El fuerte oleaje en la madrugada de ayer, provocado por vientos entre 40 y 50 nudos, destruyó 250 metros de la parte media del muelle, que tiene cerca de 1.300 metros.
Edilma Navarro, hoy mesera porque hace un año el viento arrasó con su negocio casetero, dormía tranquilamente en su casa de tabla cuando sintió el estropicio. Eran las tres de la madrugada y la noche de Puerto Colombia estaba teñida de viento.
Recordó su propia experiencia, y temió lo peor, porque era la primera vez que sentía un estruendo tan fuerte. La noche era muy gruesa así que aguardó. "Esperé a que fueran las seis de la mañana y bajé a la playa. Fui hasta la caseta de mi suegra, Rita Quiroz, y la encontré bien, pero la tragedia estaba más al fondo".
Las olas por esta época, suelen golpear con fuerza al viejo muelle de Puerto Colombia. Un frente frío es el culpable de esos movimientos bruscos del mar. El espectáculo del agua volando sobre la abandonada estructura da hasta para postales, pero en esta ocasión era distinto: 250 de los 2.500 metros del muelle habían desaparecido dejando aislada la punta cerca de donde está la antigua caseta de aduana.
Lo otro sí era más o menos lo mismo: casetas de tablas destrozadas, otras a punto de caerse, mucha agua donde antes había playa, y gente corriendo de aquí para allá. A Juan Muñoz, que en la casi penumbra de la madrugada intentaba, con varios conocidos, mover su quiosco, se le cayó encima la estructura y se golpeó la pierna.
Él y otros tres personas más se golpearon y cayeron en la operación de trasteo de las casetas, pero el asunto pudo haber sido peor: la naturaleza fue dura contra el muelle y le dio una estocada mortal, pero por lo menos eso no ocurrió en horas del día, cuando, pese a la prohibición expresa de no recorrerlo por el peligro que representa, es visitado por turistas de todas partes, y es usado como sitio de trabajo para una veintena de pescadores.
En su momento, el de Puerto Colombia llegó a ser considerado el más largo del mundo. Los trabajos de construcción fueron dirigidos por el ingeniero cubano Francisco Javier Cisneros, y la obra fue inaugurada el 15 de agosto de 1893. Durante las primeras cuatro décadas del siglo XX, se convirtió en nervio de la actividad internacional del país, pero en 1936, con la apertura definitiva de la desembocadura del río Magdalena (Bocas de Ceniza) se habilitó la actividad portuaria directa en Barranquilla y el muelle de Puerto fue abandonado.
La desidia gubernamental y la falta de liderazgo, prácticamente condenaron al olvido al muelle, aunque seguía siendo visitado. Uno de los que aprovechaba la belleza final de este saurio de la infraestructura era Omar Restrepo, cuyo negocio, Delicias del Mar, era prácticamente el mirador hacia el muelle desde lo alto de Puerto Colombia.
"Siento un intenso dolor como porteño. Hoy estamos de luto porque nuestro patrimonio histórico fue derrumbado por las olas", dice Restrepo, ahora acompañado de curiosos cuya ventaja, en este momento, es que pueden apreciar con claridad el tamaño de la tragedia mejor que cualquiera.
No se registraron víctimas fatales, tan sólo los cuatro heridos leves que eran atendidos ayer en el hospital local. Los damnificados, porque se perdieron las 22 casetas donde trabajaban, pasan de 250.
El gobernador del Atlántico, Eduardo Verano De la Rosa, quien viene liderando un proceso ante el Gobierno para recuperar el muelle, hizo una rápida visita por la mañana. Muchos lo señalaron como el responsable de todo por no actuar con celeridad en la tal recuperación. Quedó en pronunciarse más tarde.
Otros, como doña Edilsa Navarro, le echa la culpa a la alcaldesa de Puerto Colombia, Martha Villalba. "Nosotros le decíamos que trabajara por esta zona, pero ella decía que no iba a invertir nada porque no era una playa estable".
Ayer, los organismos de socorro y las autoridades hacían esfuerzos tremendos para que la gente no siguiera entrando a la zona del muelle, porque el resto de la estructura casi flota sobre unas carcomidas y escuálidas columnas. Trataban de evitar que la tragedia creciera.
JAVIER FRANCO ALTAMARCorresponsal de EL TIEMPO
BARRANQUILLA
Puerto Colombia
El muelle de Puerto Colombia (1888-1893), considerado en su momento uno de los más largos, en la actualidad se lo traga el mar.
Muelle de Puerto Colombia, 2006
Una vez esto termine de suceder ya nadie recordará que gracias a él Barranquilla multiplicó por diez su población al pasar de 16.000 habitantes en 1875 a 150.000 en 1938. Sucederá lo mismo con la memoria del ingeniero Cubano Francisco Javier Cisneros, uno de los pioneros de la construcción de ferrocarriles en Colombia y sobre quien el economista Aníbal Galindo escribió que “en donde quiera que se clave el primer el primer riel, donde suene el pito de la primera locomotora, mensajero de sus ideas, allí esta su obra, allí esta su gloria…”. Al muelle se llegaba desde Barranquilla por una línea férrea de 33 kilómetros, construida también por Cisneros y desde este el país se comunicó con el resto del mundo. Estas obras lo llevaron a ser conocido como el “Regenerador de Barranquilla”, título entendible porque debido a ellas, Barranquilla desplazó a Cartagena como el principal puerto colombiano y le permitió controlar el 60% del comercio con el exterior. Originalmente el muelle fue construido en hierro y luego recubierto en cemento (1918-1922) por Juan A. Colina y Clímaco Villa y funcionó sin interrupciones hasta 1943, cuando dejó de ser usado. A partir de ese momento, se convirtió en refugio de pescadores y amantes furtivos, así como de turistas y viejos inmigrantes que intentan reconstruir a partir de su ruina, las glorias pasadas. No sería justo permitir que desapareciera para siempre.
Muelle de Puerto Colombia, 2006.
El gerente de la entidad, César Caro Castellar, visitó al gobernador Eduardo Verano, y le manifestó que está listo para presentar la respectiva propuesta, una vez sea abierto el concurso a través del cual serán entregados en concesión tanto la señalada estructura como el lote del Distrito 20 de Carreteras.
“Por supuesto que estamos interesados y ahora con la in iniciativa de la Gobernación, vemos muy cercana la posibilidad del inicio de un proceso en el que podamos participar y se defina allí quien inicia estas labores de recuperación del muelle y desarrollo del lote del Distrito 20”, indicó al término del encuentro con el mandatario seccional.
Explicó que este último predio tiene un atractivo especial para la Zona Franca, dado que es una alternativa de expansión que tanto requiere esta entidad, como quiera que se está quedando sin espacio para seguir creciendo.
El muelle de Puerto Colombia (1888-1893), considerado en su momento uno de los más largos, en la actualidad se lo traga el mar.
Muelle de Puerto Colombia, 2006
Una vez esto termine de suceder ya nadie recordará que gracias a él Barranquilla multiplicó por diez su población al pasar de 16.000 habitantes en 1875 a 150.000 en 1938. Sucederá lo mismo con la memoria del ingeniero Cubano Francisco Javier Cisneros, uno de los pioneros de la construcción de ferrocarriles en Colombia y sobre quien el economista Aníbal Galindo escribió que “en donde quiera que se clave el primer el primer riel, donde suene el pito de la primera locomotora, mensajero de sus ideas, allí esta su obra, allí esta su gloria…”. Al muelle se llegaba desde Barranquilla por una línea férrea de 33 kilómetros, construida también por Cisneros y desde este el país se comunicó con el resto del mundo. Estas obras lo llevaron a ser conocido como el “Regenerador de Barranquilla”, título entendible porque debido a ellas, Barranquilla desplazó a Cartagena como el principal puerto colombiano y le permitió controlar el 60% del comercio con el exterior. Originalmente el muelle fue construido en hierro y luego recubierto en cemento (1918-1922) por Juan A. Colina y Clímaco Villa y funcionó sin interrupciones hasta 1943, cuando dejó de ser usado. A partir de ese momento, se convirtió en refugio de pescadores y amantes furtivos, así como de turistas y viejos inmigrantes que intentan reconstruir a partir de su ruina, las glorias pasadas. No sería justo permitir que desapareciera para siempre.
Muelle de Puerto Colombia, 2006.
El gerente de la entidad, César Caro Castellar, visitó al gobernador Eduardo Verano, y le manifestó que está listo para presentar la respectiva propuesta, una vez sea abierto el concurso a través del cual serán entregados en concesión tanto la señalada estructura como el lote del Distrito 20 de Carreteras.
“Por supuesto que estamos interesados y ahora con la in iniciativa de la Gobernación, vemos muy cercana la posibilidad del inicio de un proceso en el que podamos participar y se defina allí quien inicia estas labores de recuperación del muelle y desarrollo del lote del Distrito 20”, indicó al término del encuentro con el mandatario seccional.
Explicó que este último predio tiene un atractivo especial para la Zona Franca, dado que es una alternativa de expansión que tanto requiere esta entidad, como quiera que se está quedando sin espacio para seguir creciendo.