Si no hablamos en la Costa el mejor y más docto o empírico castellano de Colombia, sí producimos un lenguaje original: Eche... esa vaina qué es, ah? Alfredo de la Espriella
La extroversión, la irreverencia y el descomplique del costeño se exaltan en su peculiar forma de hablar. Es apresurada, omite letras, usa volumen alto y primera persona. Además de la voz se usan las manos, los hombros, todo el cuerpo, una síntesis de la facilidad de expresión y la alegría comunicativa del costeño.
Dichos y expresiones identifican a todos los naturales del Caribe colombiano. contracción para qué se transforma en pa 'qué, para cuando en pa 'cuando y para mañana en pa 'mañana y la precipitación Existen también claras diferencias entre los estilos de unos y otros departamentos.hace que este que está acá atrás se transforme en ete-que-ta-ca-trá.
Existen también claras diferencias entre los estilos de unos y otros departamentos. Entre Bolívar, Sucre y Córdoba, y el Atlántico. O La Guajira y Cesar, y Magdalena. En muchos lugares, sobre todo en las sabanas de Bolívar y Sucre, es común oír decir vedde en vez de verde o la puetta en vez de puerta, duplicando la consonante que sigue a la ere. Algo similar ocurre en otros países del Caribe que comparten las mismas raíces.
En Puerto Rico la ere se convierte en ele al hablar mas no al escribir, lo mismo que en nuestra Costa Atlántica. Dicen velde y puelta. Y es grande el parecido que tienen un panameño y un cartagenero al hablar. En el departamento del Atlántico y en el del Magdalena, desaparece el golpeao propio de los bolivarenses y sucreños y la musicalidad del hablar vallenato y guajiro.
La extroversión, la irreverencia y el descomplique del costeño se exaltan en su peculiar forma de hablar. Es apresurada, omite letras, usa volumen alto y primera persona. Además de la voz se usan las manos, los hombros, todo el cuerpo, una síntesis de la facilidad de expresión y la alegría comunicativa del costeño.
Dichos y expresiones identifican a todos los naturales del Caribe colombiano. contracción para qué se transforma en pa 'qué, para cuando en pa 'cuando y para mañana en pa 'mañana y la precipitación Existen también claras diferencias entre los estilos de unos y otros departamentos.hace que este que está acá atrás se transforme en ete-que-ta-ca-trá.
Existen también claras diferencias entre los estilos de unos y otros departamentos. Entre Bolívar, Sucre y Córdoba, y el Atlántico. O La Guajira y Cesar, y Magdalena. En muchos lugares, sobre todo en las sabanas de Bolívar y Sucre, es común oír decir vedde en vez de verde o la puetta en vez de puerta, duplicando la consonante que sigue a la ere. Algo similar ocurre en otros países del Caribe que comparten las mismas raíces.
En Puerto Rico la ere se convierte en ele al hablar mas no al escribir, lo mismo que en nuestra Costa Atlántica. Dicen velde y puelta. Y es grande el parecido que tienen un panameño y un cartagenero al hablar. En el departamento del Atlántico y en el del Magdalena, desaparece el golpeao propio de los bolivarenses y sucreños y la musicalidad del hablar vallenato y guajiro.
¡CIPOTE VAINA!
En la costa atlántica algunos vocablos y palabras adquieren significados insospechados que pueden confundir al forastero, pues necesitaría de un diccionario para poder entender al costeño común y corriente.
Algunas palabras parecen increíblemente contradictorias en relación con el uso que hacen de ellas en otras regiones. O se les da un significado especulativo o cambian radicalmente su sentido y su valor. "Algunas llegan a ser groseras en ciertas latitudes, o simples y sin malicia en otras partes, como en los casos de vaina, bollo, papaya, cogecoge, jopo, bojote" (De la Espriella).
Sobre la generalización y popularidad de la autóctona y vernácula terminología costeña en todos los sectores sociales, Alfredo de la Espriella considera que palabras como eche.. .ve... mamola... la pinga. -y otras con acento más agudo, son corrientes en cualquier conversación que se prolongue.
Dice que en nuestro lenguaje jacarandoso, también lo más natural por cualquier indigestión verbal es miedda, así con d y no con ere, que es como suena más autóctono; y a lo mejor menos fétida. Según el mismo autor son comunes y corrientes expresiones cómo mamadera de gallo, y cipote vain a.
O la palabra que no por clásica deja de ser fea cuando se hace referencia a una borrachera o juma: pea. Los románticos piropos se transforman fácilmente en la costa por ¡cipote hembra, no joda! ó ¡esa vieja está más buena que el carajo! Ya también es normal que en vez de decirle a una persona que se apure, decirle que se ponga pilas, o decirle carretillero a alguien en vez de mentiroso.
EN LENGUA
Además de este español costeño, que no niega el tratamiento fino de nuestro idioma por algunos pobladores de la costa, existen lenguas propias de las comunidades indígenas que han enriquecido nuestro vocabulario con palabras como iguana, achiote, ipecacuana y muchas más.
Los negros costeños, descendientes de los africanos, han hecho su aporte léxicológico con palabras como congo, mandinga, cazimba, macondo, mondongo, chamba.
El modo peculiar del hablar costeño, está profundamente influenciado por la musicalidad, la sal y la pimienta que le aportó el hombre negro traído desde África.
Y es precisamente la comunidad costeña de San Basilio de Palenque, la única que entre los negros del país conserva una lengua propia que sus habitantes han bautizado precisamente con el nombre de lengua y a su uso, hablar en lengua. San Basilio es una población enclavada en el sur del departamento de Bolívar y producto de la actividad de los negros cimarrones costeños a finales del siglo XVI.
La lengua criolla que hoy hablan los palenqueros de San Basilio es una especie del Ki-kongo, lengua africana de la familia Bantú, de donde proviene la mayor parte de la comunidad negra costeña.
A ten Kaló significa hace calor, ombe, fieta á kelá qüeno hombre la fiesta quedó buena, a tené un majaná he a sé montá andima kabayo ané k'un ma puya, hay unos muchachos que montan en sus caballos con unas puyas.
En la costa atlántica algunos vocablos y palabras adquieren significados insospechados que pueden confundir al forastero, pues necesitaría de un diccionario para poder entender al costeño común y corriente.
Algunas palabras parecen increíblemente contradictorias en relación con el uso que hacen de ellas en otras regiones. O se les da un significado especulativo o cambian radicalmente su sentido y su valor. "Algunas llegan a ser groseras en ciertas latitudes, o simples y sin malicia en otras partes, como en los casos de vaina, bollo, papaya, cogecoge, jopo, bojote" (De la Espriella).
Sobre la generalización y popularidad de la autóctona y vernácula terminología costeña en todos los sectores sociales, Alfredo de la Espriella considera que palabras como eche.. .ve... mamola... la pinga. -y otras con acento más agudo, son corrientes en cualquier conversación que se prolongue.
Dice que en nuestro lenguaje jacarandoso, también lo más natural por cualquier indigestión verbal es miedda, así con d y no con ere, que es como suena más autóctono; y a lo mejor menos fétida. Según el mismo autor son comunes y corrientes expresiones cómo mamadera de gallo, y cipote vain a.
O la palabra que no por clásica deja de ser fea cuando se hace referencia a una borrachera o juma: pea. Los románticos piropos se transforman fácilmente en la costa por ¡cipote hembra, no joda! ó ¡esa vieja está más buena que el carajo! Ya también es normal que en vez de decirle a una persona que se apure, decirle que se ponga pilas, o decirle carretillero a alguien en vez de mentiroso.
EN LENGUA
Además de este español costeño, que no niega el tratamiento fino de nuestro idioma por algunos pobladores de la costa, existen lenguas propias de las comunidades indígenas que han enriquecido nuestro vocabulario con palabras como iguana, achiote, ipecacuana y muchas más.
Los negros costeños, descendientes de los africanos, han hecho su aporte léxicológico con palabras como congo, mandinga, cazimba, macondo, mondongo, chamba.
El modo peculiar del hablar costeño, está profundamente influenciado por la musicalidad, la sal y la pimienta que le aportó el hombre negro traído desde África.
Y es precisamente la comunidad costeña de San Basilio de Palenque, la única que entre los negros del país conserva una lengua propia que sus habitantes han bautizado precisamente con el nombre de lengua y a su uso, hablar en lengua. San Basilio es una población enclavada en el sur del departamento de Bolívar y producto de la actividad de los negros cimarrones costeños a finales del siglo XVI.
La lengua criolla que hoy hablan los palenqueros de San Basilio es una especie del Ki-kongo, lengua africana de la familia Bantú, de donde proviene la mayor parte de la comunidad negra costeña.
A ten Kaló significa hace calor, ombe, fieta á kelá qüeno hombre la fiesta quedó buena, a tené un majaná he a sé montá andima kabayo ané k'un ma puya, hay unos muchachos que montan en sus caballos con unas puyas.
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