La ciudad siempre ha sido la cuna de la aviación. No solo porque por aquí comenzó la actividad aérea, sino porque por muchos años se convirtió en centro especializado para el mantenimiento de aviones con los talleres de Avianca, que dejaron de funcionar en 1991 con 750 trabajadores.
Ahora de la mano de Satec, en cabeza de la familia Laschmann, nuevamente Barranquilla ha vuelto a recuperar ese sitial que había perdido. Se arrancó con un pequeño taller en una zona contigua al aeropuerto internacional Ernesto Cortissoz, y hoy se cuenta con un hangar que puede atender varios aviones simultáneamente. Es uno de los más grandes y completos en este campo. La capacidad física que tiene el taller le permite recibir aviones tipo 767-200 o DC10-30.
Tres mujeres trabajan como operarias en el taller de mantenimiento más grande que tiene el país. De manera simultánea atienden en el momento ocho aviones.
En el 2007 se alcanzaron a reparar 5, entre ellos uno de Aerolíneas Argentinas, otro de Air Géminis de Angola, 2 de Aserca y 1 de Aerosucre. Desde diciembre a la fecha se están reparando 8 aviones de manera simultánea. Hace ocho días fue entregado el primero de la aerolínea Avior de Venezuela.
Hay tres de la aerolínea venezolana Avior. Son 737-200. Eran aviones que pertenecieron a Delta Airlines y fueron traídos a Barranquilla para su revisión, reparación y mantenimiento general.
Ya se entregó uno y se espera pronto el arribo de otros cuatro equipos para someterlos al mismo trabajo.
De la misma manera se encuentran dos DC9-32 que pertenecieron a la firma North West y ahora los adquirió la compañía venezolana Aserca Airlines. También está uno de la empresa Laser, de Venezuela. Es un DC9-32.
Igualmente se encuentran dos aeronaves de la empresa colombiana de carga Aerosucre. Son tipos 727-100. A uno de ellos se le cambió toda la parte de abajo del fuselaje y le efectuaron otros arreglos.
La reparación de un avión toma 33 días. Cada mes se deben entregar tres equipos listos. Cuando llega se le efectúa un servicio de limpieza, se desarma en su interior, revisión por los técnicos para corregir fallas, preservar la aeronave, pintarlo y hacer las respectivas pruebas. Los únicos que no se reparan son los motores.
El director administrativo de Satec, Albert Lachmann, manifestó que aunque el taller está certificado por Bureau Veritas con ISO 9000, ahora se trabaja para la certificación de la autoridad de Estados Unidos con el fin de atender las necesidades en este campo para el mercado norteamericano.
De acuerdo con un vocero de la Aeronáutica Civil, este taller es el único en contar y cumplir con los requisitos para tener la confianza de empresas aéreas en cuanto a mantenimiento. La muestra es que está certificado.
Satec está aprovechando el recurso humano que dejó Avianca, así como el personal que ha ido preparando el Sena a través de su escuela de aviación ubicada en el Centro Colombo-Alemán, en la vía al aeropuerto. Pasó de tener 60 empleados a una nómina de 260, a partir de diciembre del año anterior.
De los 261 trabajadores, 16 ingresaron como practicantes del Sena y ya están vinculados laboralmente. Tres de ellos son mujeres. Un total de 24 egresados del organismo recibieron licencia técnica como operarios, además hay otros 26 practicantes. Se combina la experiencia con la juventud.
La mayoría son jóvenes, que no pasan de los 30 años, algunos de los cuales tienen dos y tres licencias como técnicos, además de licencias como supervisores e inspectores. Unos pocos tienen licencia como pilotos. Varios de ellos han trabajado en el extranjero. De manera reciente 10 viajaron al exterior.
El director operativo de Satec, Johnny Lachmann, cuenta que una de las ventajas que se ofrece a las aerolíneas es la traída de los materiales sin necesidad de nacionalizarlos y pagar tributos, entre ellos el 16% del IVA. La zona es un depósito aduanero especial. En esto se ha tenido el apoyo de la Dian en Barranquilla.
La misma Dian ha entregado su respaldo en la expedición rápida de las resoluciones para que los aviones lleguen a reparación, cuando antes se demoraban varios días, y los repuestos no necesitan tantos días para su nacionalización. La meta es crear una zona franca para traer sin obstáculos equipos y herramientas.
El gerente general de Acsa, que administra el Ernesto Cortissoz, Juan Esteban Vásquez, dijo que “esto es una reafirmación de la vocación de Barranquilla como puerto aéreo. Es un acto de fe en la capacidad y mano de obra local que merece la confianza de las aerolíneas extranjeras”.
Aseguró que “es una línea de negocios a la que Satec le ha apuntado acertadamente. Tener varios aviones requiere una excelente respuesta en capacidad de trabajo para atender los requerimientos técnicos, mostrar seguridad y calidad”.
Tres mujeres son operarias
Algo que llama la atención entre el personal masculino es la presencia de tres mujeres, todas jóvenes, egresadas de la escuela de aviación del Sena. Dos de ellas estaban ayer laborando en varios de los aviones. Consideran que no hay que ser fuertes para trabajar como operarias en aviación
Una de ellas es Jenifer Torres. Es técnica aeromecánica. Su tarea es revisar y reparar corrosiones en los aviones, lo mismo que limpiar ciertas aéreas, aflojar y pegar tornillos, lo mismo que remachar y atender la línea hidráulica.
“La estudié porque siempre me llamó la atención y hacer uso de mis manos. Me gusta tener contacto con la grasa y con los líquidos, algo que siempre pueda manejar con mis manos”, contó. Cuando estudió en su curso apenas eran dos mujeres, pero hoy es igual el número entre hombres y mujeres.
Otra de las jóvenes que trabaja en la empresa es Maritza Labohorquez, quien es técnica especialista en aviónica, que consiste en trabajar lo eléctrico, electrónica e instrumentos. “Para mí es todo, es una afición que tomé desde pequeña y quería trabajar e hice el curso en el Sena. Es un trabajo que me gusta mucho”.
De acuerdo con la operaria en aviación, estudiar la carrera toma dos años, donde aprendió lo básico, mientras que en el trabajo ha ido adquiriendo experiencia con el fin de especializarse en el área. Las tres mujeres reciben el respeto, el acompañamiento y el buen trato de sus compañeros.