Una de las pocas edificaciones que, pese al paso de los años, aún quedan en pie del barrio Las Quintas, sector de la vieja Barranquilla que se caracterizaba por su majestuosa arquitectura, es la que está situada en el núcleo central del predio donde funcionó hasta hace unos días la Universidad Reformada (carrera 46 con calle 48).
Estas instalaciones, también conocidas por haber sido sede por muchos años del Colegio Americano, han entrado a la palestra local gracias al rumor que se ha propagado sobre que la multinacional Homecenter las adquirió, aprovechando la proyección que tendrá el sector ante la renovación de la Plaza de la Paz. EL HERALDO conoció que la negociación no ha podido finiquitarse, debido a que el Consejo Distrital de Patrimonio está estudiando el caso para determinar la ficha técnica del predio y si debe conservarse o no.
Al evocar la historia de esta edificación encontramos que, a comienzos del siglo pasado, fue construida allí la casa-quinta La Esperanza que perteneció al primer gobernador del Atlántico, Diego De Castro. Según el rector de la Universidad Reformada, el reverendo Milciades Púa, posteriormente en 1928, la propiedad fue adquirida por la Iglesia Presbiteriana, para el funcionamiento del Colegio Americano para Señoritas, que era también internado.
En un principio, la institución era liderada por misioneras norteamericanas que dictaban clases a las hijas del cónsul norteamericano de la época y a otras hijas de familias prestigiosas. El reverendo relata que en 1959 el bachillerato de la institución fue trasladado a la sede de la carrera 38, donde sigue funcionando hasta hoy. El lote –de 10.800 metros cuadrados, 4.200 de ellos construidos– quedó abandonado por casi 12 años.
“En la década del 70, cuando se construyó la primaria en la sede de la carrera 38, la Iglesia Presbiteriana decidió vender el predio. Mientras se hacía el proceso de la venta, la Iglesia puso a funcionar ahí la jornada adicional y el Programa para Adultos del Colegio Americano, Paca. Después, en 1989 creó el Seminario Teológico Presbiteriano y en el 2002 se fundó la Universidad Reformada”, sostiene el educador.
Debido a la antigüedad de su primera edificación –con el paso de los años se construyeron 4 más– este inmueble ha generado dudas sobre si es patrimonio arquitectónico.
De acuerdo con Milciades Púa, “para el Estado, en algunos momentos, esto ha sido patrimonio histórico. Pero, evidentemente no es arquitectónico, debido a que los cinco edificios (entre ellos el paraninfo Quimby) que constituyen la institución son independientes y tienen diferentes tipologías arquitectónicas”.
Púa agrega que, además, por haber tenido varias intervenciones en su infraestructura, ‘La Esperancita’ perdió gran parte de su estructura original. Insiste en que “histórico sí es por el valor del Colegio Americano para la ciudad, el cual fue la primera institución que impartió la coeducación de hombres y mujeres (mixta) en la región. El Americano fue el colegio que acogió a los hijos de los inmigrantes europeos, árabes, judíos, chinos, etc, además, los de madres solteras, divorciados, quienes no eran aceptados en los colegios tradicionalmente católicos”, dice.
Para el directivo universitario, varios hechos les han demostrado que lo de patrimonio es un mito: “en primer lugar, pagamos servicios públicos con tarifas comerciales e impuestos anuales altísimos”. Segundo, el cerramiento que tenía en la fachada, que fue construido con la quinta, fue demolido por el Distrito cuando se construyó la vía del Transmetro en Olaya Herrera.
Púa también aclaró que el traslado de la universidad a las instalaciones del Colegio Americano es independiente de la venta del inmueble. Afirma que una de las razones por las que la institución se muda es de carácter filosófico, que es consolidar el sistema educativo integral presbiteriano: desde prescolar hasta la educación superior en un mismo campus.
MOTIVACIONES
Del traslado y la venta. El reverendo Milciades Púa, rector de la Universidad Reformada, sostuvo que el predio donde funcionaba la institución ha estado varias veces en posibilidad de venta.
Uno de los factores que ha motivado la decisión de la comunidad Presbiteriana es que su mantenimiento se volvió insostenible, “los salones no tienen las condiciones favorables para los estudiantes (eso nos lo ha dicho el Ministerio de Educación) y se necesitan inversiones muy altas para adecuarlos. Además, los costos en servicios públicos con tarifas comerciales, e impuestos como el Predial y Valorización son altísimos, lo que indica que no es un patrimonio”, dijo.
La Universidad contaba con 4.200 M2 de construcción y 23 aulas, pero para seguir creciendo necesita más de 38 salones. “Si el Estado nos eximiera de impuestos, disminuyeran los servicios públicos y nos dieran un auxilio para sostenimiento de la propiedad, la conservaríamos”.
Por Liz Held Casalins
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