“El mar es uno solo. Viene y va, huye, vuelve, se aleja en largas fugas enamoradas, breves despedidas, retornos, y es siempre el mar de ayer, el mismo de mañana, de nunca más, eterno.
Meira del mar.
Estos versos vivos de nuestra mas grande poetisa comprueban una realidad ya sugerida en el mismo nombre de nuestro departamento: su pertenencia sensible, cultural y humana al océano Atlántico que en esta, nuestra entrañable región, preferimos llamar por el nombre familiar de Mar Caribe.
Los cien años que acabamos de celebrar en el 2005, capitaneados por el gobernador Carlos Rodado Noriega, nos llenan de orgullo republicano, pero deben sumarse, en historia natural, a esos otros cuatrocientos años desde que llegaron en 1502 los españoles y a los milenios incontables transcurridos desde que el primer nativo vio la luz alguna vez en estas tierras. El español Rodrigo de Bastidas conoció a Caballo un territorio que su sucesor, Pedro de Heredia, primer gobernador de Cartagena, habría de bautizar como Partido de Tierradentro. Heredia, por cierto, se enfrento en fiero combate con los nativos de Tubará, a quienes derroto. Luego continúo su viaje por el Rió Grande de la Magdalena hasta llegar a los dominios del cacique Malambo, quien lo recibió en son de paz. Todo el territorio, hay que decirlo, estaba habitado por indios mocanaes, de la raza caribe, nuestros ancestros.
Cuando los españoles ya se habían hecho al control del territorio, en 1772, este pasó a llamarse Corregimiento de Tierradentro integrado por tres capitanías: la de Barranquilla, la de Campo de la Cruz y una tercera cuya sede se alternaban entre Santo Tomas y Sabanalarga. Ya en 1813 se le llamo Departamento de Barlovento por el nombre del sitio donde los españoles, nuestros otros ancestros, guardaban la pólvora.
Concluida la gesta de la independencia, y en busca de una organización administrativa que nos distanciara de la colonia, se suprime en 1824 el citado departamento, y a partir de el se forman dos cantones: el de Soledad y el de Barranquilla, a los cuales se añade, en 1833, el de Sabanalarga, pero todos sometidos aun al dominio de la
Habrá que esperar más de una década, hasta 1852, para que surja la provincia de Sabanilla, no sujeta por fin al yugo de Cartagena. Cinco años más tarde se le da el calificativo de departamento, pero, como un reflejo cambiante, como el sol y las nubes espejeándose sobre las aguas trémulas del mar, nuestro terruño reflejaba la inestabilidad política del país, que fugaces constituciones decretaban, alternativamente, federalista y centralista. De modo que el Departamento de Sabanilla, aun a esas alturas, término formando parte del Estado Soberano de Bolívar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Su comentario es importante. Gracias