Durante la primera mitad del siglo XX, Barranquilla fue la urbe colombiana de mayor crecimiento demográfico y económico.
El desarrollo económico se debió en gran parte a la presencia de personas llegadas de fuera, entre ellos inmigrantes de diversas nacionalidades: alemanes, italianos, súbditos del Imperio Otomano, judíos asquenazíes y sefardíes, etc. Adelaida Sourdis evoca a estos últimos en su conocido texto El Registro Oculto. Como se observa en esta investigación, los descendientes de judíos, especialmente al entroncarse con elementos católicos, fueron perdiendo su identidad judía.
Después de la década de 1950, por diversas circunstancias, de carácter político y económico –entre ellas la presencia de Cali como centro de salida del comercio exterior colombiano– la ciudad entró en aguda crisis, de la cual está saliendo en la actualidad, gracias al esfuerzo tesonero de un sector dinámico de su clase dirigente y al espíritu cívico que siempre ha caracterizado a los barranquilleros. Después de la Segunda Guerra Mundial, en la ciudad se asentó una pequeña colonia de judíos recién llegados a Colombia, sin mayores conexiones con los descendientes de aquellos que habían ido poblando la ciudad hasta las primeras décadas del siglo XX.
La nueva comunidad judía ha conservado sus lazos identitarios con las viejas creencias judías y con el solar israelí con mayor fuerza que la comunidad que llegó durante el siglo XIX. Sin embargo, con un espíritu empresarial y cívico semejante, los judíos costeños y barranquilleros del presente han acometido tareas muy significativas en campos tan disímiles como la moda, el comercio, la minería y la industria.
Destacamos en primer lugar la presencia de una figura precursora del auge de los diseñadores barranquilleros en el mundo de la moda, que en la actualidad han promovido figuras como Silvia Tcherassi, la más notoria representante colombiana de esta actividad en el mundo. Nos referimos a Toby Setton, cartagenero (ver Cromos, 23 de junio de 2010), quien pudo concretar sus sueños de diseñador estableciendo una fábrica en Barranquilla, que llegó a contar con trescientos operarios y once personas dedicadas exclusivamente al diseño. Esa fábrica fue el origen de Jackson Fashions, una marca de renombre conocida por todos los colombianos. Además, llegó a ocupar un área de 1.350 metros cuadrados, donde se fabricaban veinticinco mil prendas mensuales. Silvia Tcherassi fue alumna de Setton. El periplo de Toby Setton por el mundo de la moda se abrió de manera fulgurante en 1960 con desfiles en el Hotel del Prado, de Barranquilla, y culminó en París, con una pasarela en la cual participó la famosa modelo Claudia Schiffer.
En 1995 la revista Dinero elaboró una lista, “Los cien personajes más influyentes de Colombia”, y en ella figuraban solo dos judíos: Fanny Mikey e Isaac Jimmy Mayer. Pese a haber nacido en Nueva York, en 1936, la familia Mayer se hallaba radicada en Barranquilla, donde Jimmy estudió primaria en el tradicional colegio Parrish. Después hizo su bachillerato en Tel Aviv y luego estudió física en el Michigan Institute of Technology, en Estados Unidos. Vicepresidente de Pavco entre 1963 y 1989, desde allí, en compañía de inversionistas como Edmundo Esquenazi, la familia Di Capua y Rodolfo Segovia, entre otros, integró el Grupo Sanford, del cual ha sido vicepresidente.
Este grupo posee intereses en empresas tan variadas como Petroquímica Colombiana, Propilco, Ceal General, Calot Colombiana, Minipak, Rolyquímicos, Topluz, Cobres de Colombia, Colissin, Camarones del Caribe, Flores La Fragancia, Filmtex, Carboquímica, Pinturas Ico, e Inversora. Mayer ha impulsado la producción de artículos como cables, negro de humo, bombillos, flores, derivados de la acuicultura, y fue un promotor decidido para la realización de inversiones en Venezuela.
Una interesante figura del empresariado barranquillero, no solo por sus veinticinco años de recorrido por el sector privado, sino especialmente por su labor como filántropo, como presidente de la Fundación Fútbol con Corazón y de la Fundación Carulla, dedicada a la Fundación de la Primera Infancia, que trabaja en los barrios más vulnerables de Barranquilla, es Samuel Azout, presidente de Carulla Vivero hasta su venta a almacenes Éxito. Ha sido miembro de las juntas directivas de Ecopetrol, Éxito y Aerorepública.
Viene de un hogar económicamente estable donde lo prioritario era la educación de la familia. Estudió en Harvard University School of Government y tiene un B.S. en Applied Economics and Business de la Universidad de Cornell, en los Estados Unidos. Para Azout, que confía plenamente en el trabajo en equipo, los factores del emprendimiento son: mantener el enfoque estratégico, ser consistentes en la ejecución y no perder la visión de futuro. A través del Mannesmann Andino Group, conocemos de la existencia de un judío de la Costa colombiana, figura internacional del mundo de los negocios, Carlos G. Prizzi Glottmann, quien se mueve como pez en el agua entre Londres, Israel y Colombia. Una vida familiar que parece muy agitada no le ha impedido amasar una fortuna considerable, y una serie de reconocimientos por sus ejecutorias.
EL HERALDO ABRIL 6 DEL 2011.
Que bueno es ser judio, ante la adversidad y los problemas sociales, si la gente conociera la religion, costumbres etc. seria tal vez diferente.
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