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EN LA PAZ DEL SEÑOR DESCANCE QUIEN SE QUEDO EN BARRANQUILLA PARA SIEMPRE EN LAS ENTRAÑAS DE SU TIERRA. GRACIAS POR SUS CANCIONES ALUSIVAS A LA TIERRA BARRANQUILLERA. ¡GRACIAS JOE........!¡PAZ EN SU TUMBA.... !.

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QUMRÁN.arenosa Bienvenido.Barranquilla se convirtió en el refugio predilecto para judíos, alemanes, polacos e italianos, adicionalmente, por los conflictos en el Medio Oriente.En la ciudad también habitan muchos venidos de Arabia Saudita, Turquía y Líbano. La última masa migratoria ha sido desde China. Del sur del país, en la ciudad viven muchos santaderenos y antioqueños---- Hay cinco carnavales con la categoria de Patrimonio de la Humanidad en el mundo, los de Oruro (Bolivia), Barranquilla (Colombia), Binche (Bélgica), Drametse (Bután) Makishi (Zambia) y San Juan de pasto (Colombia)..¡.Brindo un previo homenaje a la ciudad que me vio nacer y crecer, por sus 198 años de historia desde el 7 de Abril de 1813. Dios Bendiga y continué prosperando a sus hijos(as) tanto naturales como adoptivos en todas las colonias. o domesticas o foráneas. Somos una amalgama étnica cultural, con una identidad común, ser barranquilleros. Somos una fuente de información con formato y estilo diferente
¡Bienvenido a Barranquilla la cuarta ciudad del país,con más de 30.000 hectáreas cuadradas en el casco urbano . su nombre original fue barrancas de san nicolas. Es una de las ciudades más jovenes y cosmopolítas de Colombia.Tiene uno de los sectores residenciales màs grande y elegante de Colombia llamado El Prado.El cementerio màs grande de la patria llamado Cementario Catòlico Calancala el cual separa a los barrios de San Felipe, Los Pinos,Lucero y Chiquinquira. * Cuna de la aviación civil en Colombia. * Primera ciudad en transporte marítimo y fluvial. * Recibe el primer teléfono en Colombia. * Crea el primer puerto en el país. * Crea la primera compañía de servicios públicos (Telefonía). * El muelle de Puerto Colombia fue el segundo más largo del mundo en su época. * Se crea el primer hotel turístico en Latinoamérica (Hotel del Prado).

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El Grupo de Barranquilla en donde El "Sabio catalán"

A principios de los años cuarenta comenzó a gestarse en Barranquilla una especie de asociación de amigos de la literatura que se llamó el Grupo de Barranquilla; su cabeza rectora era don Ramón Vinyes. El "sabio catalán", dueño de una librería en la que se vendía lo mejor de la literatura española, italiana, francesa e inglesa, orientaba al grupo en las lecturas, analizaba autores, desmontaba obras y las volvía a armar, lo que permitía descubrir los trucos de que se servían los novelistas. La otra cabeza era José Félix Fuenmayor, que proponía los temas y enseñaba a los jóvenes escritores en ciernes (Álvaro Cepeda Samudio, Alfonso Fuenmayor y Germán Vargas, entre otros) la manera de no caer en lo folclórico.

Gabriel García Márquez se vinculó a ese grupo. Al principio viajaba desde Cartagena a Barranquilla cada vez que podía. Luego, gracias a una neumonía que le obligó a recluirse en Sucre, cambió su trabajo en El Universal por una columna diaria en El Heraldo de Barranquilla, que apareció a partir de enero de 1950 bajo el encabezado de "La girafa" y firmada por "Septimus".


Con su hijo y su esposa

En el periódico barranquillero trabajaban Cepeda Samudio, Vargas y Fuenmayor. García Márquez escribía, leía y discutía todos los días con los tres redactores; el inseparable cuarteto se reunía a diario en la librería del "sabio catalán" o se iba a los cafés a beber cerveza y ron hasta altas horas de la madrugada. Polemizaban a grito herido sobre literatura, o sobre sus propios trabajos, que los cuatro leían. Hacían la disección de las obras de Defoe, Dos Passos, Camus, Virginia Woolf y William Faulkner, escritor este último de gran influencia en la literatura de ficción de América Latina y muy especialmente en la de García Márquez, como él mismo reconoció en su famoso discurso "La soledad de América Latina", que pronunció con motivo de la entrega del premio Nobel en 1982: William Faulkner había sido su maestro. Sin embargo, García Márquez nunca fue un crítico, ni un teórico literario, actividades que, además, no son de su predilección: él prefirió y prefiere contar historias.

En esa época del Grupo de Barranquilla, García Márquez leyó a los grandes escritores rusos, ingleses y norteamericanos, y perfeccionó su estilo directo de periodista, pero también, en compañía de sus tres inseparables amigos, analizó con cuidado el nuevo periodismo norteamericano. La vida de esos años fue de completo desenfreno y locura. Fueron los tiempos de La Cueva, un bar que pertenecía al dentista Eduardo Vila Fuenmayor y que se convirtió en un sitio mitológico en el que se reunían los miembros del Grupo de Barranquilla a hacer locuras: todo era posible allí, hasta las trompadas entre ellos mismos.

También fue la época en que vivía en pensiones de mala muerte, como El Rascacielos, edificio de cuatro pisos, ubicado en la calle del Crimen, que alojaba también un prostíbulo. Muchas veces no tenía el peso con cincuenta para pasar la noche; entonces le daba al encargado sus mamotretos, los borradores de La hojarasca, y le decía: "Quédate con estos mamotretos, que valen más que la vida mía. Por la mañana te traigo plata y me los devuelves".

Los miembros del Grupo de Barranquilla fundaron un periódico de vida muy fugaz, Crónica, que según ellos sirvió para dar rienda suelta a sus inquietudes intelectuales. El director era Alfonso Fuenmayor, el jefe de redacción Gabriel García Márquez, el ilustrador Alejandro Obregón, y sus colaboradores fueron, entre otros, Julio Mario Santo domingo, Meira del Mar, Benjamín Sarta, Juan B. Fernández y Gonzalo González.

Periodismo y literatura

A principios de 1950, cuando ya tenía muy adelantada su primera novela, titulada entonces La casa, acompañó a doña Luisa Santiaga al pequeño, caliente y polvoriento Aracataca, con el fin de vender la vieja casa en donde él se había criado. Comprendió entonces que estaba escribiendo una novela falsa, pues su pueblo no era siquiera una sombra de lo que había conocido en su niñez; a la obra en curso le cambió el título por La hojarasca, y el pueblo ya no fue Aracataca, sino Macondo, en honor de los corpulentos árboles de la familia de las bombáceas, comunes en la región y semejantes a las ceibas, que alcanzan una altura de entre treinta y cuarenta metros.

En febrero de 1954 García Márquez se integró en la redacción de El Espectador, donde inicialmente se convirtió en el primer columnista de cine del periodismo colombiano, y luego en brillante cronista y reportero. El año siguiente apareció en Bogotá el primer número de la revista Mito, bajo la dirección de Jorge Gaitán Durán.

Duró sólo siete años, pero fueron suficientes, por la profunda influencia que ejerció en la vida cultural colombiana, para considerar que Mito señala el momento de la aparición de la modernidad en la historia intelectual del país, pues jugó un papel definitivo en la sociedad y cultura colombianas: desde un principio se ubicó en la contemporaneidad y en la cultura crítica. Gabriel García Márquez publicó dos trabajos en la revista: un capítulo de La hojarasca, el Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo (1955), y El coronel no tiene quien le escriba (1958). En realidad, el escritor siempre ha considerado que Mito fue trascendental; en alguna ocasión dijo a Pedro Gómez Valderrama: "En Mito comenzaron las cosas".

En ese año de 1955, García Márquez ganó el primer premio en el concurso de la Asociación de Escritores y Artistas; publicó La hojarasca y un extenso reportaje, por entregas, Relato de un náufrago, el cual fue censurado por el régimen del general Gustavo Rojas Pinilla, por lo que las directivas de El Espectador decidieron que Gabriel García Márquez saliera del país rumbo a Ginebra, para cubrir la conferencia de los Cuatro Grandes, y luego a Roma, donde el papa Pío XII aparentemente agonizaba. En la capital italiana asistió, por unas semanas, al Centro Sperimentale di Cine.

Exposición Fotografíca sobre Gabriel García Márquez

Esta muestra que presenta cincuenta fotografías las cuales repasan la infancia de Gabriel, su primera juventud, su ingreso en el periodismo en Bogotá, su tránsito por Europa y su vida en México.
El propio García Márquez nos acercó la primera etapa de su vida y obra en "Vivir para contarla", una autobiografía que ahora tiene su reflejo y continuación, en forma de fotografías íntimas y cotidianas, sobre las paredes del Centro Hispano-Colombiano de Madrid.

El niño de mirada asustada que era portada del libro autobiográfico es uno de los primeros en recibir a los visitantes de una muestra que, a través de cincuenta fotografías, "repasa la infancia de Gabo, su primera juventud, su ingreso en el periodismo en Bogotá, su tránsito por Europa o su vida en México", explicó a Efe el consejero de Cultura de la Embajada colombiana, Luis Armando Soto.

Y junto al pequeño Gabo, imágenes de sus familiares, de sus amigos o de aquellos que fueron influencia literaria del autor de "Cien años de Soledad".

"Es una exposición de momentos y de instantes, un conjunto de miradas muy espontáneas sobre la vida de Gabo que no pretende ser exhaustivo o académico", dijo a Efe Dasso Saldívar, uno de los biógrafos del escritor colombiano.

Saldívar, colombiano pero residente en España desde hace treinta años, es autor de la biografía "Viaje a la semilla", traducida a más de diez idiomas y de donde proceden algunas de las fotografías que componen la muestra, que se inaugura hoy y permanecerá abierta al público hasta el próximo 29 de agosto.

Junto a ellas se exhiben imágenes oficiales, instantáneas de familia y otras firmadas por el fotógrafo colombiano Nereo López.

Todas transmiten, a través del neutro blanco y negro, ternura y naturalidad, sentimientos que, según coinciden Soto y Saldívar, son posibles gracias a la labor del comisario de la exposición, Santiago Mutis, hijo del escritor Álvaro Mutis, y persona muy cercana al autor colombiano.

"Es una exposición hecha por un amigo y, por ello, quien se acerque no se encontrará un montaje de gran formato, sino una muestra de gran significado", subrayó Soto.

"La devoción" por García Márquez que sienten los lectores de este escritor "universal" es suficiente, según Saldívar, para que una exposición como ésta cale en el público.

Saldívar no duda en destacar las fotografías de los abuelos de García Márquez, la instantánea en que aparece con sus hermanos cuando sólo tenía ocho años o aquella que muestra lo que queda de su casa familiar.

"Ahí empezó todo, tras esas fotos se esconde el secreto de su singularidad y su genialidad", subraya Saldívar, mientras compara "Cien años de soledad" con "El Quijote" o "La Odisea".

"Son obras -afirma- que trascienden lo local para adquirir una categoría estética universal".

Paralelamente a la exposición, en el Centro Hispano-Colombiano se proyectará el documental "Buscando a Gabo", del realizador colombiano Luis Fernando "Pacho" Bottia, otra oportunidad, a través de 50 minutos de metraje, de acercarse a la vida del Nobel de Literatura.

En su autobiografía, García Marquez decía que "la vida no es la que uno vivió sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla", y la fotografía puede ser, para los responsables de la muestra, otro medio para plasmar esos recuerdos y acercarlos a los lectores.
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Gabriel García Márquez. Periodista en Barranquilla en 1949


El ensayista neoyorquino completa aquí investigación de la estancia en México del Nobel de Literatura

Para el periodista y ensayista neoyorquino James Karmooch ocuparse de escritores de fama mundial mientras están vivos, no significa contribuir a acrecentar la publicidad que los rod

Por el contrario, aseguró, representa una oportunidad para redondear con esfuerzo e investigación pasajes poco accesibles de sus vidas y comprender con ello mejor sus obras..

Entrevistado durante su estancia en Morelos, dijo que para la fase que involucra la vida del Nobel de Literatura 1982 en México entrevistó a integrantes del Sistema Nacional de Creadores Eméritos, quienes aportaron sus opiniones y anécdotas sobre el autor.

"Para entender la obra de García Márquez es necesario conocer a fondo su vida. Sólo de esa manera pueden comprenderse el gran número de arquetipos que rodean su trabajo", afirmó Karmooch, quien a diferencia de otros interesados en el tema, confesó jamás haber intentado sortear la consigna del autor de no conceder entrevistas.

Aseguró que el buen-mal humor de García Márquez ha sido siempre legendario. "Puede lanzar diatribas amargas contra algún periodista que trate de sortear su consigna de no conceder entrevistas, y segundos después sonreír y sacarle la lengua en son de tregua.

"Esa personalidad tiene mucho de sus raíces, de su contacto con una familia tan extraña, fantástica y arquetípica como los personajes de sus libros.

"A una de sus tías, Francisca, le gustaba tejer. Todos los días el niño Gabriel le preguntaba por aquella colcha a la que había dedicado varios meses de trabajo. La mujer le contestaba que era una alfombra mágica para emprender un viaje.

"El día que el niño Gabriel vio la tela terminada fue en el funeral de Francisca. Era la sábana mortuoria con la que ella había pedido ser envuelta poco antes de suicidarse", refirió.

Enigmas humanos como ese calaron hondo en el alma de aquel pequeño nacido en Aracataca, quien lejos de sus padres, que vivían en Rioacha por cuestiones de trabajo, encontró su principal refugio en su abuelo, el coronel Nicolás Márquez.

"El patriarca Don Nicolás, a quien Gabo recuerda como la figura arquetípica más trascendente de su existencia, respondía siempre sus preguntas con amenas fábulas e historias, con moralejas que, sin saberlo, conformarían la principal influencia literaria de García Márquez", indicó el ensayista estadounidense.
Como todo joven ajeno a la era de la televisión, añadió, Gabriel se refugió en los libros de aventuras como "Viaje al centro de la Tierra", "Veinte mil leguas de viaje submarino", "De la Tierra a la Luna" y "Moby Dick".

Pero sobre todo en universos como el de Emilio Salgari, a quien reconoció como su primer amigo cálido e incondicional en su etapa de estudiante, abundó.

Después de trasladarse en 1949 a Barranquilla entró a trabajar como reportero a los diarios "El Universal" y "El Heraldo de Barranquilla".

A la par de su paso por las redacciones, García Márquez devoraba libros comprados y prestados de Albert Camus, James Joyce, Ernest Hemingway, Franz Kafka y William Faulkner, que igual que torres babilónicas se acumulaban en su pequeño cuarto de una pensión atestada de ratones, cucarachas y chinches ubicada en una de las zonas más populares de la ciudad, conocida irónicamente como la "calle del crimen".

"En esa época -indicó- comenzó también a vivir la bohemia con el llamado Grupo de Barranquilla, que estaba integrado principalmente por periodistas, poetas y escritores, todos ellos encabezados por el dueño de una librería de viejo llamado Ramón Vinyes, quien hacía las veces de maestro de literatura, gurú ideológico del grupo, sin mencionar la de un segundo abuelo para García Márquez".
Todo podía ocurrir en las tertulias con aquellos intelectuales, defensores de sus ideas políticas y literarias, sus afectos por cineastas y películas de renombre, así como sus tesis personales sobre el significado existencial de cualquier libro.

"Al calor de las copas, Gabriel llegó en varias ocasiones a los golpes con sus amigos por desavenencias de opinión. Nada que un apretón de manos y un abrazo a la mañana siguiente, no pudieran arreglar", aclaró.

La revista "Mito" marcó un antes y un después en el periodismo colombiano y también en la vida de García Márquez, quien se animó a publicar un capítulo de "La hojarasca" en uno de los números.
Al poco tiempo ganaría gracias al texto el primer reconocimiento de su vida, el de la Asociación de Escritores y Artistas de Colombia. A partir de entonces su nombre comenzó a ser reconocido como el de un periodista que también era escritor, y viceversa.

García Márquez decidió poco después viajar a París para instalarse de lleno en la vida artística e intelectual.

"Según llegó a confesar a sus amigos, en aquella ciudad comía o medio comía sólo una vez al día. Sin embargo, el hambre y las penurias económicas no le impidieron escribir `La mala hora', que años más tarde tendría una gran influencia en la composición de `El coronel no tiene quien le escriba'", expuso.

García Márquez recorrió Europa con una visión crítica, anotó al recordar que en una ocasión declaró: "el espíritu joven de América Latina latía en mi alma como el corazón de un cancerbero".
En tal afirmación hacía una comparación con lo "polvoso, herrumbrado y decadente de muchos perfiles del Viejo Continente. Esta visión la expresó claramente durante su ya célebre discurso al recibir el Premio Nobel de Literatura", indicó Karmooch.
Del libro que elabora, aseguró que es un acercamiento biográfico y ensayístico a uno de los personajes más notables de la literatura y de los movimientos latinoamericanos.

"Puedo decir que está realizado con el respeto y la minuciosidad, cual si el propio Gabo me hubiese recibido en su casa para charlar durante horas de sus andanzas", subrayó.

El Problema la doctrina de la Iglesia en Colombia



Desde los inicios de la predicación evangélica hasta la época moderna, y por supuesto en ella, la historia de la Iglesia católica en Colombia ha estado fuertemente marcada por el signo de la contradicción y la discordia. Se diría que esto nada tiene de particular pues ello hace parte de la vocación cristiana. Sin embargo, una ojeada sobre los hechos más significativos de esa historia nos muestra no sólo la coloración tan particular de sus conflictos, sino que éstos y las tensiones han dominado sobre su acción evangelizadora, sin que pueda hablarse de una tregua larga o duradera de descanso.

Lo paradójico de esta situación es que las mayores dificultades y estorbos no han procedido de sus enemigos exteriores, ni de ataques contra la doctrina, pues durante más de tres siglos jamás tuvo que enfrentarse con otras formas de religión cristiana, ni tampoco fue controvertida su enseñanza, pues la Iglesia católica fue la única religión que tuvo una existencia reconocida en Colombia hasta 1856, año en que hizo su aparición la Iglesia presbiteriana, primera denominación protestante permanente establecida en el país, pero cuando ya el catolicismo ejercía una influencia dominante sobre la cultura y la sociedad en todos los campos y podía decirse abiertamente que la población en su inmensa mayoría era católica. Resultaría muy extenso señalar las contradicciones y conflictos que afectaron o retardaron el fruto cosechado por la predicación evangélica en Colombia en el dilatado espacio de los tres siglos de la época colonial, y obviamente no me voy a referir a todos ellos en el reducido espacio de este artículo, menos aún a las consabidas tensiones de la Iglesia con el Estado, pues para quienes están acostumbrados a leer la historia de la Iglesia católica en tono apologético o edificante, los principales fallos en la evangelización se debieron a la injerencia del poder civil en los asuntos eclesiásticos.

Soy uno de aquellos pocos que no cree que pueda achacarse al Patronato español, al menos con las tintas con que suele hacerse, la causa de las contradicciones que sufrió la Iglesia católica colombiana en la época colonial, y tampoco creo que los grandes choques Iglesia-Estado que se produjeron en el siglo XIX tengan como única causa el anticlericalismo de los liberales o la irrupción de las logias masónicas, como viene afirmándose desde hace mucho tiempo. Creo más bien que los grandes conflictos históricos de la Iglesia católica en Colombia se han originado en el seno de la misma Iglesia y que de sus causas hay que responsabilizar en gran parte a sus propios ministros, llámense obispos, religiosos o sacerdotes, pues durante la época colonial la Corona española jamás coartó la libertad de la Iglesia en el proceso evangelizador, ni puso límites a sus iniciativas apostólicas, y cuando después los gobiernos liberales criollos del siglo XIX lo hicieron, fue porque encontraron buen pretexto en las actitudes generalmente politiqueras de los evangelizadores o en su conducta contradictoria. Voy a referirme solamente a las situaciones que comúnmente afloran en la documentación de primera mano, hoy ya muy conocida y divulgada, más no analizada con imparcialidad o sin prejuicios.

Ante todo debemos recordar que los agentes de la primera evangelización, o evangelización fundante de Colombia, fueron los dominicos y los franciscanos, quienes habiendo salido de España y llegado en 1550 a Santafé de Bogotá, en ese mismo año dieron inicio formal a su trabajo con los indios del Nuevo Reino de Granada, esparciéndose rápidamente por los distintos rincones de la geografía nacional. En 1575 vinieron los agustinos, y sólo a comienzos del siglo XVII vinieron los jesuitas a sumarse a tan inmenso trabajo. Para entonces ya tenían existencia jurídica las diócesis de Santa Marta (1534), Cartagena (1534) y Popayán (1546). En 1562 se traslada la diócesis samaria a Santafé y ésta es elevada a la categoría de arquidiócesis en 1564. Sobre este esquema cronológico y sobre los hombros de estas órdenes religiosas descansa el mayor peso de la evangelización, si bien fue también notable la participación de sacerdotes diocesanos o del clero secular quienes, como es sabido, inicialmente vinieron únicamente para el servicio pastoral de los españoles y se mantuvieron dentro de las parroquias o dentro de los cargos burocráticos de las catedrales, dejando el trabajo con los indios como tarea propia de los religiosos.

La negación de los signos de contradicción y de permanente conflicto interno en que se ha movido la historia de la Iglesia colombiana por culpa de sus propios evangelizadores, y la tendencia a tildar de "prejuicios anticlericales" a quienes los señalan, no sólo ha imposibilitado la comprensión de los enfrentamientos que se dieron entre la Iglesia y el Estado en la segunda mitad del siglo XIX, y las fisuras irremediables que allí tuvieron origen, sino que ha inducido a una lectura equivocada de los hechos y sus causas, y llevado a satanizar a personajes católicos, pero que tenían otra percepción de lo que había sido y lo que debía ser el papel de la Iglesia, particularmente el de sus ministros. A este propósito son sintomáticas las palabras con las que el presidente Tomás Cipriano de Mosquera delineó al papa Pío IX la actitud del clero neogranadino, cuando fue requerido por el pontífice sobre sus procederes contra la Iglesia y sus ministros en 1861: "…La prescindencia del poder público en negocios puramente espirituales no fue debidamente apreciada por una parte del episcopado granadino ni por el delegado apostólico, mezclándose uno y otro en cuestiones políticas, y queriendo identificar los asuntos religiosos con las cuestiones políticas que por desgracia tienen dividida esta nación. Los obispos de Pasto y Pamplona, con parte de su clero, se mezclaron en apoyo de un partido para servirse de la religión como instrumento eleccionario de los magistrados políticos. Un canónigo de Bogotá, el padre Sucre, se unió a un club eleccionario, y desoyendo a su prelado el arzobispo, hizo dirigir una circular a todos los curas del arzobispado para que se cambiase la candidatura del general Herrán por la de Julio Arboleda, que era el candidato que destruía la constitución federal. Muchos eclesiásticos se han complicado en la revolución, abusando de su ministerio pastoral, para excitar las masas a la rebelión contra los gobiernos constitucionales de los Estados; algunos de ellos han tomado las armas, y no falta el escándalo de haber muerto un cura combatiendo a la cabeza de una guerrilla […] Tenemos que lamentar generalmente en nuestra nación la falta de seminarios en donde se eduquen jóvenes para el sacerdocio; y la carrera eclesiástica ha venido a ser una profesión de lucro, dedicándose a ella hombres sin ciencia, y que han sido ordenados muchos individuos sin saber siquiera el latín; de modo que ejercen el ministerio sacerdotal sin entender la Sagrada Escritura ni las oraciones que dicen en la misa. Con mucho sentimiento tengo que decir a Vuestra Santidad que un número crecido de curas vive amancebado escandalosamente, por lo cual no pueden predicar la moral, y se observa que sus prédicas son contraídas a recomendar el pago de contribuciones eclesiásticas para emplear sus productos en sus familias y no en el culto…". Años más tarde, en el diálogo que sostuvo el mismo Mosquera en Londres con el arzobispo Manning, por encargo que a éste le hiciera Pío IX, el presidente se sostenía en el diagnóstico que había hecho al pontífice sobre los graves problemas que afectaban a la Iglesia de la Nueva Granada, y ante el arzobispo de Westminster volvía a culpar a los sacerdotes de que, "en vez de ser Ministros de Dios Nuestro Señor Jesucristo por vocación, han venido a ser una especie de empleados, y el sacerdocio se volvió una carrera política y los beneficios se daban por los méritos civiles y no por las virtudes apostólicas: en consecuencia, hombres que entraron al sacerdocio sin vocación, daban rienda a las pasiones de la carne y no han mantenido el celibato eclesiástico con uniones escandalosas y lo peor de todo repetidas y muchas veces incestuosas. En medio de este clero corrompido hay y ha habido un pequeño número de prelados y ministros dignos de respeto y que hacen honor a la Iglesia; pero por desgracia existen ya muy pocos de éstos, llenos de pena y aflicción por lo que sufre la Iglesia y la sana moral..."

Mientras estas evidencias nunca se le rebatieron al "Gran General" Mosquera, sino que desde entonces se le calificó como al peor enemigo de la Iglesia neogranadina, años más tarde el desterrado obispo de Popayán, Carlos Bermúdez, desde su exilio en Santiago de Chile, sin mencionar para nada la conducta ni los procederes de los ministros de la Iglesia, hacía depender las desgracias de la Iglesia y de la patria, de otras causas. La siguiente era la interpretación suya de los hechos, transmitida a sus fieles de Popayán en una carta pastoral de 1878: "Inaugurada la administración liberal bajo los auspicios de los sicarios que en 7 de marzo de 1849 blandieron sus puñales contra los representantes del pueblo para forzarlos a elegir en Presidente a un caudillo de siniestra nombradía, comenzó para nuestra Patria esa larga era de atentados inauditos contra la religión, la propiedad y el hogar, cuyo término no alcanza a divisar el ojo más perspicaz…"


Los protestantes hacen presencia en Barranquilla

La primera iniciativa protestante en nuestro país la encontramos con la presencia de la Sociedad Bíblica, de origen británico. En 1825 llega a Colombia Diego Thompson, bautista escocés, para colaborar con la obra educativa propuesta por Santander, quien conoció el método de alfabetización lancasteriano en Inglaterra. Este proyecto fue muy importante pero se dispersó una vez que Diego Thompson regresó a su país en 1827.

Con la instauración del Olimpo Liberal a finales del siglo XIX y la expulsión de los jesuitas y de algunos obispos y sectores del clero por parte de los liberales radicales, llegan al país misioneros protestantes para contrarestar la influencia de la Iglesia católica en la sociedad colombiana: "... Las minorías protestantes se vieron objetivamente aliadas con sectores liberales radicales quienes fueron los que durante el siglo XIX lucharon por reformas más de fondo respecto al papel de la Iglesia católica en la sociedad", señala Paolo Moreno historiador de las sociedades Bíblicas en Colombia, quien también anota que desde 1869 hasta 1928 el campo educativo va a ser uno de los esenarios prioritarios de la acción de grupos misioneros, a través de la educación en escuelas y colegios. La Iglesia presbiteriana fue una de las de mayor presencia e influencia en estos contextos. A través de los Colegios Americanos creados en Barranquilla, Bogotá, Cali y otras ciudades y posteriormente con su Seminario, lograron cimentar las bases de una cultura "protestante" en sectores de clases medias y altas. Actualmente y en contextos más derivados de la Constitución del 91 (libertad de cultos, pluralidad cultural, etc), esta iglesia incursiona en un proyecto universitario en Barranquilla, espacio en el que se forman nuevos liderazgos protestantes y seculares de la region.

En 1930, bajo la presidencia liberal de Alfonso López Pumarejo, se introducen nuevas reformas constitucionales, una de ellas la libertad de cultos. Este será un factor que, unido a la crisis social que se experimentaba, propiciará el ingreso de nuevas iglesias tanto históricas como pentecostales. (Las iglesias Históricas son aquellas nacidas de la Reforma Protestante de Lutero: luterana, anglicana, presbiteriana, menonita, bautista, otras. Las iglesias pentecostales surgieron en el siglo XIX, producto de avivamientos espirituales al interior de las iglesias históricas). En Colombia, las iglesias pentecostales de mayor crecimiento son las Asambleas de Dios, la Iglesia Cuadrangular y la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia. Teológicamente el énfasis es la conversión, la recepción del Espíritu Santo y sus dones, el hablar en lenguas, la sanación, la expulsión de demonios, etc., que enfatizan, en contextos de crisis de las clases medias, medias altas, la llamada "Teología de la Prosperidad": Dios bendice a hombres y mujeres que se convierten al Señor, con frutos materiales, prosperidad económica, bendición familiar, etc. Enfatizan igualmente en la expulsión de demonios, la sanación, la importancia del diezmo. Las iglesias neopentecostales de mayor crecimiento son Casa sobre la roca, fundada y liderada por Dario Silva, la Mision Carismática Internacional, liderada por Claudia y César Castellanos y el Centro Misionero Betesda, liderado por el pastor Enrique Gómez. Producto de las transformaciones sociales, de la violencia de mediados del siglo y de la incapacidad de la iglesia católica de responder a las demandas de sus fieles, muchas de estas iglesias se expanden por todo el territorio nacional. Según las estadísticas, en 1930 la comunidad protestante era de unas 9.000 personas. En 1960 ya alcanzaba una cifra superior a los 60.000 miembros. Entre 1970 y 1990 otros factores de orden nacional --urbanización, desarrollo de los medios de comunicación, nuevos roles de las mujeres, apertura educacional, apertura económica, etc--,y en el internacional --neoliberalismo, globalización, crisis económica, conflicto armado, etc--. Favorecieron el crecimiento no solamente de iglesias históricas y pentecostales, sino también de las llamadas neopentecostales. En 1994 habrá una membresía aproximada de millón y medio de fieles y en la actualidad las iglesias evangélicas superan los tres millones de miembros.

IMPACTO INSTITUCIONAL

La organización que articula a nivel local, regional y nacional a más de 80 denominaciones protestantes y evangélicas en Colombia es la Conferencia Evangélica de Colombia, Cedecal. Esta institución surgió en 1949, durante la época de la violencia, en contextos de persecusión a la comunidad protestante. En 1994 Cedecol creó a Comisión de Derechos Humanos y en unión la Conferencia Episcopal católica, ha definido múltiples espacios ecuménicos de defensa de los derechos humanos, de apoyo a víctimas de la violencia y a través de las múltiples organizaciones de desarrollo social de estas iglesias se han estructurado proyectos económicos hará mejorar la calidad de vida de sectores populares, desplazados, jóvenes, niños, adultos mayores, etc.

En esfuerzos en el campo de ministerios sociales y en liderazgo por la paz y transformación social, sobresale la Iglesia Menonita de Colombia, que por sus opciones a favor de la no violencia, a través de Justapaz, organización creada a mediados de 1985, ha desarrollado múltiples actividades educativas para generar culturas de diálogo, de tolerancia y de negociación de conflictos, etc. A través de Mencoldes, la Iglesia Menonita trabaja también en el campo social proporcionando formación y apoyos económicos a los sectores más vulnerables de la sociedad.

Es importante reseñar también el trabajo misionero al interior de las universidades. La Union Cristiana Universitaria, UCU, acompaña a jóvenes estudiantes en una perspectiva, no de formar iglesias, sino liderazgos que incidan en la afirmación de valores y en los procesos de actualización de iglesias e instituciones evangélicas.

A nivel de educación, sobresalen algunos seminarios y universidades de diferentes iglesias: el seminario presbiteriano de Bogotá, el seminario internacional bautista de Cali, el seminario de la Iglesia Menonita en Bogotá, el Seminario Bíblico de Medellín, el seminario anglicano de Bogotá, así como la Universidad Adventista en Medellín, la Universidad Bautista y la Universidad de la Iglesia Presbiteriana, en Barranquilla.

Alrededor de estas iglesias existen muchos movimientos y organizaciones religiosas catalogadas como "sectas", sea por sus énfasis doctrinales o por su escasa organización social (Las Iglesias que no son trinitarias --afirmación teológica en el Padre, Hijo y Espíritu Santo--, son llamadas sectas; entre ellas están los Adventistas, la Iglesia Pentacostal Unida de Colombia, la Oración Fuerte al Espíritu Santo y otras). Muchas de ellas son llamadas "iglesias de garaje", por sus orígenes en estos espacios. Son tal vez las expresiones religiosas más desarrolladas en los últimos diez años, especialmente en los sectores populares urbanos.

A manera de conclusión, es importante tener en cuenta que nuestra sociedad se ha transformado significativamente en los últimos cuarenta años y que estos fenómenos de pluralidad religiosa expresan, de alguna forma, la heterogeneidad cultural, económica, política, religiosa e ideológica de amplios sectores de la población colombiana. En contextos de intolerancia, han sido asesinados desde 1990 a la fecha más de 45 personas, pastores y miembros de estas iglesias, hechos que reflejan cómo desde los imaginarios del enemigo y desde las relaciones entre religión y política, nuestra sociedad ha reproducido y socializado generacionalmente, desde diferentes actores, múltiples formas de violencias. Pensar en procesos de paz implica también pensar en trabajos culturales y religiosos, investigaciones y procesos de resifnificación social, igualmente de largo alcance.

Tomado de: Revista Credencial Historia.
(Bogotá - Colombia). Edición 153
Septiembre de 2002



Seis Bancos nacieron en Barranquilla en el siglo XIX

ADOLFO MEISEL ROCA
EDUARDO POSADA CARBÓ
Reproducciones: Mario Rivera

ENTRE 1873 Y 1925, se fundaron seis bancos privados en la ciudad de Barranquilla. Durante este período, de intensa actividad económica, se crearon casi todos los bancos que han aparecido a lo largo de la historia de la ciudad. El Banco Dugand fue quizá el más importante en estos años: hacia 1920 llegó a estar entre los cinco principales bancos del país. Ya entonces se encontraba bastante consolidado el Banco Comercial de Barranquilla, sucesor del Banco de Barranquilla, que, aunque más pequeño que el Dugand en 1920, habría de sobrevivir hasta la década de 1960. Fue en 1920 cuando probablemente la industria bancaria local llegó a su ápice. En ese año, más del 50% de las existencias en especies monetarias en el sistema financiero de la ciudad estaba en instituciones barranquilleras -el Dugand, el Crédito Mercantil y el Comercial de Barranquilla-, como puede apreciarse en el cuadro l.

Todos estos bancos fueron fundados por comerciantes barranquilleros que extendían sus activid ades empresariales a otras activid ades de la economía. Al finalizar el período 1873-1925, sólo uno de los bancos subsistía: el Comercial de Barranquilla, fundado en 1904 tras la disolución del primer banco de la ciudad, el Banco de Barranquilla. Otros bancos fundados en Barranquilla fueron: el Banco Márquez, 1873, el Banco Americano, 1883, y el Crédito Mercantil, 1917.

BANCO DE BARRANQUILA
En 1873, un grupo de empresarios de Barranquilla y de otras ciudades de la Costa (incluyendo a Ocaña que entonces sostenía significativos vínculos con esta región), se reunieron para formar el Banco de Barranquilla, el primero de la ciudad. Las razones para el surgimiento del banco la daba, de una manera muy simple, el Boletín Industrial: "Los grandes adelantos comerciales que Colombia en general, y esta ciudad en particular, han hecho durante estos dos últimos años, han 'obligado' el establecimiento de un Banco en Barranquilla "l.

Cincuenta y siete personas suscribieron así 125 acciones por valor unitario de $ 2.500, para un capital suscrito de $ 312.500. En la fundación del Banco de Barranquilla resalta el espíritu asociativo y la conjunción de esfuerzos empresariales provenientes de distintas ciudades de la Costa. El grueso de los accionistas era efectivamente de Barranquilla, tales como Esteban Márquez, J. J. Senior, De la Hoz Hermanos, Santodomingo y Jimeno, entre otros; pero también figuraban Trespalacios y Cía., de Mompox, M. Posada y Stevenson Hermanos, de Cartagena, Daniel Moreno, de Tubaráy D. Jácome y Hermano y Guillermo R. Quin, de Ocaña 2. En la lista de accionistas residentes en Barranquilla abundaban los inmigrantes, ya extranjeros, ya provenientes de otras ciudades de la Costa. En cierta medida, la formación inicial del banco reflejaba el espíritu empresarial de la Barranquilla de la época: comerciantes en su gran mayoría dispuestos a diversificar sus negocios.

En sus inicios, la propiedad de las acciones del banco estaba bastante desconcentrada: el mayor accionista, Esteban Márquez -quien después fundaría con sus hijos el Banco Márquez- sólo poseía seis acciones; otros dieciséis accionistas tenían, cada uno, cuatro acciones; otro buen número poseía entre dos y tres acciones y había veintiséis accionistas cada uno con una sola acción. Con los datos obtenidos, no es posible trazar el movimiento de accionistas durante la vida del banco; pero entre 1873 y 1889 se produjo un proceso de concentración de la propiedad del Banco de Barranquilla. En 1889, miembros de las familias de Sola, Senior y Correa (de la comunidad de judíos de Curazao) tenían e135% de las acciones (solamente S. P. de Senior y Co. poseía el 21,6% de las acciones del banco). Sin embargo, todavía esa institución contaba con casi medio centenar de accionistas. Las acciones, que aún tenían un valor de $ 2.500, se incrementaron de 125 a 148 entre 1873 y 1889 3.

Bajo la administración de Augusto Strunz, el Banco de Barranquilla inició operaciones en 1873. Le sucedieron, entre otros, A. Wolf, David de Sola y Jacob Cortíssoz. Todos estos administradores fueron también accionistas de la entidad. Un informe del cónsul británico de 1896 describía, sucintamente, las actividades del banco: descontar papeles comerciales, otorgar empréstitos, comprar y vender medios de pago sobre Europa y los Estados Unidos: "En efecto, ofrece todas las facilidades tradicionales de los bancos, y presta un gran servicio al comercio de Barranquilla'" 4.

Sus primeros dos años parecen haber sido satisfactorios, como se desprende de un informe consular británico 5, Lustros más tarde enfrentaría dificultades. El primer semestre de 1889, el Banco de Barranquilla arrojó utilidades del 5% sobre su capital, una rentabilidad bastante moderada ya que para esa época la tasa de interés semestral estaba entre 3% y 4%. La situación empeoró durante el segundo semestre de dicho año, cuando su administrador, Jacob Cortíssoz, insistió en la liquidación del Banco: " ... siquiera sea para poner a salvo la responsabilidad que pudiera caberme para con aquellos accionistas que no están conformes con que su capital les produzca un rendimiento tan insignificante " 6. La Junta General de Accionistas se abstuvo de tomar una decisión al respecto; pero se comenzó hablar del "principio de una paulatina liquidación".

Sin embargo, el banco tuvo todavía una década y algo más de vida. Diez años más tarde, los balances parecían más promisorios. Durante el primer semestre de 1899, el Banco de Barranquilla tuvo utilidades del 9% sobre el valor de su capital; una rentabilidad bastante apreciable si se considera que la tasa semestral de interés bancario era entonces de 5%. Los directores del banco explicaban estos magníficos resultados gracias a "la exportación de ganado vacuno con destino a Cuba, sostenida aún en escala regular, (que) ha sido de beneficio para el Banco por la consiguiente solicitud de dinero' 7.

El entusiasmo no duró demasiado. El 29 de noviembre de 1904, los accionistas resolvieron liquidar el Banco de Barranquilla y fundar otro establecimiento bancario: el Banco Comercial de Barranquilla 8. Un cronista de la época relata así los orígenes del fracaso: "El Banco de Barranquilla se dejó atropellar del papel moneda desvalorizado de la guerra, como muchos comerciantes, que no tuvieron la visión de otros, que desde que comenzó la guerra de 1899, y el cambio empezó a subir, vendían en oro al cambio del día anterior, por lo que quedaron indermnes" 9.

BANCO MARQUEZ
Sin abandonar sus acciones en el Banco de Barranquilla, Esteban Márquez fundó el banco que llevó su nombre y que comenzó operaciones en 1883, el segundo que se fundó en la ciudad 10. De padre español y madre barranquillera, Esteban Márquez había nacido en Barranquilla en 1799. Concejal, alcalde y jefe político del Cantón de Barranquilla en varias ocasiones, Márquez fue también uno de los empresarios más destacados de la ciudad y "una de las personas más influyentes en la vida de la Villa de Barranquilla" 11. Al parecer, su fortuna la hizo en el comercio a través de los vínculos que logró establecer con Jamaica desde 1829 y posteriormente se dedicó al negocio de la construcción y a la propiedad raíz. Además de edificar "muchas casas grandes" y la Aduana de Sabanilla, Esteban Márquez contrató con el general José Félix Fuenmayor la construcción del Mercado Público en 1882 12. En una ciudad, cuyo progreso se ha endilgado tradicionalmente a los inmigrantes extranjeros, se destaca pues la labor empresarial de Esteban Márquez: nacido en la localidad, comerciante, urbanizador, político, promotor de la apertura de Sabanilla para las importaciones y de la navegación a través de Bocas de Ceniza.
En el momento de su fundación, Esteban Márquez era el accionista con mayor número de acciones en el Banco de Barranquilla. A su muerte, en 1889, sus hijos heredarían diez acciones, y era todavía uno de los socios con mayor poder individual en el citado banco. A su presencia accionaria en el Banco de Barranquilla sumó la fundación del Banco Márquez, un establecimiento ya de carácter familiar. Los otros accionistas del nuevo banco eran sus hijos: Manuel María, José Trinidad y Juan Bautista Márquez, cada uno con cinco acciones. El Banco Márquez se inició con un capital suscrito de $ 125.000 repartidos en veinticinco acciones de $ 5.000 Y su capital pagado fue de $ 62.500. El banco funcionó en la planta baja de la casa de la familia Márquez, ubicada en la Plaza de San Nicolás. Hay una carencia casi absoluta de información acerca de las operaciones del Banco Márquez, que tuvo unarta existencia ya que fue liquidado en 1893 13.



BANCO DUGAND
En 1905, Víctor Dugand creó la casa comercial Víctor Dugand e Hijo. Años más tarde, en 1917, debido al ensanche de sus negocios, la sociedad se transformó en el Banco Dugand: con un capital de $ 500.000, la sociedad s econstituyó por escritura pública número 622 ante la Notaría Segunda de Barranquilla 14.

De origen francés, Francisco Víctor Dugand había llegado a Riohacha en 1872, donde se dedicó al comercio y a la industria y donde tuvo la representación consular de Francia y los Países Bajos. En 1902 se trasladó a Barranquilla, donde fundó con su hijo la casa crediticia con su nombre, antes de viajar a París a establecer residencia. Hacia 1917, antes de fundar el banco, la Casa Dugand tenía entre sus actividades principales las siguientes: el manejo de dos líneas de vapores trasatlánticos, un departamento de comisiones que recibía y despachaba carga de exportación o importación, un departamento de arriendos que manejaba gran número de fincas urbanas en Barranquilla, un departamento de seguros que representaba a la Compañía Colombiana de Seguros y la sección bancaria: " ... el ramo principal de la casa, a la vez que guarda fuertes depósitos de todo el comercio del país, presta todas las facilidades que pueden facilitar los modernos y más eficientes métodos "15. Al cabo de pocos años de fundado, el Banco Dugand se convirtió en el establecimiento bancario más importante de Barranquilla, con una marcada influencia regional: tenía agencias en cinco ciudades de la costa Atlántica, además de otras agencias en los santanderes, poblaciones ribereñas del Magdalena, Medellín y Bogotá. José Víctor Dugand, su cabeza visible, pasó a ser un destacado dirigente de la empresa privada barranquillera. Además de ser gerente del banco, fue miembro de la Junta Directiva de la Cámara de Comercio de la ciudad, donde se ocupó de la vicepresidencia entre 1917 y 1919. Siguiendo la tradición de su padre, José Víctor Dugand fue también agente consular de Francia y cónsul de Bélgica 16. La familia Dugand conservó sus vínculos comerciales con Riohacha, su residencia original en Colombia y también invirtió dineros en el sector agropecuario asociados con capital francés.

Aunque organizado como sociedad anónima, el Banco Dugand era un establecimiento controlado por la familia que impulsó su fundación. Sin embargo, fueron también accionistas del banco destacados comerciantes de Barranquilla, tales como Heilbron, Wolf y Co., Roca Niz y Co., Pinedo, Weber y Co., Santodomingo y Co., Foschini y Co., Eslait y Eljach, entre los 150 accionistas que poseían intereses en el banco en 1920. En 1922, eran miembros principales de la junta directiva Pellegrino Puccini, quien presidía, Luis Abello, Antonio Faillace, Miguel Traad y J. M. Santodorningo 17.

El Banco Dugand inició operaciones con tres departamentos: 1) un departamento de comisiones; 2) un departamento de seguros que representaba a la Compañía Colombiana de Seguros de Bogotá; la sección de arrendamientos también formaba parte de ese departamento; 3) un departamento marítimo que atendía los intereses de la Compáignie Generale Trasatlantique.

El balance del Banco Dugand a128 de mayo de 1917, revela que esa institución comenzó operaciones con un capital pagado de $ 400.000 (ya que aunque el capital nominal era de $ 500.000 en su cartera había $ 100.000 en acciones del banco) 18. Además, vale la pena destacar que en ese balance se observa que el 63.2% del valor de los depósitos en cuenta corriente estaba en dólares (el resto estaba en moneda legal colombiana y una pequeña cantidad en oro inglés). Esto es importante tenerlo en cuenta ya que a partir de la ley 33 de 1903 el país entró en un régimen monetario en donde existía la libre estipulación: las transacciones comerciales se podían realizar tanto en la moneda legal como en monedas extranjeras 19. La libre estipulación establecida por el Congreso de 1903 -que fue promovida por José Camacho Carrisoza, un caracterizado crítico de las políticas económicas de la Regeneración- ayudó al proceso de estabilización monetaria en los primeros años de este siglo.

La libre estipulación cumplía dos propósitos esenciales para el manejo del numerario:

1. Daba seguridad a los agentes económicos ya que si la moneda nacional (papel moneda del Banco Nacional en ese caso), empezaba a depreciarse, tenían la opción de poder rechazarla (lo que no fue cierto en el período 1886-1902 cuando existió el llamado curso forzoso).

2. Como los agentes económicos podían rechazar la moneda legal, pues no había curso forzoso, las autoridades económicas no tenían muchas posibilidadesde hacer grandes emisiones ya que un aumento del circulante que generara temores de que se iba a depreciar el circulante podía llevar a su repudio: la moneda buena hubiera desplazado la moneda mala. O sea, que la libre estipulación creaba cierta dsisciplina monetaria 20.

Que e1 63.2% de los depósitos del Banco Dugand estuviera en dólares refleja el grado de "dolarización" a que había llegado el sector comercial en algunas regiones del país en esta época de caos en el sistema financiero. Sin embargo, habría que ver hasta qué punto el caso de Barranquilla es típico de todo el país.

Los años que van de 1917 a 1920 son de crecimiento vigoroso para el Banco Dugand. Colombia vivió durante esos años una bonanza exportadora inducida por el aumento en la cotización internacional del café. Un agudoobservador norteamericano, P. L. Bell, anotó que: "La prosperidad económica general del país que resultó del aumento en el volumen y valor de las exportaciones de café para 1919, se reflejó en un aumento en el volumen de negocios y de las ganancias de los bancos de Barranquilla 21.

Hacia 1920, el Banco Dugand vivía la época de su mayor esplendor. Su capital pagado de $ 2.000.000 lo situaba como el cuarto banco del país (después de los bancos López, Central e Hipotecario del Pacífico). Además contaba con doce agencias ubicadas en Bogotá, Bucaramanga, Cartagena, Ciénaga, Cúcuta, Girardot, Honda, Magangué, Medellín, Ocaña, Riohacha y Santa Marta 22.

Ese mismo año, en 1920, la Revista de la Cámara de Comercio de Barranquilla destacaba "el extraordinario movimiento bancario" del Banco Dugand y señalaba cómo a la fecha tenía "casi una suma igual a la de todos los demás bancos locales reunidos 23.

En los treinta y seis meses corridos entre junio de 1917 y junio de 1920, se había repartido dividendos por valor de $ 436.872.50. Adicionalmente, en ese lapso se incrementó el fondo de reservas en $ 280.000. Como entre 1917 y 1920 el capital se incrementó de $ 400.000 a $ 2.000.000, es difícil saber cuál fue la tasa para el conjunto del período. Sin embargo, tuvo que estar por encima de 36% que es la tasa que resulta al usar el capital de 1920.

En el primer semestre de 1920, se repartieron utilidades netas por un valor de $ 223.470. En términos anuales ello implica utilidades netas del 22.5%, Si se tiene en cuenta que para esa época la tasa de interés que prevalecía en Barranquilla era de un 10%, se puede apreciar que este banco era un negocio altamente rentable 24.
A partir de 1921 el Banco Dugand parece haber entrado en crisis. Poco a poco tuvo que ir cerrando sus numerosas sucursales, hasta el punto que en 1923 sólo le quedaba la de Bucaramanga 25.

Ya a finales de 1920, los directivos del banco anunciaban a los accionistas las dificultades que comenzaban a afrontar. Aún al cerrar el primer semestre de dicho año, cuando el informe de la Junta Administrativa manifestaba que se había comenzado con "perspectivas halagüeñas", también se observaba la situación "poco envidiable" del comercio interior y otros signos que oscurecían el panorama económico. Los depósitos del banco, sin embargo, habían aumentado y, con satisfacción, sus administradores se enorgullecían de su creciente movimiento: se abrieron nuevas agencias en Cúcuta y Ciénaga, se comenzó la construcción de un moderno edificio para las oficinas del banco, y se registraba la acogida al departamento de ahorros con 500 cuentahabientes 26. A finales del año, la situación se modificó para el banco. Sus administradores estaban a la defensiva, y así lo manifestaron a los accionistas.

"Con una situación como la que se ha afrontado en momentos en que a la par que subía una ola de pesimismo, subía otra de difamación contra las reputaciones mejor cimentadas; en momentos en que, con ridículo encono, han salido a relucir el chisme y la calumnia, no nos ha quedado camino para hacer verdadera labor de administración sino ingrata labor de defensa propia "27.

La administración se vio obligada a tomar medidas: se cerraron las agencias de Cúcuta y Honda y se pensó seriamente en cerrar la de Riohacha, al tiempo que se resolvió cerrar definitivamente el departamento de comisiones "cuyos resultados no compensan la labor ruda que él se gasta" 28. A pesar de las dificultades, la administración señalaba que el banco seguía adelante:

"Consecuencialmente cerradas las operaciones de crédito, limitadas las de cambios, restringidas las agencias y disminuidos considerablemente los depósitos, en todos los bancos del país, los resultados del ejercicio semestral ... han tenido que ser modestos. En cambio, debe enorgullecernos no sólo haberlos obtenido -aún así modestos, en una situación igual- sino la manera airosa como Vuestra sociedad ha resistido la dura prueba y a la acerbidad de ciertos ataques, manteniendo incólume su crédito "29.

La utilidad sobre capital en 1921 fue de 13.4%, o sea que era similar a la tasa de interés corriente para ese año (que fluctuaba entre 10% y 12%) 30.
Es muy probable que el Banco Dugand hubiera entrado en dificultades debido a los efectos de la crisis financiera nacional de 1920-1921, Y nunca se pudo recuperar del todo. Como hemos visto esta institución creció rápidamente entre 1917 y 1920, bajo el influjo saludable de un auge económico local y nacional. Esta prosperidad indujo un optimismo que llevó a que: " .. .1os comerciantes colombianos ... hicieran pedidos muy grandes de Estados Unidos, con poca preocupación por los precios. Por tanto, las importaciones de 1920 rompieron todos los récords y produjeron ingresos aduaneros bastante altos. Entonces, empezó el colapso mundial que se sintió fuertemente en Colombia, y en realidad no pasó sino hasta finales de 1923 "31.

En noviembre de 1923, el Banco Dugand solicitó un préstamo por $ 140.000 a la Junta Directiva del Banco de la República. Como respaldo ofrecía bonos del gobierno. La decisión sobre el préstamo se aplazó con el argumento que el cupo destinado para ese efecto parecía estar copado 32. Tres días después este mismo banco vuelve a presentar una solicitud para redescontar documentos por un valor de $ 200.000. La Junta Directiva del Banco de la República imparte instrucciones precisas a su Agencia en Barranquilla para que: " ... indique los nombres de los signatarios de los documentos que el Banco Dugand desea descontar por valor de $ 200.000 indicando el monto de cada documento y su opinión respecto de la solvencia y posición del deudor para poder aceptar, si es del caso, la operación propuesta" 33. Estas operaciones podrían estar indicando que los problemas del Banco Dugand continuaban en 1923.

En 1924, el balance indica que este banco obtuvo utilidades de 2.9% sobre su capital pagado, que para entonces era de $ 1 '521.000. O sea, que esta institución seguía con serias dificultades pues la tasa de interés corriente era de un 10 % 34.

Por lo anterior, no es sorprendente que en la sesión del 11 de noviembre de 1924 el gerente del Banco de la República: " ... comunica a la Junta los telegramas que se han recibido de la Agencia de Barranquilla, en que dan cuenta de hallarse el Banco Dugand en una situación muy critica'' 35. Además, en esa misma sesión se habló sobre la liquidación de dicho banco.

El 13 de noviembre de 1924 se reunió en sesión extraordinaria la Junta Directiva del Banco de la República para considerar la situación del Dugand. En la sesión del 11 de noviembre se había acordado prestarle hasta $ 120.000 a esa institución. Dicha suma debía ser garantizada con documentos comerciales que estuvieran en su poder. Sin embargo, el día 13 de noviembre la Agencia de Barranquilla del Banco de la República informa que el Dugand: " ... no dispone de cartera apropiada para redescuento en el Banco de la República, por lo cual no se ha podido efectuar la operación que se había autorizado" 36.


Los acontecimientos reseñados llevaron a que en 1925 el Banco Dugand tuviera que ser liquidado. En su informe de ese año el Superintendente Bancario decía que: "las dificultades que se presentaron a este establecimiento, que afectaron profundamente sus negocios; y el hecho de tener en cartera casi el 25% del capital representado en acciones del mismo que no le era posible realizar, dadas las circunstancias en que se hallaba, hacían necesaria su liquidación" 37.

CREDITO MERCANTIL

La sociedad colectiva Cortíssoz, Correa y Compañía, se estableció el 2 de enero de 1914. Dicha firma tenía principalmente negocios bancarios, que adelantaba bajo el nombre de Crédito Mercantil. Sus principales socios eran:

Jacob Cortíssoz, Ester Correa de Cortíssoz, Enrique Alvarez Correa, Mauricio Heilbron y Rodolfo Cortíssoz 38-, miembros todos de familias de origen judío que formaban parte de esa corriente de inmigrantes que llegó a Barranquilla durante el siglo XIX procedente de las islas de Curazao, Saint Thomas, Jamaica y Venezuela. Los Cortíssoz, Alvarez Correa y Heilbron fueron representativos de los empresarios de Barranquilla de la época: ante todo, comerciantes que iban extendiendo sus vínculos a otros sectores de la economía. Los Cortíssoz, los Heilbron y los Correa habían sido también accionistas del Banco de Barranquilla; a su turno, los Heilbron también poseían acciones del Banco Dugand. Los Heilbron estaban asociados con los Correa para comerciar con ganado y con ellos habían fundado, a finales del siglo pasado, la fábrica El Morro, precursora de industria del cuero en Barranquilla 39.

El gerente del Crédito Mercantil a través de toda su existencia fue Ernesto Cortíssoz, quien además era gerente de la fábrica de fósforos El Cóndor, de la empresa de tranvía urbano y del acueducto de la ciudad.

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Fachada del Banco Comercial de Barranquilla, sucesor del Banco de Barranquilla, 1904. Su primer gerente fue Urbano Pumarejo (15 años Departamento del Atlántico, Publicaciones Comerciales Ltda., 1985).

Es poca la información disponible acerca de la marcha de los negocios de esta entidad. Sin embargo, sabemos que en el primer semestre de 1922 tenía un capital de $ 630.000 Y obtuvo utilidades por $ 48.617 (o sea el 15.4% anual de rendimiento sobre el capital). En términos de su capital el Crédito Mercantil era para entonces el segundo banco local ya que el Dugand tenía $ 2.000.000 Y el Comercial de Barranquilla tenía $ 365.400. El Crédito Mercantil tenía una conexión en los Estados Unidos: de Lima, Correa y Cortíssoz, ubicada en Nueva York, en Bridge Street 40.

Además de sus actividades bancarias, el Crédito Mercantil tenía una concesión para la explotación de las salinas marítimas. Cuando se inició la adrninistración del General Pedro Nel Ospina, al Crédito Mercantil se le retiró la concesión sobre las salinas.

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José Félix Fuenmayor Reyes, quien fue gerente del Banco Comercial de Barranquilla en los años veinte.

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Ernesto Cortissoz.fue gerente del Crédito Mercantil y director delegado de la Cervecería de Barranquilla (Libro azul de Colombia).

Además, el gobierno entabló algunas demandas por el manejo que esa entidad había hecho de las concesiones. En marzo de 1923, cuando Edwin W. Kernrnerer se entrevistó en Bogotá con el banquero Van Dusen, este pronosticó que si el gobierno ganaba las demandas el Crédito Mercantil enfrentaría serias dificultades financieras 41.

Las dificultades causadas por los problemas con la concesión de las salinas más la muerte de su gerente, Ernesto Cortíssoz, llevaron a que el Crédito Mercantil entrara en liquidación en 1924. En ese año el Superintendente Bancario informaba que la liquidación avanzaba con dificultades debido a que: " ... se ha venido en conocimiento de serias irregularidades que afectan las cuentas desde años atrás " 42.

OTROS BANCOS

Como se dijo con anterioridad, en el período 1873-1926 se fundaron seis bancos en Barranquilla. Fuera de los reseñados anteriormente, también se establecieron el Banco Americano y el Comercial de Barranquilla.

El Banco Americano se había fundado en 1883. Inició operaciones el primero de marzo de ese año con un capital de $ 565.000. Sus accionistas iniciales eran todos de las familias De la Torre y Ribórr 43 (véase cuadro 4).

El Banco Americano entró en liquidación en 1904, o sea que desaparece, al igual que el Banco de Barranquilla, en los años del caos creado por la hiperinflación de fines del siglo pasado y comienzos del presente.

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Vapor "Hércules" al zarpar del Puerco de Barranquilla (Colección Librería Diez, Barranquilla).

En 1904, los accionistas del Banco de Barranquilla, resolvieron liquidar dicho establecimiento y fundar en su remplazo el Banco Comercial de Barranquilla con un capital inicial de $ 150.000. En 1921, ya su capital se había incrernentado a $ 365.400. Urbano Pumarejo, miembro de una prestante familia costeña con intereses en el sector agropecuario en la región del Cesar del entonces departamento del Magdalena, fue su primer gerente. Jacob CortÍssoz, accionista de otros bancos y fundador del Crédito Mercantil, formó parte de la primera junta directiva, aliado de Julio Castellano, Henry S. Price, Theodor Prencke y W. Stubbs 44.

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Aunque era un banco pequeño, -en 1920 tenía apenas el 5.4% de las existencias de numerario en el sistema bancario barranquillero-, era bastante rentable.

En el segundo semestre de 1921 arrojó una utilidad anual sobre capital del 19.8%, o sea por encima de Dugand y el Crédito Mercantil que tuvieron 13.4% y 19.3% respectivamente.

En una entrevista que tuvo en 1923 Edwin Kemmerer con el banquero extranjero Van Dusen, este último le dijo sobre el Banco Comercial de Barranquilla:

"Bastante bien manejado. Mucho menos especulativo que el Crédito Mercantil. Bastante conservador. Para Colombia se puede considerar bien manejado" 45. Ese manejo sobrio pudo ser una de las razones principales por la cual el Banco Comercial de Barranquilla fue el único de los bancos fundados entre 1873 y 1925 que sobrevivió más allá de ese período: alcanzó a vivir tres décadas más, antes de ser definitivamente liquidado.

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La Plaza de Bolívar, en Barranquilla, en dos épocas distintas (Colección Librería Diez y 75 años Departamento del Atlántico, Publicaciones Comerciales Ltda., 1985.)

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La Plaza de Bolívar, en Barranquilla, en dos épocas distintas (Colección Librería Diez y 75 años Departamento del Atlántico, Publicaciones Comerciales Ltda., 1985.)

Al finalizar este período, sólo uno de los seis bancos fundados en Barranquilla seguía con vida. En su momento, el origen mismo de los capitales y el radio de acción de algunos de los bancos fue el reflejo de la importancia regional que había alcanzado Barranquilla. Los empresarios fundadores del Banco de Barranquilla lograron incorporar recursos de otras ciudades de la costa Atlántica, y el Banco Dugand abrió agencias en Santa Marta, Riohacha, Cartagena, Magangué y Ciénaga. La influencia comercial de Barranquilla se extendía por las poblaciones ribereñas y los santanderes.

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El mercado público en Barranquilla hacia 1918

El espíritu asociativo que se observó en el siglo diecinueve con la fundación del Banco de Barranquilla parece haber desaparecido en las primeras décadas del nuevo siglo, cuando se imponen los bancos familiares 46. Esto no explica, sin embargo, la fragilidad de la industria bancaria local que contrasta con el auge comercial e industrial por la cual atravesaba la ciudad en la segunda mitad de la década de 1920. Es indudable que las crisis producidas por la guerra de los Mil Días y la contracción de 1920 afectaron significativamente a los bancos locales, hasta el punto de no poder recobrarse. En 1924, una comisión integrada por la Cámara de Comercio para estudiar los problemas financieros de la ciudad -formada por los representantes de los bancos, entre ellos, José Fuenmayor Reyes, José Víctor Dugand y Ernesto Cortíssoz reconocía la gravedad de la situación en Barranquilla, al tiempo que pedía que "las sucursales o agencias del Banco de la República ... entren de lleno a operar eficaz mente, facilitando a las instituciones de crédito redescuentos para que estos establecimientos a su vez puedan prestar mayor ayuda a la industria y al comercio 47.

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Una calle a comienzos del siglo X X (Colombia a Commercial and Industrial Handbook, P. L. Bell, 1918).

Es probable que la fragilidad de los bancos barranquilleros fuera, en alguna medida, el resultado de los orígenes económicos y sociales de los empresarios bancarios locales. En efecto, mientras que los fundadores de los bancos de otras regiones por lo general habían acumulado sus capitales en el comercio y algún tipo de actividad productiva (como la minería en Antioquia o la ganadería en Cartagena), en Barranquilla estaban casi que exlusivamente especializados en los negocios de importación y exportación. Por su misma naturaleza, es probable que estas actividades hubieran moldeado una mentalidad más especulativa que la que predominó entre los fundadores de bancos de otras regiones del país. Otro factor que pudo haber reforzado esa tendencia es el hecho que entre estos empresarios predominaron los de inmigración reciente, que por lo tanto probablemente tenían una mentalidad comercial más agresiva que la de las burguesías de otras ciudades colombianas. Ese carácter especulativo, podría explicar, tal vez, por qué la mayoría de los bancos fundados en el período 1873-1925 desaparecen. Por eso hacia 1926, aunque Barranquilla era la tercera ciudad industrial y comercial del país, sólo contaba con un banco local de proporciones bastante modestas: el Banco Comercial de Barranquilla. Además, que este último hubiera sido el único que sobrevivió puede que no sea accidental ya que éste se caracterizó por ser, por lo menos en esa época, una institución muy conservadora.



1 "Banco de Barranquilla", Boletín Industrial, Barranquilla, marzo 30 de 1873. La escritura pública dé la constitución del Banco se había firmado el 14 de rnarzde 1872, pero la agitación política de ese año obligó el aplazamiento de la apertura del banco. Véase Fernando Baena, y José Ramón Vergara, Barranquilla, su pasado y su presente. Barranquilla, 1922, págs. 497-8. Véase también "La industria bancaria de Barranquilla", Revista de la Cámara de Comercio. Barranquilla, junio 30 de 1920, pág. 13.
2 Banco de Barranquilla, Boletin Industrial, Barranquilla, marzo 30 de 1873. Baena y Vergara, Ibíd., pág. 498.
3 Banco de Barranquilla, Informes y Balance General. ( ... a: la junta general de accionistas en sus reuniones ordinarias de julio de 1889), Barranquilla, Imprenta Americana, 1889.
4 "Diplornatic and consular reports on trade and finance. Colombia". Accounts and Papers, núm. 37, Comercial Reports, vol. 35, Londres, 1896, pág. 443.,
5 "Savanilla, Report by Viceconsul Constantine on the trade and Commerce of Savanilla for the years1873/74" (fotocopia con reseña incompleta).
6 Banco de Barranquilla: Informes y Balance General ( ... a la junta de accionistas en sus reuniones de diciembre de 1889), Barranquilla, 1890, pág. 2, véase también el informe de 1889, ya citado.
7 Banco de Barranquilla: Informes y BalanceGeneral ( ... a la junta general de accionistas en sus reuniones de julio de 1899), Barranquilla, 1899.
8 Baena y Vergara, op. cit., pág. 500.
9 Miguel Goenaga, Lecturas Locales, Barranquilla, 1953, pág. 238.
10 Baena y Vergara, Barranquilla, su pasado y su presente, op. cit., pág. 499. Carmen Astrid Romero, Historia Monetaria en Colombia, 1880-1905 '; Tesis de la facultad de Economía, Universidad Nacional, Bogotá, 1987, pág.69.
11 Miguel Goenaga, op. cit.,pág. 417. Baena y Vergara, op. cit., págs. 314,318,319. Rebollo, Pedro María, Memorias, Barranquilla, 1905, pág. 135.
12 Goenaga, op. cit., pág. 256.
13 Baena y Vergara, op. cit., pág. 499. Manuel Rodríguez y Jorge Restrepo, "Los empresarios extranjeros de Barranquilla, 1820-1900", El Caribe Colombiano, Gustavo Bell (editor), Ediciones Uninorte, Barranquilla, 1988. pág. 175.
14 Fernando Baena y José Ramón Vergara, Barranquilla, su pasado y su presente, Barranquilla, 1922, pág. 506. Eduardo López, Almanaque de los hechos colombianos, Bogotá, 1919, pág. 117. Circular del Banco Dugand del 28 de mayo de 1917, en FAES, Medellín, AVC y Co./C/118,f. 172.
15 Libro Azul de Colombia, 1918, pág. 261. Ver Baena y Vergara, op. cit., pág. 504.
16 López, op. cit., pág. 117. Revista de la Cámara de Comercio de Barranqui//a, Barranquilla, abril 30 de 1929, pág. 30.
17 Banco Dugand, Informe enero-junio, Barranquilla, 1920. Baena y Vergara, op. cit., pág. 508.
18 Banco Dugand, Balance en 28 de mayo de 19/7, FAES.
19 Guillermo Torres García, Historia de la Moneda en Colombia, Medellín, FAES, 1980, pág. 228.
20 No operaba la ley de Gresham ("la moneda mala desplaza la moneda buena'') ya que para que esa ley opere se requiere que exista el curso forzoso.
21 P. L. Bell, Colombia a Commercial and Industrial Handbook, Special Agent Series, núm. 206, Washington, 1921, págs. 200201.
22 Banco Dugand, Informe enero-junio 1920, Barranquilla, Tipografía Banco Dugand, 1920.
23 "La Industria Bancaria de Barranquilla",Revista de la Cámara de Comercio de Barranquilla, junio 30 de1920, pág. 14.
24 P. L. Bell, op. cit., pág. 201.
25 "Memorándum of Conversation with Mr. Van Dusen", march 20, 1923, Edwin W. Kemmerer Papers. Box JII, Princeton University Manuscript Library.
26 Banco Dugand, Informe enero-junio, Barranquilla, 1920.
27 Banco Dugand, Informe julio-diciembre. Barranquilla, 1920.
28 Ibíd.
29 Ibíd.
30 Cámara de Comercio de Barranquilla, Relación de los bancos establecidos en Colombia, Barranquilla, 1922.
31 The Colombian Review, New York, Colombian Government Bureau of lnformation, june 1928, pág. 365.
32 Junta directiva, Banco de la República, Acta núm. 32, 13 de noviembre de 1923.
33 Junta directiva, Banco de la República, Acta núm. 33, 16 de noviembre de 1923.
34 Superintendencia Bancaria, Balances y Consolidaciones Bancarias, Bogotá, 1925.
35 Superintendencia Bancaria, Balances y Consolidaciones Bancarias, Bogotá, 1925.
36 Junta directiva, Banco de la República, Acta núm. 107, 13 de noviembre de 1924.

37 Superintendencia Bancaria, Informe, Bogotá, Editorial Cromos, 1925, pág. 20.
38 Libro Azul de Colombia. 1918, pág. 266. López: Almanaque .... op. cit., pág. 5.
39 Julio H. Palacio, Historia de mi vida. Bogotá, 1942, pág. 70. Manuel Rodríguez, Jorge Restrepo, Los empresarios extranjeros de Barranquilla, op. cit .. págs. 160-163. Antonio Martinez Aparicio y RafaelA. Niebles, Directorío Anuario de Barranquilla. Barranquilla, 1892.
40 Archivo Nacional de los Estados Unidos,Washington: RG 84. Barranquilla Political Reports 1921-35. Informe del Consul de Barranquilla, agosto 14 de 1924.
41 Conversations with M r. Van Dusen, march 20, 1923, Edwin W. Kemmerer Papers, Box 111, Princeton University Manuscript Library.
42 Superintendente Bancario, Informe. Bogotá, 1924, pág. 26.
43 Carmen Astrid Romero, op,.,pag 71
44 Baena y Vergara, op. cit., pág. 500.
45 Memorandum of Conversation with Mr. Van Dusen, March 20, 1923, Edwin W. Kemmerer Papers, Box 111, Princeton University Manuscript Library.
46 En un informe de 1922, Phanor Eder decía que dos bancos de la Costa Atlántica se caracterizaban por ser negocios de una sola persona o una sola familia: Phanor Eder, "Notes on Colombian Currency and Banking", Edwin W. Kemmerer Papers, Box 108, 1922, pág. 8, Princeton Universisy Manuscript Library.
47 Revista de la Cámara de Comercio de Barranquilla, Barranquilla, núm 75, sepuernbre 15 de 1924. pág. 5

La industria en Barranquilla durante el siglo XIX



Barranquilla. pequeña aldea a principios de siglo (Aguador, vendedor de agua. Dibujo de Riou. en le Tourdu Monde (Paris). 1877).





"‘Ciudad criolla" por excelencia...
(Dibujo de Riou, en Le lour du Monde (París). 1877).


La industria en Barranquilla durante el siglo XIX

JORGE CONDE CALDERON

Trabajo fotográfico: Ernesto Monsalve Pino y Colección Biblioteca Luis-Angel Arango

1. PECULIARIDADES HISTORICAS EN EL SURGIMIENTO DE BARRANQUILLA

DE ALDEA INSIGNIFICANTE A FINALES del siglo XVIII y comienzos del XIX, Barranquilla contrasta con su impresionante crecimiento y desarrollo portuario y comercial a partir de la segunda mitad de la centuria decimonónica.

Ciudad criolla por excelencia y producto de la vida republicana, varias razones explican la preponderancia alcanzada en el contexto nacional en tan poco tiempo, revistiéndola de los mayores rasgos de peculiaridad frente a las otras ciudades colombianas.

La primera razón es de carácter geográfico. Su ubicación sobre la margen occidental del río Magdalena y la cercanía al mar le permitieron conectar a Colombia con las Antillas, Estados Unidos y Europa. Solución mínima al atrasado sistema de transportes y comunicación existente en Colombia para la época. Para ello, Barranquilla utilizó puertos marítimos satélites localizados en la bahía de Sabanilla comunicados "por caminos, canales y ferrocarril, en una forma que realmente nunca fue adecuada, y sólo hasta la década de 1930 las obras de ingeniería en la boca del río permitieron a los barcos de vapor entrar hasta Barranquilla con bastante regularidad 1.

La segunda razón es consecuencia directa de la primera. Al erigirse como el puerto más importante en el siglo XIX, el comercio y el transporte primaron sobre el resto de actividades económicas. El establecimiento de la navegación a vapor, la construcción del ferrocarril Barranquilla-Sabanilla a finales del decenio de 1860, el crecimiento relativo de las exportaciones de tabaco, quina, algodón, cueros, café, etc., así como de las importaciones en el período 1850-1882, afianzaron la supremacía comercial de la ciudad.

Una tercera razón que imprime rasgos peculiares a la ciudad es la composición de su estructura social, caracterizada por la presencia de un considerable grupo de inmigrantes extranjeros que se vincularon a las actividades económicas fundamentales, como lo fueron el transporte y el comercio, desde donde "contribuyeron a aportar un espíritu empresarial (conexiones con el extranjero, conocimiento administrativo y contable, formación técnica, mentalidad de aventurar inversiones, etc.) que se encargaría de crear las condiciones, a través de una transmisión de enseñanzas y experiencias, para que algunos empresarios nacionales se decidieran a arriesgar inversiones en ensayos manufactureros 2 .

El Férrocarril contribuyó al crecimiento económico de la ciudad (Estación de Barranquilla. Ciudad principal del bajo Magdalena. Dibujo de Riou. En Le Tour du Monde (París, 1877).

2. LA NAVEGACION A VAPOR Y LOS COMIENZOS DE UNA TRADICION INDUSTRIAL

Los antecedentes industriales de Barranquilla están vinculados a la navegación a vapor por el río Magdalena y a Juan Bernardo Elbers Jaeger, quien en 1829, tratando de salvar los escollos en la ruta del río, ideó construir buques adecuados, para lo cual ordenó a Estados Unidos un aserradero con fuerza de vapor y contrató hombres expertos para operarlo.

Cinco años después, el aserradero cerró. La causa: cancelación del privilegio de que gozaba Elbers. Sin embargo, el Congreso le confirmó el privilegio y Elbers reasumió su empresa, aprovechando lo existente en el aserradero, adaptándolo a un astillero o "maestranza", como se le llamaba.

Elbers llegó a Barranquilla en octubre de 1834 para supervisar la construcción de los buques para el rio. Encontró en estado de abandono el aserradero y ordenó reparar la planta y su equipo. Construyó una forja y un sitio de trabajo para herreros, carpinteros y otros obreros. A finales de diciembre había reunido suficiente madera para empezar operaciones del aserradero en enero de 1835. Se empezó entonces el trabajo construyendo el Susana, en el que se gastaron más de dos mil troncos de cedro y otras maderas indígenas, bajo la dirección de Santiago C. Reeve, piloto local de amplia experiencia 3 .

La empresa de Elbers fracasó. Varios factores trabajaron en contra de esta aventura pionera. Salvador Camacho Roldán las resumió en: escasez de capital, la ignorancia de las artes mecánicas, la falta de industrias internas que le proporcionaran una carga suficiente, la carencia de combustible apropiado en las orillas del río y la ineptitud de los pilotos 4.

Lo significativo de la empresa de Elbers fue plantear el problema de la navegación a vapor por el río Magdalena. La que comenzó a funcionar regularmente a partir de 1848, estimulada con los subsidios estatales y la exportación tabacalera 5 .

Para Barranquilla, la navegación a vapor por el río Magdalena significó el comienzo de una tradición industrial local, sustentada en la creación de astilleros, talleres de fundición y otros derivados, como talleres de carpintería y herrerías. "Estas ramas productivas tendrán importancia capital en la integración de la industria barranquillera durante el presente siglo, ya fuese por la continuidad entre los talleres y las futuras industrias o bien al aportar una tradición a las nuevas industrias que hallan establecidas las bases de un incipiente mercado" 6

3. PRIVILEGIOS, SUB VEN ClONES Y ENSAYOS FABRILES A FINALES DEL SIGLO XIX

Las características de los ensayos fabriles surgidos en Barranquilla en el último cuarto del siglo XIX están acordes con los de otras ciudades colombianas como Bogotá y Cartagena, en donde la industria fue, en muchos aspectos, más temprana que la de Medellín 7.

La gran mayoría no pasaron de ser sencillos talleres manufactureros de poca inversión en instalaciones, equipos y mano de obra. Sus propietarios diversificaron las inversiones tanto en diferentes ramas productivas como en otros renglones económicos —por ejemplo, compra de tierras, comercialización ganadera, banca, etc.—, con el fin de evitar quiebras absolutas.

La política proteccionista adoptada por el Congreso en 1880 y la particular aplicación de los derechos exclusivos, privilegios rentísticos y subvenciones dadas por el gobierno del Estado de Bolívar desde 1871 estimularon las peticiones de "fuertes capitalistas" del litoral atlántico colombiano para promover empresas, fábricas e industrias.

Muchas de estas empresas —si llegaban a instalarse— sobrevivían, más que por sus ventas, por las subvenciones que entregaba el gobierno regional, convirtiendo el montaje de fábricas en un riesgo incalculable; de ahí que muchas fracasaran aún antes de empezar operaciones 8 .

Lo anterior originó una "forma de vida" singular en algunos capitalistas con problemas financieros. Presentar proyectos de montaje de empresas o fábricas para hacerse a los auxilios —oscilaban entre 2.000 y los 10.000 pesos— y el privilegio rentístico una vez aprobado en la asamblea legislativa del respectivo Estado.

Cabe señalar que en Barranquilla no todas las empresas fundadas en este período lo fueron con base en estos supuestos —privilegios rentísticos, derechos exclusivos y auxilios—; en algunas, el capital se había acumulado en el comercio de tierras, de ganado, o en la explotación de la navegación fluvial a vapor. Los empresarios de los dos últimos decenios del siglo XIX invertían en la industria en forma marginal. Muchos obstáculos impedían sembrar confianza en este sector.

La Trifacética Barranquilla y el rio Magdalena


La Trifacética Barranquilla


Después de otra travesía en el mar llegamos a nuestro objetivo final: Puerto Colombia. La palabra "puerto" sonaba extraña al acercarnos al pueblito con una cien chozas de bambú unidas con arcilla y hojas de palma. Sería mejor llamarlo desembarcadero, pues en realidad eso era: Puerto Colombia es sólo el desembarcadero del puerto terrestre de Barranquilla que se encuentra situado a 40 kilómetros de aquí.

El primer día de la Pascua, fecha en que llegamos, el funcionario de la aduana nos informó que cada pasajero podía llevar sólo el equipaje de mano y que el resto sería revisado al día siguiente. Sin embargo pudimos convencerlo de darnos todo el equipaje. Nos ayudó el hecho de que con nosotros llegaron dos expediciones más, una belga y una inglesa, sobre las cuales las autoridades tenían conocimiento. El funcionario nos tomó por una de ellas y nos dejó pasar sin demora.

El dueño de la oficina de transporte, un alto mulato llamado Anaya, cuya compañía estaba compuesta sólo por él, venció a la competencia, ganando el derecho sobre nosotros y sobre nuestro equipaje. En cinco minutos nosotros y nuestras pertenencias nos encontramos en el vagón del tren, que dentro de media hora salía para Barranquilla.

Hasta el final del siglo Barranquilla era un pequeño pueblo, situado a orillas del río Magdalena, más exactamente en el brazo este del río. La navegación se efectuaba por el brazo oeste. En el 1893 una compañía inglesa construyó un muelle en el pueblito de Sabanilla y lo unió con una línea férrea a Barranquilla. Desde este momento Sabanilla empezó a llevar el alto nombre de Puerto Colombia, y Barranquilla se convirtió en una activa ciudad con todas las comodidades de la vida europea y con inconfundibles características de las ciudades provinciales latinoamericanas.

En este momento con el proyecto de la construcción del puerto marítimo cerca de Barranquilla, esta ciudad se prepara para hacerle competencia a Cartagena, la antigua reina de las Indias.

Nuestro hotel es de dos plantas con un típico patio interno. En el piso de abajo, de un lado se encuentra el restaurante, y del otro, una fila de habitaciones no muy cómodas. En el segundo piso sólo hay habitaciones divididas por delgados tabiques que no llegan hasta el techo. Esto es necesario para la ventilación sin la cual uno se podría asfixiar por el calor.

Una cama con toldo de muselina contra los mosquitos, un lavamanos, un armario y un escritorio -ésta era toda la dotación -. Todo muy pulcro. En el hotel no había tinas, las reemplazaban regaderas o duchas, que también servían como sanitario. Bastante sucias y desagradables por cierto.

Las habitaciones se alquilaban con la alimentación incluida. Muy temprano por la mañana, mientras uno aún duerme, un sirviente le lleva una pequeña taza de café caliente o aromático. Apenas entreabriendo los ojos, uno se sienta en la cama, toma la taza y saborea los primeros sorbos aún medio dormido. Bajo su influencia uno empieza a despertarse y a sentirse fresco y lleno de vigor. La ducha lo refresca aún más y comienza a despertar su apetito. El desayuno lo espera en el restaurante a las siete. Este se abre con pina, papaya jugosa o con un suave banano. Después siguen huevos preparados al gusto de uno y finalmente todo termina con café en leche, chocolate o té. Después de esto uno puede dedicarse a sus diligencias antes de que llegue el calor del mediodía.



Patriarcal y Pacífica


En realidad aquí comienza el calor con la salida del sol. El cielo que al principio está despejado se cubre de una bruma blanca. El resplandor del sol llega a enceguecer y quema la piel. A la sombra uno se baña en sudor con cada movimiento.

En Barranquilla es especialmente desagradable el polvo finísimo y claro, que cubre las calles con una gruesa capa. La ciudad en sí deja una impresión de tranquilidad y comodidad de una provincia patriarcal y pacífica. Es muy notoria la influencia de los yanquis: casi todos los productos provienen de los Estados Unidos; también la moda, incluyendo la de la goma de mascar.

El mercado es amplio, interesante y bien construido. En galerías al aire libre se encuentran frutas y verduras exóticas, así también como muchas flores. En la sección de frutos del mar hay una multitud de pescado ahumado y salado. Más adelante, a la orilla del canal en el suelo se encuentra una gran cantidad de bananos, ñame y yuca. En chozas de madera se ofrecen utensilios típicos como tazas, cantimploras y cucharas de totumo, diferentes yerbas medicinales, resinas aromáticas, abanicos de hojas de palma para atizar el carbón, etc. Aquí especialmente se siente el colorido local y la multitud que lo rodea a uno luce auténticamente colombiana: calzan alpargatas: zapatos hechos de tela con una suela en fibra vegetal. En la cabeza llevan un sombrero de ala, en los hombros la típica ruana -un pedazo de tela de forma cuadrada con una abertura en el medio-. Las caras son morenas, el cabello negro, la mayoría son mestizos o simplemente indígenas civilizados y hay muchos negros y mulatos.

Al segundo día de nuestra llegada tuvimos varios inconvenientes. El principal problema estaba relacionado con nuestra nacionalidad. En París pudimos recibir las visas de varios países de América del Sur sin ningún contratiempo. Sin embargo la visa colombiana se nos fue negada categóricamente. Apelando a la ayuda de contactos de científicos de Inglaterra y los Estados Unidos, dos de nosotros la obtuvimos en Nueva York y el resto en México. Pero estas visas fueron declaradas no auténticas al salir de La Habana. No obstante pudimos obtener nuevas visas, pero con dificultades. Pensábamos que habíamos llegado a tierra colombiana legalmente pero no fue así.

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