ex Miss Mundo, de 48 años, habló con Jet-set en la ciudad donde disfruta “de una especie de exilio voluntario, pero tranquila y feliz”.¿De quién fue la idea de vivir en Barranquilla?-Me trajo mi esposo, con quien me casé hace 26 años después de cinco de romance. Él era contratista de las grandes petroleras en Venezuela, y en vista de la situación de mi país nos vinimos en busca de trabajo. Ya había estado acá.