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Los rezos se celebraban únicamente los sábados por la mañana. Para completar el “minyan” Don Enrique tomo para si el rol de “relacionista publico” que entre otras cosas ejercía espléndidamente, motivando a muchos judíos que dejaran sus negocios para hacerse presentes en la sinagoga y hacer posible las oraciones del “shabath”.
Así comenzó a girar la vida de este magnifico ejemplar humano alrededor de las sinagogas, ejerciendo una verdadera “autoridad” sobre los correligionarios al momento de recabar su presencia en el rezo sabático, que en la región judía se considera sagrado. Esta labor la llevo a cabo toda la vida, sin interrupciones.
Tiempo después trasladaron la sinagoga a la calle Las Vacas entre las carreras La Paz y Progreso. A los correligionarios que tenían instalados sus negocios en esa avenida por el auge comercial de dicha calle, se les facilito asistir a los oficios religiosos debido a la cercanía de la sinagoga. En 1934 se traslada la sinagoga a la calle San Blas entre Ricaurte e Igualdad y Don Enrique continuo su tarea, siempre sonriendo y sin dejar de tararear una melodía del “Sidur”, libro de rezos.
La obsesión de Don Enrique en este sentido fue sublime y el “shabath” siempre se cumplió debido a su dedicado interés en promover la asistencia. En 1949 le ofrecieron en venta a Don Carlos Kalusin las que fueron las instalaciones del Club Alemán en la calle 68, carrera 60, esquina n e todos los miembros aceptaron sin debate alguno.
Este mismo año Don Enrique adquiría una edificación de dos plantas a pocos metros de la sinagoga, la cual fue vendida por Don David Weingorth (z`l).
La ubicación de la nueva residencia, a escasa distancia de la sinagoga, imprimió en Don Enrique un nuevo impulso a su dedicación a ella, convirtiéndose en su “gabay” (auxiliar de rezos), encargándose de velar por la conservación de los libros de rezos y comprometer la asistencia de los miembros de la comunidad al servicio del “shabat” y demás festividades de carácter religioso.
Don Enrique instruyo el servicio religioso de la tarde “el seuda shlishit” la tercera comida que se celebra el sábado al despedirse el sol y antes de terminar el “shabat” con el rezo de avdala. Era el “seuda shlishit” una fiesta para Don Enrique, donde se entonaban las ricas canciones tomadas del sidur, servían una exquisita comida y el rabino contestaba preguntas, su canto contagiaba a los presentes que lo acompañaban con entusiasmo. A raíz de su muerte, se canta una melodía que era su preferida y los asistentes todos dibujan en sus mentes el rostro del querido Hershel, con su cara de niño, de amplia sonrisa, donde siempre brillaban unos pequeños y expresivos ojos. La letra es del Sidur pagina 227. al inaugurarse la sinagoga Bet El, el Consejo Superior del Centro Israelita Filantrópico decidió honrar a cinco personas que representaran las comunidades alemana, ashkenazi y sefardita designando entre ellos a Don Enrique Szteimberg hará que portase uno de los cinco torot al abrirse el arca por vez primera.
Su residencia se transformo en casa hospitalaria donde se hospedaban los rabinos visitantes del interior o el exterior. Sus hijos Moisés y Linda Szteimberg y Anita y Julio Wasserman en homenaje a la memoria de Don Enrique Szteimberg remodelan por su cuenta años de 1990 el salón donde se celebra la seuda shlishit, bautizándolo con el nombre de Salón Hershel.
Don Enrique Szteimberg y Doña Debora Katz de Szteimberg tuvieron dos hijos.
José Moisés y Anita. José Moisés, casado con Doña Linda Kalusin y son sus hijos Alan casado con Mónica Eidelman y son sus hijos Ilan y Carla. Francine casada con el Sr. Jacobo Mandelbaum. Sus hijos Abi, Deborah y Michelle.
Anita, casada con el Sr. Wasserman. Son sus hijos Becky y Jaime. Becky casada con Nelson Rais. Sus hijas Raquel y Dalia.
Los rezos se celebraban únicamente los sábados por la mañana. Para completar el “minyan” Don Enrique tomo para si el rol de “relacionista publico” que entre otras cosas ejercía espléndidamente, motivando a muchos judíos que dejaran sus negocios para hacerse presentes en la sinagoga y hacer posible las oraciones del “shabath”.
Así comenzó a girar la vida de este magnifico ejemplar humano alrededor de las sinagogas, ejerciendo una verdadera “autoridad” sobre los correligionarios al momento de recabar su presencia en el rezo sabático, que en la región judía se considera sagrado. Esta labor la llevo a cabo toda la vida, sin interrupciones.
Tiempo después trasladaron la sinagoga a la calle Las Vacas entre las carreras La Paz y Progreso. A los correligionarios que tenían instalados sus negocios en esa avenida por el auge comercial de dicha calle, se les facilito asistir a los oficios religiosos debido a la cercanía de la sinagoga. En 1934 se traslada la sinagoga a la calle San Blas entre Ricaurte e Igualdad y Don Enrique continuo su tarea, siempre sonriendo y sin dejar de tararear una melodía del “Sidur”, libro de rezos.
La obsesión de Don Enrique en este sentido fue sublime y el “shabath” siempre se cumplió debido a su dedicado interés en promover la asistencia. En 1949 le ofrecieron en venta a Don Carlos Kalusin las que fueron las instalaciones del Club Alemán en la calle 68, carrera 60, esquina n e todos los miembros aceptaron sin debate alguno.
Este mismo año Don Enrique adquiría una edificación de dos plantas a pocos metros de la sinagoga, la cual fue vendida por Don David Weingorth (z`l).
La ubicación de la nueva residencia, a escasa distancia de la sinagoga, imprimió en Don Enrique un nuevo impulso a su dedicación a ella, convirtiéndose en su “gabay” (auxiliar de rezos), encargándose de velar por la conservación de los libros de rezos y comprometer la asistencia de los miembros de la comunidad al servicio del “shabat” y demás festividades de carácter religioso.
Don Enrique instruyo el servicio religioso de la tarde “el seuda shlishit” la tercera comida que se celebra el sábado al despedirse el sol y antes de terminar el “shabat” con el rezo de avdala. Era el “seuda shlishit” una fiesta para Don Enrique, donde se entonaban las ricas canciones tomadas del sidur, servían una exquisita comida y el rabino contestaba preguntas, su canto contagiaba a los presentes que lo acompañaban con entusiasmo. A raíz de su muerte, se canta una melodía que era su preferida y los asistentes todos dibujan en sus mentes el rostro del querido Hershel, con su cara de niño, de amplia sonrisa, donde siempre brillaban unos pequeños y expresivos ojos. La letra es del Sidur pagina 227. al inaugurarse la sinagoga Bet El, el Consejo Superior del Centro Israelita Filantrópico decidió honrar a cinco personas que representaran las comunidades alemana, ashkenazi y sefardita designando entre ellos a Don Enrique Szteimberg hará que portase uno de los cinco torot al abrirse el arca por vez primera.
Su residencia se transformo en casa hospitalaria donde se hospedaban los rabinos visitantes del interior o el exterior. Sus hijos Moisés y Linda Szteimberg y Anita y Julio Wasserman en homenaje a la memoria de Don Enrique Szteimberg remodelan por su cuenta años de 1990 el salón donde se celebra la seuda shlishit, bautizándolo con el nombre de Salón Hershel.
Don Enrique Szteimberg y Doña Debora Katz de Szteimberg tuvieron dos hijos.
José Moisés y Anita. José Moisés, casado con Doña Linda Kalusin y son sus hijos Alan casado con Mónica Eidelman y son sus hijos Ilan y Carla. Francine casada con el Sr. Jacobo Mandelbaum. Sus hijos Abi, Deborah y Michelle.
Anita, casada con el Sr. Wasserman. Son sus hijos Becky y Jaime. Becky casada con Nelson Rais. Sus hijas Raquel y Dalia.
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